Es fácil hacer chistes entre lo ocurrido en Jaén y el título de la obra maestra del dramatugo Tennessee Williams: Un tranvía llamado Deseo (A streetcar named Desire) . Pero en Jaén, ni la situación le hace gracia a nadie ni parece que "deseo" sea el mejor nombre para ese tren. De hecho, es la mayor polémica que se ha producido en décadas en la ciudad y toda una experiencia de la que a buen seguro ha tomado nota la Junta para ciudades como Córdoba.

El proyecto nació en el 2007 y fue el proyecto estrella del PSOE jiennense, con el apoyo decidido de la Junta y del gobierno local, del PSOE en coalición con IU. Nada más proponerse, salieron detractores como comerciantes, ecologistas, colectivos vecinales diversos y, sobre todo, el PP. Entre otras razones se criticaba su alto coste (75 millones de euros), que no vertebraba a los barrios de jaén con su trazado por el centro y note, el impacto medioambiental y el efecto negativo de las obras, duraron más de los 20 meses previstos con todo tipo de contratiempos. ¡Hasta se encontró un yacimiento del calcolítico! Eso sí, los trámites tuvieron una agilidad inaudita: en un año desde la propuesta, el proyecto ya estaba en construcción.

Eso no hizo sino aumentar la polémica, que se tradujo hasta en manifestaciones. A estas protestas también fueron miembros del consejo Local de IU, lo que abrió una crisis dentro del partido de cogobierno y en la propia coalición. La disputa, que arreciaba en cada periodo electoral, incluso salpicó a Rosa Aguilar en su etapa de consejera de Obras Públicas, a la que los parlamentarios del PP boicotearon en una sesión de la Cámara autonómica.

El caso es que, pese a todo, la obra terminó hace unos meses, se contrató en periodo de formación a medio centenar de trabajadores y se hicieron viajes de prueba en plena campaña electoral, viajes gratuitos, lo que llevó a la empresa de autobuses de Jaén a denunciar al tranvía y a que un juez paralizase el servicio. El caso es que tras la victoria electoral del PP, el nuevo gobierno local, del alcalde José Enrique Fernández Moya, se ha encontrado el tranvía hecho, medio centenar de trabajadores a los que pagar, un alquiler anual de 1,7 millones de los vagones, un mantenimiento de la red que no es precisamente barato, el tranvía, parado y la red deteriorándose. Un poema.

Ayer mismo, la polémica seguía y Europa Press recogía cómo el PSOE acusaba al gobierno local de "retroceder" en los avances en materia de tráfico, a la vez que el equipo de gobierno abogaba de nuevo por una "macroconcesión" de la gestión del tranvía para reducir costes, lo que se con cierto optimismo por la Junta, decidida a convocar en septiembre la comisión técnica de seguimiento para desbloquear el asunto.

Como ven, un lío tremendo, un culebrón sobre un proyecto que a muchos cordobeses les sonará. Eso sí, con la diferencia de que en Jaén se discutió y se discute... pero la obra se hace. En Córdoba, no.