Elías Fereres Castiel (nacido en Larache, Marruecos, en 1946) tiene un curriculum tan extenso como las horas de investigación y de trabajo de campo, nunca mejor empleada esta frase, que lleva acumuladas en su intensa vida académica y científica. Fereres es catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y Montes (Etsiam) de la Universidad de Córdoba e investigador del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC en Córdoba. Cursó sus estudios de ingeniero agrónomo en la Politécnica de Madrid (1969) y se doctoró en California (Davis), donde trabajó seis años. En 1982 regresó a España al obtener, por oposición, la Cátedra de Producción Vegetal de la Etsiam y ya se asentó en Córdoba hasta la actualidad. En 1991 fue nombrado presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ( CSIC), cargo que dejó en 1992 para ocupar la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia, donde permaneció hasta 1994. Elías Fereres es académico numerario y presidente de la Real Academia de Ingeniería de España y miembro de la Academia Europea. Fue Premio Andalucía de investigación en Arquitectura e Ingeniería en el 2012. Y en el 2017 será el presidente del Consejo Mundial de Academias de Ingeniería y Tecnología (Caets).

-¿Qué labor efectuará como presidente del Consejo Mundial de Academias de Ingeniería y Tecnología?

-Soy el presidente de la Academia Española de Ingeniería, que forma parte del Consejo Mundial de Academias de Ingeniería y Tecnología, junto a otras notables como la americana, inglesa o china. En el 2016 la presidencia recayó en el Reino Unido, que ha dejado el listón muy alto, y ahora le tocaba el turno a España. Caets pone en contacto a las distintas academias que estudian las buenas prácticas de cada país y hace informes en red para avanzar en ingeniería y para desarrollar esta disciplina en países menos desarrollados. La convocatoria de Caets será en otoño del 2017 en Madrid. Contará con un debate interno de las academias sobre diferentes temas como la diversidad en ingeniería, dirigida a conseguir que más mujeres estudien esta titulación. También se analizará la ética en ingeniería y el tratamiento de megadatos (big data). Además, habrá una conferencia internacional sobre la bioeconomía. La conferencia abordará cómo puede la ingeniería mejorar la seguridad alimentaria del futuro, la bioeconomía azul (todas las oportunidades que surgen de la explotación de los océanos, al margen de la pesca, para producir alimentos, nuevos materiales y fármacos) y la innovación en las energías renovables incluidas en la bioeconomía (como, por ejemplo, la biomasa).

-¿En qué nivel se encuentra actualmente el sector agrario cordobés con respecto a Andalucía y España?

-La agricultura andaluza tiene un nivel muy elevado a nivel internacional. El sistema agrario andaluz ha experimentado en los últimos 30 años un desarrollo silencioso (porque no llama la atención como otros sectores de la economía), pero a la vez extraordinario. Dentro del alto nivel que hay en Andalucía, Córdoba se encuentra bien posicionada. Tiene una agricultura menos intensiva que otras provincias costeras como Almería o Huelva, o respecto a Sevilla. El agrosistema cordobés es más estable, porque cuenta con un secano productivo, con buenos suelos y con unas precipitaciones abundantes, aunque en estos momentos no sea así. Por eso, los cultivos anuales de cereal, olivo y leguminosas son bastante productivos, si bien actualmente se estén viendo sometidos a las fluctuaciones de las condiciones meteorológicas. El regadío está evolucionando y se va intensificando cada día más, aunque la disponibilidad de agua limita la expansión del regadío en nuestra provincia.

-Qué evolución ha tenido el olivar en la provincia en los más de 30 años que lleva en Córdoba?

-El olivar es el cultivo que en Córdoba y en Andalucía ha experimentado la mayor transformación, debido a que el agricultor-empresario ha innovado en nuevas plantaciones y además ha recibido el apoyo de la investigación. Quisiera recordar la labor de Miguel Pastor, ingeniero agrónomo ya fallecido, que fue un investigador que aportó mucho a los avances del olivar cordobés, desde su trabajo en el Ifapa. Fue uno de los promotores de la intensificación del olivar, que ha logrado que la producción se multiplique en los últimos 30 años. Cuando llegué a Córdoba a principios de los años 80 se estaban arrancando olivos y este cultivo se encontraba en crisis. La intensificación lo ha vuelto productivo y rentable. Además, se ha conseguido un aceite de alta calidad.

-¿Qué otros cultivos están predominando en Córdoba?

-Los cítricos de Palma del Río y de la Vega del Guadalquivir son famosos y están posiblitando una exportación que está dando muy buenos resultados. Por otro lado, se está apreciando una expansión actual del almendro, que puede ser muy interesante para la provincia, y tanto el pistacho como el nogal, que son cultivos alternativos al olivo, se podrían cultivar en zonas de riego, como las de la Vega, con éxito. Es una inversión a largo plazo, pero hay una demanda mundial de frutos secos, porque interesan en países como China, ya que el consumo de estos productos es superior a lo que estas naciones pueden producir. Los frutos secos son una oportunidad para Córdoba, que puede convertirse en un referente en la producción española.

-La temperatura media ha subido en julio, agosto y septiembre con respecto a las dos últimas décadas en toda Andalucía. Desde su ámbito de trabajo, ¿cómo están trabajando para combatir estos condicionantes?

--El planeta Tierra se está calentando y hay estudios científicos que lo certifican, pero no se sabe precisar cómo afectará al clima futuro de Córdoba. No es una buena noticia para Córdoba, porque ya estamos sometidos a altas temperaturas medias en verano. Sabemos que el clima será más cálido, pero no exactamente cuánto subirá la temperatura en Andalucía. Por eso, la agricultura tiene que adaptarse al incremento de las temperaturas. Lo que es un problema podría ser una oportunidad. Aprovechando que los veranos, como el actual, son más largos de lo normal, el agricultor que cultiva cereales no debe esperar a diciembre, sino que puede sembrar antes nuevas variedades, ya que, si dispone de riego, puede aprovechar que las temperaturas de otoño son mejores que las de la primavera tardía, en la que suele hacer más calor. Por otro lado, puede tratar de introducir nuevos cultivos tales como hortalizas de otoño-invierno, tipo brócoli, coliflor o guisantes. Y, si cuenta con riego, sembrar en agosto y cosechar en noviembre o diciembre. En cuanto a la estevia, quinoa o aloe vera, son cultivos interesantes, pero muy especializados, por lo que no pueden sembrarse en miles de hectáreas porque el mercado que compra estos productos es limitado.

-El riego ha salvado en gran parte la cosecha de olivar estos dos últimos años. Pero si seguimos abusando de los embalses, ¿cómo se podrá regar?

-Los embalses aún no están mal del todo porque se encuentran por encima del 40%. Las lluvias que se van a producir en los próximos años es otra de las incógnitas, ya que aunque hay estudios que sostienen que lloverá menos en el Mediterráneo, no se sabe cómo ni cuánto menos. Lo único que se podrá hacer es redistribuir el agua hacia los cultivos que sean más rentables y aprovechar mejor las aguas subterráneas en las épocas de más lluvia. Por motivos económicos y ecológicos, es difícil que Andalucía pueda contar con nuevos embalses ni con más recursos hídricos y ya nos hemos acercado a su explotación óptima.

-¿Qué están aportando científicos cordobeses a las mejoras agrícolas en Córdoba?

-Además de la intensificación del olivar antes citada, se estudia cómo combatir el posible problema de la Xylella, una bacteria que está matando olivos en el sur de Italia. Se trabaja desde la UCO y desde el CSIC para anticiparnos al riesgo que significa esa plaga. Se ha conseguido también en el IAS-CSIC un trigo sin gluten y otros muchos avances en la investigación agraria cordobesa que aportan nuevas ideas para que el agricultor vaya resolviendo mejor sus problemas.

-Córdoba ocupa un papel importante en el ámbito de la agricultura ecológica. ¿Cómo podría seguir impulsandose este sector?

-Es una opción productiva muy interesante porque los mercados la demandan. Pero aumentar la producción ecológica reduciendo costes es difícil.

-¿Cómo se resuelve la falta de alimentos en los países menos favorecidos?

-La solución es complicada, pero parte de la misma está en reducir la comida que se tira en el primer mundo y ayudar a estas naciones a producir sus propios productos para no depender tanto de la ayuda exterior. Cerca de mil millones de habitantes presentan obesidad y comen en exceso en el mundo, frente a los más de mil millones que no tienen suficiente comida.

-¿Sigue habiendo pocas mujeres ingenieras en España?

-En las ingenierías solo hay un 25% de mujeres, pero en Agrónomos y Montes se acerca al 50%.

-¿Por qué se asocian los transgénicos a algo negativo?

-Por falta de información, pero la producción de transgénicos se tiene que resolver a nivel europeo, ya que estos cultivos no presentan problemas y hay casos en los que no necesitan pesticidas.

-El edificio de la Etsiam continúa abandonado, al no prosperar iniciativa alguna para darle un nuevo uso. ¿Le da pena verlo así?

-Pues sí, me da pena. Y siento que no haya cuajado propuesta alguna para relanzar este edificio, aunque entiendo que para la Universidad de Córdoba presentaba un coste mantenerlo.