El grupo de investigación en Inmunopatología del Instituto de Investigación Sanitaria Biocruces de Barakaldo, del que es responsable Francisco Borrego Rabasco (Iznájar, 1961), acaba de obtener una ayuda de 300.000 euros de la fundación científica de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), con el objetivo de avanzar en las investigaciones que lidera contra esta enfermedad. Este doctor, que atiende a este diario aprovechando que pasa estos días en su Iznájar natal, cuenta que ha sido el primer médico de su familia y también el primero en realizar estudios universitarios de cualquier tipo. Estudió Medicina en Córdoba. Empezó su tesis doctoral en el laboratorio de Inmunología de la Facultad de Medicina de Córdoba y se dio cuenta de que esa actividad le apasionaba. Fue el primer doctorando del exdecano de Medicina y actual secretario general de Investigación de la Junta de Andalucía, Rafael Solana, y el codirector de su tesis fue el inmunólogo y exrector de la Universidad de Córdoba, José Peña. Con ambos sigue en contacto y desarrollando colaboraciones. La actividad investigadora de Francisco Borrego está fundamentalmente dedicada al estudio de los receptores de superficie (activadores e inhibidores) y en cómo regulan las funciones celulares. Concretamente su grupo tiene un especial interés en conocer cómo estos receptores regulan las funciones efectoras de las células NK (un tipo de linfocito perteneciente al sistema inmunitario conocido como natural killer en inglés) y en la búsqueda de nuevas estrategias con el objetivo de modular la actividad NK para combatir el cáncer. Las células NK tienen un papel muy relevante en la destrucción de células infectadas y células tumorales.

-En Estados Unidos ha hecho parte de su carrera. ¿Qué experiencia obtuvo en esa etapa?

-Llegué como investigador posdoctoral en 1995 y en el 2000 me hicieron científico de plantilla. La experiencia fue impresionante. Es otro mundo porque la cultura investigadora americana es diferente a la nuestra. Es muy dinámica. Los Institutos Nacionales de la Salud son un organismo público del Gobierno Federal, en el que apenas existe la endogamia y en donde existen unos controles de calidad que velan para que el trabajo llevado a cabo en los laboratorios sea productivo. En España aún cuesta trabajar en un lado u otro, no hay ese grado de dinamismo y movilidad, aunque poco a poco esto va cambiando. En cambio, en Estados Unidos no es así y eso permite incrementar los conocimientos y la adquisición de habilidades para desarrollar mucho mejor tu trabajo. En aquel tiempo, en el laboratorio de estos institutos, lo que hicimos fue trabajar sobre unas moléculas de las células NK que sirven para reconocer células tumorales. Y analizábamos cómo esta interacción de las células NK con las células tumorales, a través de estas moléculas, determinaban que las células NK se activaran o no, por tanto destruyendo o no las células tumorales. En este laboratorio trabajábamos profesionales de todos los continentes y culturas.

-En el 2008 fue contratado por la Agencia Americana del Medicamento (cuyas siglas en inglés son FDA) y allí comenzó a dirigir otro grupo de investigación.

-En esta importante agencia ejercí dos trabajos. Por un lado, dirigí un grupo de investigación, trabajando de nuevo con las células NK y con un grupo de moléculas que se llaman CD300, pero además en la FDA formé parte de un equipo que realizaba labores de revisión de ciertos medicamentos para tratar enfermedades, que llegaban a la agencia para ser aprobados. Tuve el privilegio de participar en los equipos que aprobaron dos medicamentos, dos anticuerpos monoclonales para el tratamiento del cáncer. Uno de ellos, el brentuximab vedotin (Adcetris), se usa para el tratamiento de ciertos tumores hematológicos (los linfomas). Y el segundo, el trastuzumab emtansina (Kadycla) se indica para el tratamiento de ciertos cánceres de mama.

-Tras 18 años en Estados Unidos. ¿Por qué decidió volver a España en el 2013?

-Llevaba ya muchos años en Estados Unidos. Y, aunque solía venir todos los años una o dos veces a España, echaba de menos a mi familia y mi padre estaba mayor. Un día, de casualidad, recibí un correo electrónico que anunciaba plazas para el instituto de investigación en el que trabajo. Me presenté y me contrataron.

-¿Su labor se centra en la investigación o abarca otras áreas?

-Me dedico a la investigación y también a la docencia, porque dirijo tesis doctorales a alumnos. También participo como docente en varios másteres universitarios. Una investigadora posdoctoral de mi equipo y yo hemos organizado un curso de verano este año en la Universidad del País Vasco sobre Inmunología.

-¿Sus investigaciones siempre han estado relacionadas con el abordaje del cáncer o persiguen tratar otras enfermedades?

-He trabajado casi durante toda mi carrera en las células NK, pero casi siempre desde un punto de vista básico. Y sabemos hoy en día que estas células NK tienen bastante relevancia en la lucha del sistema inmune frente al cáncer, pero también contra otras enfermedades, como ciertas infecciones virales, caso del citomegalovirus o el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). La otra línea que tenemos en el laboratorio se centra en las moléculas CD300 y en su relación con las alergias. Pronto publicaremos un artículo sobre el tema y para ello estamos estudiando a niños alérgicos a la leche. Trabajamos en la Inmunología en general.

-¿Me puede explicar algo más acerca de esas células NK?

-Los resultados clínicos mejores con estas células se han dado en el cáncer hematológico, pero se están ampliando a otros tumores sólidos. En cánceres hematológicos, sobre todo en aquellos sujetos que necesitan un trasplante de médula haploidéntico, es decir de otra persona, la selección de ese donante puede ser muy importante, porque dependiendo de la clase de receptores que esas células NK del donante tengan puede haber un mejor pronóstico del tumor subyacente en el receptor, es decir en el paciente con cáncer. Para ello hay que hacer estudios del donante que te pueden indicar cuál puede ser el mejor para el trasplante con respecto a las células NK. Otra opción es que sabemos que las células NK son muy importantes en el mecanismo de acción de anticuerpos monoclonales que se usan en el tratamiento de otros cánceres como son el de mama, cabeza y cuello o algunas leucemias reincidentes. Hay otras dos indicaciones, administrar al paciente células NK propias de él, que se extraen y se manipulan añadiéndoles sustancias para que tengan un incremento de sus funciones contra el cáncer o se pueden obtener estas células NK de un donante con el mismo procedimiento de ser tratadas en el laboratorio. La cuarta posibilidad es administrar células NK, tanto del propio paciente o de un donante que se han modificado genéticamente para que puedan luchar mejor frente al cáncer.

-El abordaje médico frente al cáncer ha venido de la mano de la quimioterapia, radioterapia y cirugía. ¿Está considerada ya la inmunoterapia como el cuarto tratamiento existente?

-Sí, sin ningún género de duda. Estuve hace algo más de un mes en Pamplona en un congreso sobre inmunoterapia y este tratamiento se ha establecido ya como uno más y habrá muchos más usos para la inmunoterapia en los próximos años. Gracias a estas novedades los clínicos poseen mejores y diferentes herramientas y lo que se está empezando a comprobar es que la combinación de estos tratamientos, por ejemplo la combinación de inmunoterapia con radioterapia, es capaz de crear una sinergia que ayuda mucho más a combatir el cáncer. Por otro lado, hay que destacar un tratamiento revolucionario aprobado recientemente en Estados Unidos para tratar la leucemia linfoblástica aguda. Este tratamiento se denomina CAR (receptor quimérico de antígeno) y su desarrollo es un ejemplo claro de cómo la investigación en Inmunología ha sido decisiva para el diseño de nuevos medicamentos. Desafortunadamente, la terapia con CAR es muy cara, probablemente porque es un tratamiento muy personalizado, pero espero que con el paso del tiempo se abarate. En España esta terapia se está administrando, en el contexto de ensayos clínicos, en los hospitales Clinic y Sant Joan de Deu de Barcelona. Y en otros hospitales, como La Paz y el 12 de Octubre de Madrid empezarán muy pronto.

-¿Las farmacéuticas están apostando por los tratamientos basados en la inmunoterapia, aunque sean más caros?

-La inmunoterapia tiende a ser bastante cara, pero va a abaratarse poco a poco. Por ejemplo, ya están apareciendo biosimilares (genéricos) de algunos anticuerpos monoclonales, lo que ayudará a disminuir los precios. Las farmacéuticas están apostando fuertemente por la inmunoterapia porque los resultados son espectaculares y eso que aún hay mucho que investigar.

Con la ayuda de 300.000 euros que la Asociación Española contra el Cáncer ha concedido al grupo que dirige Francisco Borrego este doctor ha comenzado a trabajar en el proyecto Trasplante de precursores hematopoyéticos autólogo en el tratamiento del cáncer: caracterización del papel de las células NK. Esta investigación se va a desarrollar durante 3 años en el Instituto de Investigación Sanitaria de Biocruces y el equipo está formado por investigadores básicos de este instituto y del CIC Biomagune, en San Sebastián, y además colaboran médicos de los 3 hospitales vascos, en los que se realizan trasplantes de precursores hematopoyéticos (o TPH) autólogos, también llamados trasplante de médula ósea autólogo o del propio paciente.

-¿Puede explicar el proyecto?

-El trasplante de precursores hematopoyéticos autólogo es una herramienta terapéutica utilizada en un número significativo de pacientes con cáncer. El éxito del TPH autólogo y del pronóstico del cáncer subyacente depende de muchos factores, entre ellos una efectiva y rápida reconstitución del sistema inmune tras el trasplante, con un especial énfasis en las células NK. Estas células como ya hemos mencionado antes se caracterizan por su capacidad para detectar y matar células tumorales. Con este proyecto estamos estudiando la reconstitución del conjunto de células NK tras el TPH autólogo con el objetivo de identificar nuevos biomarcadores o eventos que se producen en un sistema biológico y que se interpretan como indicador del estado de salud y se asocian con un buen pronóstico. Además, investigaremos sobre los métodos más efectivos para la generación de células NK que se caractericen por una actividad antitumoral aumentada y por una vida más larga. La fabricación de células NK con alta actividad anticancerosa podría tener un uso potencial como terapia celular adoptiva en el tratamiento de tumores refractarios, en especial en combinación con otras herramientas terapéuticas, como por ejemplo el TPH autólogo.

-¿Cómo valora esta ayuda recibida por la AECC?

-Con mucha responsabilidad. Doy las gracias a la AECC y a todos los donantes individuales y empresas que colaboran con esta asociación, porque la AECC cubre la financiación privada de la investigación, algo a lo que no estamos muy acostumbrados en España. El presupuesto que la AECC mueve es realmente grande y las entidades privadas tienen un papel muy importante a la hora de financiar la investigación en España. La AECC es de los mejores ejemplos de financiación a nivel biomédico.

-¿Se reconoce en España la labor del investigador salarialmente y en otros aspectos?

-A nivel profesional sí hay un reconocimiento por parte de la sociedad en general. Creo que los españoles cada vez están más concienciados de que invertir en investigación es hacerlo en riqueza y en un futuro mejor. Yo siento el aprecio de las personas que me rodean. Desde el punto de vista del salario, creo que tenemos un sueldo decente. Dicho esto, hay que señalar que existe infrafinanciación de la investigación, lo que conlleva que solo un número muy pequeño de investigadores tenga perspectivas estables de trabajo. Por otro lado, me da la sensación de que hay demasiada burocracia y que a veces la legalidad vigente se convierte en un inconveniente, en lugar de en un acicate, para que la ciencia avance en España. La ciencia tiene unas connotaciones muy específicas que necesitan de una legislación muy a la medida. Es importante que haya buenos planes de investigación a nivel estatal y autonómico y que no estén sujetos a los cambios del Gobierno.

-¿Se siente a gusto en el País Vasco? ¿Ha tenido que aprender euskera?

-Me he adaptado perfectamente al País Vasco, se come y se vive muy bien allí. La gente es encantadora, aunque echo mucho de menos estar en Iznájar. No necesito usar el euskera para mi trabajo, ni fue un requisito para que me contrataran. Lo único que valoraron fue mi calidad científica. Me gustaría aprender el euskera, pero me falta tiempo. Por el Reina Sofía me paso al menos una vez al año y, aunque ya no está allí Rafael Solana, sigo en contacto con los doctores Corona Alonso, Aurora Jurado o Rafael González y tengo también una gran amiga de mi promoción, María Luisa, que vive en Córdoba, y nos vemos cuando paso por allí.