Cuando se compraron su casa en Fuente Palmera, María Dolores Navarro y su marido, Alfonso Colomino, no podían pensar que «ahí empezaría nuestra ruina». Por diversas circunstancias, su hipoteca pasó de tener un importe mensual de unos 600 euros a alcanzar los 1.400. «Pagábamos más de lo que cobraba Alfonso», que por aquel entonces era el único que trabajaba en la familia. María Dolores, con tres hijos menores a su cargo, dos de ellos mellizos, tenía difícil trabajar fuera de su casa. «Estábamos muy, muy agobiados», relata la mujer, y en el año 2009 firmaron una dación en pago parcial que les dejó una deuda con el BBVA que se aplicó a la casa de los avalistas, que era la familia del marido. Hartos ya de pedir una y otra vez una vivienda en Vimcorsa, sin éxito, el matrimonio pasó una temporada viviendo en casa de familiares, cada uno por su lado, hasta que cogieron un piso en alquiler en la zona de Carlos III. Por este inmueble empezaron a pagar 400 euros, pero luego la cuota mensual ascendió a 500. «No podíamos pagar ese dinero, más aún cuando Alfonso tuvo un problema de salud y se quedó en el paro». No les quedó más remedio que irse a vivir a casa de la madre del marido, donde aún residen los cinco a la espera de que le entreguen un piso que le fue concedido el pasado noviembre por parte del Fondo Social de la Vivienda Estatal y la entidad BBVA. Por esta casa pagarán un alquiler social de 50 euros al mes. «Aún no sabemos cuándo nos la darán, pero estamos deseando de empezar a vivir», dice la mujer.