El drama no es sentirse fuera del mercado laboral a los 50 o a los 40, sino ya a los 30 años de edad. José Manuel Fuentes, un camarero cordobés de 35 años y, sin embargo, con casi dos décadas de experiencia y que llegó a disfrutar de un contrato indefinido durante 14 años, desde su despido al comienzo de la crisis «solo he encontrado contratos de dos horas o media jornada».

Así, y mientras que «llego a fin de mes como puedo», Fuentes está manteniendo una cruzada personal a través de las redes sociales para recoger firmas en charge.org. Su objetivo es que «retiren el injusto contrato laboral de formación para menores de 30 años», no solo porque en la práctica no tiene carácter formativo alguno («no sirve para enseñar», dice), sino porque en realidad solo es una excusa para que «las empresas se beneficien de la exención o rebaja del pago de seguridad social por nómina», explica en su solicitud en la propia plataforma, como una forma de luchar contra el trabajo basura que ha propiciado la crisis.

El joven decidió hacer pública su protesta y recabar apoyos hace meses, y hasta la tarde del lunes ya había recogido 6.810 firmas, habiendo obtenido también el respaldo de entidades políticas tan dispares como PSOE, Bildu o Podemos, además de hacerse eco de la polémica que plantea medios de muy distinta línea editorial, afirma Fuentes.

«No es una cuestión de ideología, es que me siento perjudicado. Veo que el mercado laboral se termina a los 30 años y así es imposible ni siquiera plantearse una familia, un futuro…», explica el joven sobre lo que considera una consecuencia perversa de las ayudas a las empresas por contratos de formación para menores de 30 años.