El proyecto Cooperativizando los barrios en Córdoba, puesto en marcha por Faecta con la colaboración del Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo (Imdeec), empieza a dar sus frutos tras finalizar en octubre y haber formado a unas cien personas. Al menos cuatro cooperativas están en vías de constitución o en marcha tras el asesoramiento individualizado de Faecta, que les ha proporcionado las vías para un nuevo modelo de negocio que afrontan con ilusión y expectativas.

La presidenta de Faecta, Rocío Sánchez, y Victoria Fernández, de la federación, explican que «actualmente tenemos en marcha el proyecto Coópolis, a nivel andaluz, y estamos recogiendo los frutos del Cooperativizando los barrios en Córdoba, en la capital» Pero además, «en breve pondremos en marcha, con la colaboración de la Diputación, el de Municipios Cooperativos». Gracias al primer programa, que se viene desarrollando desde el 2014, ya se han constituido 264 cooperativas, el 50% de las creadas en ese periodo. Por otro lado, Cooperativizando los barrios es una iniciativa dirigida al fomento del emprendimiento en colectivo a través de cooperativas de trabajo, con el fin de favorecer el empleo y la inserción laboral. El proyecto pretende ser un instrumento transformador de la realidad socio-económica del territorio, actuando con aquellos colectivos más vulnerables y poniendo en valor las oportunidades de empleo que ofrecen las cooperativas de trabajo. Actualmente ya hay varias ideas que están siendo asesoradas por Faecta y se han cubierto dos distritos, Sureste y Norte-Sierra, con la ayuda de la Federación de Asociaciones Vecinales y los consejos de distrito, con la financiación del Ayuntamiento de Córdoba, a través del Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo (Imdeec). «En este periodo hemos puesto el marcha el espacio Coopera con coworking, pensando en las cooperativas de reciente constitución, un lugar colaborativo de trabajo que, además de generar sinergias, abarata costes», explican desde Faecta.

Así pues, algunos de los proyectos de cooperativas que se han creado con el asesoramiento e impulso de Faecta han surgido de forma diversa, desde el que tenía la ilusión de hace años de llevar a cabo un proyecto que ahora ha conseguido poner en marcha, a tres amigos de áreas parecidas que se juntan para complementar sinergias, o tres jóvenes parados que se encuentran en un curso auspiciado por su asociación de vecinos y deciden compartir un proyecto ilusionante al que ven futuro. Se trata de las cooperativas El descorchador. Pasión y vino, Sedicom y Agroestinga, a punto de comenzar su andadura en el mundo de la empresa.

Agroestinga

José Luis Cañas, Guillermo Holgado y Rubén de la Cruz se conocieron en un curso de cooperativas a través de la asociación de vecinos Cañero-La Fuensanta. José Luis era comercial, Rubén trabajaba de eventual en el archivo del Ayuntamiento de Córdoba, y Guillermo, de mozo de almacén, pero en la actualidad los tres están parados y buscando una salida profesional a sus vidas. En ese curso sobre cooperativas, en el que empezaron a hacer proyectos, alguien les habló de una cooperativa que en Málaga cultivaba y comercializaba dos plantas con mucho futuro: la estevia y la moringa. La primera se utiliza como edulcorante, a la segunda se la llama «el árbol de la vida», por sus propiedades medicinales y nutricionales. Cuando tuvieron la idea clara, acudieron a Faecta, que les asesoró en los pasos a seguir para constituirse en cooperativa y buscar las ayudas necesarias para poner en marcha su proyecto. Ya la tienen registrada, con el nombre de Agroestinga, y ahora es el CADE el que les está ayudando en los siguientes pasos a seguir. José Luis Cañas explicó a este periódico que ya tienen vistos unos terrenos cerca de Palma del Río, y su idea es plantar una hectárea con estas dos especies, unos 20.000 árboles, de los que tendrían la primera producción en 4 meses. En una primera fase actuarían a través de esta empresa ubicada en la Axerquía de Málaga, que ya tiene un comprador para comercializar los productos, para, una vez consiguieran consolidarse, buscar la venta por sí mismos e incluso llegar a la producción de aceite, que también se obtiene de estos árboles.

Sedicom

Ildefonso Bascón, informático experto en Sistemas; Imanol García y Muni Ayab (desde Granada), amigos que trabajaban por independiente cada uno pero en la misma área de la informática, decidieron unir sus conocimientos y aprovechar sus sinergias para crear Sedicom Informática y Comunicaciones y así dar mejor servicio y más completo a sus potenciales clientes. «La ayuda de Faecta ha sido fundamental, es como una hermandad, te mueven, te van diciendo las ayudas que hay, están encima de la empresa, y eso no lo ha hecho nunca nadie por mí», confiesa Ildefonso Bascón. Antes era autónomo, «y ahora tengo dos personas a mis espaldas para cualquier proyecto», señala. Bascón explica que crear una cooperativa «tiene ventajas fiscalmente, es más barato comenzar, puedes optar a más ayudas y tienes más reconocimiento que si trabajas solo». En Sedicom ofrecen a las empresas un servicio muy completo «para hacerles la vida más fácil», con «confianza y cercanía». Trabajan en comunicaciones, sistemas, seguridad corporativa, cámaras de seguridad, soporte y mantenimiento de equipos o impresión y prototipado 3D.

El Descorchador

Ángel Molina es sumiller y llevaba casi 15 años trabajando en el mundo del vino, fundamentalmente en Mallorca, donde trabajaba en una distribuidora. «Yo tenía un proyecto desde hace años en mi cabeza», cuenta, que «era darle difusión al mundo del vino de forma diferente, acercarlo a cualquier persona y dar formación a la hostelería y al consumidor». Es decir, que «esa pasión que yo tengo por el vino quería trasladarla a las personas porque una forma de comprar el vino es conociéndolo». Y con este proyecto en la cabeza, sumó a su hermano Antonio en la idea, y buscó información de cómo crear una empresa.

«Me fui al CADE y de allí me pusieron en contacto con Faecta, donde empiezo a ver las ventajas de crear una cooperativa, económicas y fiscales, sobre todo, que no tienen otras formas jurídicas». Y así surgió El Descorchador. Pasión y vino, «una empresa que tiene que ir funcionando y facturando poco a poco, según vayamos siendo conocidos». Confiesa Ángel Molina que, a sus 51 años, ha pedido la baja voluntaria en su empresa y se ha embarcado en este proyecto que «es un autoempleo, pero era una idea que quería desarrollar hace tiempo y he visto que ahora era el momento».

Como dicen en Faecta, «en la empresa cooperativa el principal valor son las personas que las integran».