LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO: FERNÁN NUÑEZ, 9 DE MARZO DE 1923

TRAYECTORIA: LICENCIADO EN BELLAS ARTES. EN 1946 EMPIEZA A TRABAJAR CON MARIANO BENLLIURE.

El escultor e imaginero Juan Polo Velasco siempre ha querido modelar su vida en torno a la felicidad, sobre la alegría de disfrutar con el trabajo bien hecho. Y a sus 89 años da fe de que ha hecho todo lo posible por cumplir con el sueño de crear cientos de obras, con un estilo propio dentro del clasicismo. Con el único pesar de haberse quedado viudo joven de su amada mujer, María Antonia, y de no haber podido lograr que su casa museo fuera de titularidad municipal, como en varios momentos se barajó. Su vivienda se ubica justo a la entrada de este municipio de la campiña cordobesa y muy próxima a su conocida escultura de El Sembrador. La casa de Polo alberga por un lado su vivienda, el taller, en el que trabajó desde los 33 años; varios patios plagados de esculturas, y la sala-museo, donde imágenes taurinas, flamencas, de Semana Santa y bustos, entre otras obras de arte, compiten cada una por ser reflejo de la belleza hecha escultura. Sencillo y modesto en el trato, Juan Polo sigue abriendo las puertas de su casa a quien desee conocer su trayectoria artística. Sus esculturas se encuentran repartidas por toda la provincia e incluso han salido fuera del país. Su producción ha sido tan prolífica que él no recuerda ni la mitad de lo que ha creado, pero lo que sí tiene muy presente es cuál es su talla más querida, el Cristo de la Promesa, que preside el altar mayor de la parroquia de Santa Marina de Fernán Núñez, fruto como su propio nombre indica de una promesa personal. Este artista es responsable a su vez del Museo al Aire Libre de Fernán Núñez, conjunto de obras que se encontraban a lo largo de la travesía de la N-331 a su paso por el municipio, y de numerosas esculturas que en Córdoba se pueden contemplar en el Museo Taurino, en el Alcázar de los Reyes Cristianos, en el Rectorado y en el Pabellón de la Juventud, entre otros enclaves. Por su legado, Polo cuenta con diferentes distinciones, entre ellas la de Hijo Predilecto de su localidad en el 2005 o el Premio Juan Bernier de Arte, en el 2006.

--¿En qué calle nació y a qué se dedicaban sus padres?

--Mis padres se llamaban Vicente Polo Oteros y Francisca Velasco Laguna. Mi padre era de Nueva Carteya. Mis abuelos paternos y mi padre se dedicaban a la fabricación de gaseosa. Los veranos iban a Fernán Núñez para vender las gaseosas a las tabernas y así fue como mi padre y mi madre se conocieron. Se casaron y mi padre se instaló aquí. La fábrica estaba inicialmente en la calle La Feria de Fernán Núñez, entre los dos casinos, el mercantil y el de labradores. Vivíamos en el corralón de doña Elisa, calle La Feria, número 7. Pudimos ser cinco hermanos, pero dos de ellas murieron, así que quedamos Leopoldo, Rosalía y yo.

--¿A qué colegio fue?

--Iba a las Escuelas del Conde, que estaban junto al Palacio Ducal. De maestros tuve a Fernando Miranda Alvarez, Alvaro Cecilia Moreno y José Zafra. Me encantaba el dibujo. Una de las primeras obras que hice fue un nacimiento de barro sin cocer que luego ponía en mi casa. Aún conservo unos Reyes Magos de aquella época. Es lo único que me queda. En aquellos años era típico que vinieran los maestros a mi casa y me dijeran que les prestase 10 o 12 figuritas para poner el nacimiento en la escuela, pero luego no me las devolvían. Estando de párroco Rafael Reyes Moreno puso un belén mío en la iglesia de Santa Marina. Todo el pueblo iba a ver el nacimiento. ¡Qué tiempos aquellos! He tenido grandes amigos, aunque la mayoría han fallecido, como Andrés Berral López, Bartolomé Almenara, Juan Serrano, Juan María Gómez o Juan Ureña.

--¿Cómo recuerda los años de la Guerra Civil?

--Guardo el recuerdo de haber ido con mi tía Catalina al estanco que había frente al Círculo de Labradores y al pasar por la iglesia vimos que había un fuego grande delante de la iglesia, en el que se estaban quemando imágenes. Entré a la iglesia de Santa Marina después de que llegaran las tropas nacionales al pueblo y estaba todo hecho polvo. Menos mal que los retablos no los habían quemado. También fui a la ermita del Calvario, el Cristo tenía las piernas rotas y la Virgen del Tránsito también estaba muy deteriorada, siendo restaurada después por Díaz Peno. A pesar de la miseria que había en aquella época en mi casa nunca nos faltó el pan y mi madre daba muchas limosnas.

Con apenas 15 años, cuando acabó la escuela, Juan Polo realizaba ya figuras de gran tamaño,

entre las que destacan desnudos y las primeras estampas de temática taurina. Con 17 años se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de Málaga. En 1941 participó en su primera exposición colectiva en Málaga y en 1942 fue galardonado con la medalla de plata en la Exposición de Bellas Artes en Córdoba, distinción que repitió en 1944.

--Empezó a estudiar Bellas Artes muy tarde y fue gracias a haber conocido previamente al refutado escultor valenciano Mariano Benlliure.

--Comencé el servicio militar en Tarifa en 1944. Con motivo de la visita a Fernán Núñez del gobernador civil José Macián Pérez, éste se interesó por mi trabajo y propició mi traslado a Córdoba, aunque fue por poco tiempo. Había escrito a Mariano Benlliure, solicitándole la cesión de uno de sus toros con objeto de estudiarlo. El me contestó que sería preferible que visitase su estudio. Acompañado de mi padre permanecí en Madrid 19 días y conseguí ser trasladado a Madrid para continuar con el servicio militar, de forma que compaginé en 1946 mi faceta como soldado con el trabajo en el taller de Benlliure. Participé allí en la exposición Estampas de la Pasión y obtuve la medalla de plata. Al año siguiente, por indicación de mi maestro comencé a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla.

Siempre que se habla con Juan Polo no para de repetir: "Don Mariano Benlliure", con la nostalgia que supone el haber querido y apreciado tanto a alguien.

--¿Conoció a gente importante mientras se formaba en el taller de Benlliure?

--Supongo que por allí pasarían muchas personalidades, pues no paraban de llegar coches y taxis. Pero yo lo único que hacía era trabajar y no me fijaba en nadie.

--Tras terminar sus estudios se instaló en Fernán Núñez, localidad que ya nunca abandonó.

--Levanté mi casa y mi estudio en un solar grandísimo, lleno de habas, de 640 metros cuadrados.

--Usted fue hermano mayor de la cofradía de Jesús Orando en el Huerto de Fernán Núñez durante varios años. ¿Cuál fue la primera talla de Semana Santa que esculpió?

--La Virgen de la Paz y la Esperanza en 1968 y Jesús Orando en el Huerto en 1979. También en 1979 tallé el Cristo de la Promesa, que preside el altar mayor de la iglesia de Santa Marina, imagen que regalé al pueblo de Fernán Núñez.

--¿Cuántas obras ha realizado a lo largo de su carrera?

--Me han hecho tantos encargos y no puedo decirte ni dónde están ni quién los tiene. Casi toda mi obra está vendida, pero eso sí, si veo algo que es mío lo reconozco enseguida. Habré hecho casi mil obras a lo largo de mi vida.

--Se casó en 1971 con María Antonia García Hidalgo.

--Sí, estuvimos 25 años casados. Ella murió joven, en 1996. Desde entonces me falta lo mejor.

--Ejerció como profesor en el instituto Francisco de los Ríos de Fernán Núñez y para este centro donó las obras Las Niñas y también Angeles.

--Saqué las oposiciones de profesor de Dibujo. Cuando me jubilé de profesor en 1987, como también tenía el estudio, me dediqué en exclusiva a mi taller. Como docente trabajé en Pozoblanco, Castro del Río y La Rambla.

--Al Museo Taurino de Córdoba ha donado recientemente diversas obras.

--Sí. Fue en el año 2009. Dos esculturas en bronce de temática taurina y otra en resina, denominada Capote de Manolete, a tamaño natural.

--Reconocidos son sus bustos a personalidades importantes como Rafael Castejón o Manuel Benítez El Cordobés.

--Sí. Para el busto de El Cordobés él me prestó una chaquetilla, ya que no era solo la cara lo que se iba a reflejar, y fue un trabajo muy complicado.

--Tuvo oportunidad de dejar Fernán Núñez y establecerse en Madrid, pero finalmente optó por su pueblo natal, ¿no?

--Preferí quedarme aquí. Mariano Benlliure me animó a que me fuera de profesor a la Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Un compañero mío de facultad, Francisco Centella Pino, sí dio clase en Arte y Oficios.

--¿Qué puede decir del escultor fernannuñense Francisco Bonilla, autor de Jesús Caído y del Cristo de la Buena Muerte? Cada uno con vuestro estilo eráis originales, ¿no?

--Francisco era un hombre y artista excelente. Su obra era muy buena. En el mundo de la escultura y de la imaginería hay muchos aficionados, copistas, que imitan las imágenes de Sevilla.

--Hizo una escultura en homenaje a Moro, conocido como el perro de los entierros, animal de leyenda y acompañante fiel en todos los funerales.

--Sí, la misma se inauguró en el año 1985, en el parque del Llano de las Fuentes.

--¿Dónde compraba los materiales necesarios para esculpir?

--La arcilla era de los tejares de Antonio Gallego, donde fabricaban los cántaros y las tejas, y también me cocían allí el barro. Y la madera, del taller de Alfonsito, en la calle Ramón y Cajal. Rafael Velasco, primo de mi madre, era el jefe de la carpintería. Cuando las obras se iban a fundir en bronce las llevábamos mi hermano y yo a Sevilla en una furgoneta de mi padre.

A pesar de considerarse discípulo de Benlliure, Polo ha defendido su estilo, admirando a Mateo Inurria, Miguel Angel o Fidias. El es clásico y realista.

--¿Recuerda cuántas exposiciones ha hecho?

--Han sido muchas. La última, una que acogió el casino de Ecija el pasado año. Le tengo cariño especial a una muestra que el Ayuntamiento de Valencia organizó en la Casa-Museo Benlliure, en el 2002. No voy a citarlas todas, pero también participé en sendas exposiciones homenaje a Mateo Inurria, desarrolladas en 1967 y 1985, y me organizaron una muestra individual con motivo del sexto centenario de la fundación de la Villa de Fernán Núñez, a la vez que se presentó un libro en el que me rendían homenaje, siendo ambos actos en 1985. Además, durante varios años expuse coincidiendo con la Feria de Córdoba.

--¿Cómo ha visto la evolución de Fernán Núñez en sus casi 90 años de vida?

--Lo veo mejor, aunque las calles, siendo las mismas, han perdido. La calle Angel Espejo (Calle Nueva) era la de los ricos, pues aunque muchas de las familias residían en Córdoba vivían aquí sus hijos. Para la feria venían aquellos señoritos y señoritas de la ciudad.

--¿Cómo se le ocurrió crear el llamado Museo al Aire Libre?

--Pensé que Fernán Núñez era el único pueblo al que la N-331 dejaba a un lado, hasta que se hizo la desviación. Con este museo mi pueblo fue el único de España que puso el arte en la carretera. Después lo han imitado. Constaba de la imagen de El Sembrador y de otras obras que han desaparecido porque no ha habido respeto. Junto a la gasolinera están los caballos que hice, sin orejas y sin hocico. No sé a quién le estorbaba. Con El Sembrador quise reflejar que estaba en un pueblo agrícola y la siembra antigua a mano. Otro regalo que hice a mi pueblo fue un conjunto de niñas para el instituto.

--Ha cedido muchas obras a su municipio. Pero, ¿Fernán Núñez le ha correspondido?

--Mi pueblo no me ha regalado nada, aunque yo no cedí obras con el objetivo de ser correspondido. El Cristo que hay en el cementerio lo cedí pensando en la memoria de todos los difuntos de Fernán Núñez allí enterrados.

--Tuvo oportunidad de conocer a Juan Pablo II.

--Desde siempre he tenido gran fe religiosa. Mis catequistas de niño eran Consuelo Marín y Angelita Fernández. En la expedición a Roma para conocer al papa Juan Pablo II iba Carlos Linares, expárroco de Fernán Núñez (ahora párroco de Santa Marina en Córdoba). A Juan Pablo II le regalé una virgencita en bronce, que fue pagada por todos los que íbamos en el autocar.

--Su casa-estudio siempre ha estado abierta a todo el mundo.

--Alguien me regaló un libro para registrar las visitas. Por aquí ha pasado el pueblo llano y personalidades como José Salguero, Pablo García Baena, José María Pemán, Vicente Núñez, los duques de Fernán Núñez y de Frías, obispos, artistas... Pemán incluso me dedicó unas letras.

--Hace tanto que no va a Córdoba que ni conoce el Plan Renfe.

--De Córdoba me gustaba pasear por sus barrios antiguos, la Judería y por sus museos, sobre todo el de Bellas Artes, el Julio Romero de Torres y el Taurino.

--¿Cómo es ahora su día a día?

--Me levanto y me voy a tomar café al bar Victoria, donde leo el periódico. El fútbol no me gusta, pero sí los toros, que veo solo en la televisión. Sin embargo, de niño fui portero del equipo del colegio con Alvaro Cecilia.

--¿Conoce la obra de los escultores locales jóvenes?

--Me gusta el trabajo de mi sobrino Juan Vicente Zafra y la obra de Juan María Vargas o Alfonso Tejederas, muy interesante.