El Centro Catalán de Córdoba surgió en torno a los años 70 como una entidad abierta a todas las personas interesadas en la vida y cultura de Cataluña, por lo que en él se integraron matrimonios de catalanes y de catalanes y andaluces, valencianos, mallorquines, ibicencos, madrileños y socios de otras procedencias que compartían esta inquietud. La entidad nació una década después de que el sacerdote catalán Mosen Tilbau reuniera a los catalanes en Córdoba y formara una cofradía, que acabó dando lugar a la creación del centro. Estos habían llegado en los años 60 del siglo pasado y eran trabajadores cualificados (ingenieros y técnicos), que se emplearon en empresas como Cepansa o la cementera.

Consultadas con motivo de la celebración del Día de Cataluña, algunas fuentes explicaron ayer que en la actualidad quedan pocos miembros, ya que los hijos de los antiguos socios han ido emigrando y no se ha producido una renovación. Al hilo de la situación política actual, también comentaron que «toda la problemática de hoy va en contra del espíritu de respeto mutuo que se ha intentado promover desde el Centro Catalán de Córdoba».

De este modo, a poco más de dos semanas de la convocatoria de un referéndum ilegal para la secesión del resto de España, precisan que en su seno «hay verdadera preocupación y tristeza por la situación de Cataluña, que tanto apreciamos culturalmente».

El Centro Catalán de Córdoba no tiene una sede propia, sino que sus miembros han mantenido reuniones en distintos establecimientos. Esta entidad ha promovido excursiones; representaciones teatrales como el musical A flor de piel (llevado a escena en Córdoba y Barcelona); la presentación de la antología de la poesía catalana Esta luz de Sinera, de Carlos Clementson; o la celebración de una semana gaudiniana. Así, entre sus eventos sobresale la convocatoria durante 25 años del Premio Gaudí de Acuarela, impulsado en 1985 gracias a la colaboración de instituciones cordobesas y catalanas, como una muestra de agradecimiento hacia Córdoba. Las mismas fuentes indican que este certamen nacional fue, posiblemente, el más prestigioso de España en su momento y contó con la participación de 1.800 artistas. El premio finalizó en el 2010, pero, como legado, el Centro Catalán de Córdoba entregó las 32 obras reconocidas al Museo de Bellas Artes.