Rafael Saco es uno de esos vecinos que lleva, como quien dice, media vida en San Agustín. Ha sido presidente de la asociación de vecinos que tiene el nombre del barrio durante 10 años pero ahora, jubilado desde hace tiempo, ha decidido darse un respiro. Comunicó a su asociación su decisión de no volver a presentarse para el cargo, pero mientras se celebran nuevas elecciones y hasta que la amblea nombre a un sucesor forma parte de la junta rectora.

Rafael, que fue presidente del Consejo de Distrito Centro, asegura que una las principales reivindicaciones de la asociación es que el antiguo colegio Luciana Centeno, ubicado en la calle Costanillas, se use como un espacio que puedan disfrutar los vecinos, porque entiende que faltan equipamientos en el barrio.

Subraya también la importancia de revitalizar el pequeño comercio en la zona ya que en los últimos años han desaparecido muchos de los negocios tradicionales, como las pescaderías y carnicerías y los establecimientos de frutas y verduras. Una situación muy distinta a la que había en San Agustín en los años 40 o 50 cuando, recuerda, «venían aquí a comprar desde el Zumbacón, el barrio del Naranjo o del Brillante».