Hace unas semanas vivían en la calle, dormían refugiadas en un cajero automático, agarrados a un cartón de vino del malo, muertos de miedo o embriagados por el sopor que da el alcohol, ocupando su plaza fija en la puerta de alguna iglesia o, en el mejor de los casos, en la cama de un albergue donde el vino, entre otras cosas, está prohibido. Durante al menos tres años, su vida ha transcurrido en el lado oscuro de la sociedad, en una realidad paralela que a menudo parece invisible al resto de la humanidad, agobiados como vamos todos por la falta de tiempo, el móvil y la crisis. Una decena de juguetes rotos tendrán a partir de ahora la oportunidad de recomponerse y mirar de nuevo al futuro de la mano de un programa pionero llamado Hábitat que ha empezado por darles una vivienda digna, sin fecha de caducidad, donde recuperar la autoestima y volver a ser lo que ya se les ha olvidado que eran, personas. Para ello, el Ayuntamiento ha firmado recientemente un convenio de colaboración para el alojamiento y la atención a integral a las personas sin hogar con RAIS Fundación (Red de Apoyo a la Integración Sociolaboral).

"No podía creer que viviría aquí"

Este programa se basa en la metodología de Housing First que aborda las situaciones más crónicas de sinhogarismo devolviendo a estas personas al confort de una vivienda. Como el presupuesto municipal es limitado (30.000 euros para empezar), el programa, que en principio estará vigente hasta el próximo 31 de marzo, se ha puesto en marcha con diez apartamentos unipersonales de los que ocho ya han sido ocupados, dos de ellos por una pareja. En la fase previa, RAIS Fundación tuvo que hacer una selección en base a unos criterios: «Llevar al menos tres años durmiendo en la calle y tener problemas de salud mental, adicción a alcohol o drogas o una discapacidad grave». De las más de 200 personas sin hogar que se calcula viven en la ciudad, 35 cumplieron el perfil, entre los cuales se hizo un sorteo.

Pese a lo que pueda parecer, según los datos facilitados, el proyecto Hábitat es más barato que las soluciones asistencialistas convencionales, ya que una plaza de albergue cuesta de media en España 39 euros al día y una vivienda unipersonal con todo su equipamiento incluido 34 euros por día. Los beneficiarios son objeto de un seguimiento semanal que les permite, entre otras cosas, empezar a percibir una renta mínima, que solo un 12,8% tienen antes. El 30% de los ingresos que reciban deben aportarlos a sostener la vivienda facilitada.

Este programa se completará el próximo 16 de enero con la campaña de encuentro Conocer para actuar con el colectivo para la que el área municipal de Asuntos Sociales de Córdoba ya está buscando voluntarios (http://www.ssm.cordoba.es/). Desde las 21 horas de ese día, varios equipos recorrerán la ciudad para conocer a las personas sin hogar, saber cuántas viven en nuestras calles y pasarles una breve encuesta con la que conocer su situación de su propia voz.