Nada: es la palabra que define el ánimo en el Alto Guadiato. Porque es exactamente lo que se ha conseguido para que no se implante una ZEPA asesina en esas tierras. De nada sirve que la ciudadanía tome las calles y las carreteras, ni que lo hagan los alcaldes, ni los sindicatos, ni los colectivos sociales y económicos. Ya lo dijeron en una reunión: habrá ZEPA. O sea, que las promesas de negociación eran una gran patraña, una manipulación, una mentira más. Al final se cumple el negro destino del Guadiato, que ha sido, una vez más, objeto de una siniestra maniobra política orquestada en despachos socialistas sevillanos hace ya unos años. Porque, claro, es preferible perder unos cientos de votos aquí que perder unos miles en la campiña, donde sí que hay un verdadero problema de extinción de aves. Ahora a esperar que la sentencia se cumpla y que los agricultores, ganaderos y sus familias paguen la barbaridad de unos pocos que han decidido traicionar al Guadiato. Claro, a ellos no les afecta que los ganaderos de la sierra hayan luchado por erradicar la peste porcina y tener denominación de origen del cerdo ibérico y se quede en nada; que eso sea la base para la importación a Europa y Estados Unidos; que las mujeres tengan que coger a sus hijos y hacer la maleta como en los años sesenta, huyendo del paro y la miseria. Nos queda el derecho al pataleo y el tener a personas como Pedro Barbero , alcalde de Valsequillo, que es ejemplo de honestidad y honradez, mirando por su pueblo antes que por sus siglas políticas. Bien podría tomar ejemplo un alcalde de un pueblo pequeño cercano, que parece que prefiere vender a su gente con tal de seguir ocupando un sillón, para vivir de la política, porque da la impresión de que no vale para otra cosa. A lo mejor hasta el delegado de Medio Ambiente o del Gobierno tienen la desfachatez de venir a hacer un mitin a estos pueblos. Les daremos de almuerzo avutarda al ajillo.

* Escritora