La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha garantizado en el Parlamento de Andalucía que los impuestos cedidos a la comunidad autónoma «irán en la línea de progresividad; que pague más el que más tiene», y ha asegurado que el debate fiscal debe ir ligado al de la financiación. En respuesta a una pregunta del portavoz de Ciudadanos, Juan Marín, que le requirió una fecha para la reforma del tramo autonómico del IRPF, la presidenta anunció que la subcomisión que estudiará esa reforma comenzará sus trabajos el próximo mes de junio.

También aseguró que en España «ha pasado lo contrario», que han subido los impuestos que todos pagan por igual, los que gravan la luz, la compra, la bombona de butano, la gasolina y, en palabras de Díaz, «todo aquello para lo que no te preguntan qué riqueza tienes». En el periodo de crisis «quienes lo han pasado peor han sido los trabajadores y el oxígeno tiene que ir para ellos», insistió la presidenta, además de recordar que «los impuestos se pagan para mantener servicios públicos de calidad».

Díaz aseguró que si preguntas a cualquiera si quiere servicios públicos mejores o peores, todo el mundo los quiere mejores, además de que existen reivindicaciones constantes para que mejoren porque -explicó- «queremos vivir mejor», para lo cual se precisa un sistema fiscal «justo, equitativo y progresivo». La presidenta recordó que en Andalucía ya se ha bajado dos puntos el tramo autonómico del IRPF para rentas inferiores de 60.000 euros -el acuerdo con Ciudadanos establecía una reducción de ese tramo del 3,5 puntos-, pero insistió en que quien gana «cinco millones o diez millones, que pague», frase que provocó aplausos de los diputados socialistas.

CAMUFLARSE EN LAS MAREAS / En otro momento de la sesión de control al Gobierno, Susana Díaz acusó al PP de «camuflarse» en las manifestaciones sanitarias para «sacar tajada y que los de siempre hagan negocio», y achacó la enmienda a la totalidad del grupo popular a la Ley de Garantías del Sistema Sanitario Público a que no cree en la sanidad pública. «Es evidente que quienes de antemano no quieren diálogo, no quieren debate, ni hablar de la ley; es porque quieren que los de siempre hagan negocio donde están los recursos», señaló en referencia a los 10.000 millones de euros destinados a la sanidad en los presupuestos de la Junta.

Juanma Moreno acusó a la presidenta de practicar el «aburrismo» con sus políticas «antiguas» y denunció que se ha convertido en el «paradigma del conservadurismo y en el ejemplo vivo del inmovilismo» porque solo cree en ella «misma». En la sesión de control al Gobierno, durante la pregunta de Moreno a Díaz sobre el cumplimiento del acuerdo de investidura, Díaz mantuvo que cumple su palabra y que por eso tiene «credibilidad», a lo que agregó: «Lo que firmo no son lentejas, ni firmo en la barra de hielo, lo firmo para cumplirlo, por eso hay estabilidad política y presupuesto». Indicó que el Gobierno seguirá comprometiéndose con Andalucía mientras Moreno se dedicará «a sus carteles» -en referencia a la campaña que ha impulsado el PP-A con motivo del 28F- y a «hacer la pelota a Rajoy».

También hubo turno de pregunta para el líder regional de IU. Antonio Maíllo comparó ayer a Susana Díaz con el protagonista de El vizconde demediado, de Italo Calvino, pues cree que está «partida en dos», un estado que la jefa del Gobierno andaluz ve más bien en él, que «no sabe si está en IU o en Podemos». “Nuestra presidenta es una presidenta demediada, está partida en dos, como el vizconde demediado, ironizó Maíllo en referencia al protagonista de la novela de Calvino, el vizconde de Terralba, partido en dos por un cañonazo de los turcos y cuyas dos mitades continuaron viviendo por separado. Maíllo recurrió al protagonista de esta novela para describir la situación que vive, en su opinión, la presidenta de la Junta por sus «expectativas» en el PSOE, y reprochó también a la jefa del Gobierno andaluz que no rompa con la «cultura del clientelismo» en esta región. «Usted sí que está demediado, no sabe si está en IU o en Podemos», replicó Díaz, que aseguró sentir «pena» de que como dirigente de la coalición esté «liquidando un proyecto político que ha aportado muchísimo a la historia de España».