Irving (amarillo), Pangi (naranja), Lena (rosa) y el que responde al mote de Batman (negro) son cuatro panecillos de colores que han llegado al Planeta para conquistar la dieta de los niños en su lucha contra el bajo consumo de pan de los más pequeños. Con esta historia inventada por niños, el cordobés Diego Almallones aspira a comerse el mundo. Como en un american dream , este empresario hostelero ha tenido una idea que le puede reportar millones de euros. Simple y sencilla. Panes de colores. En principio, el producto resulta tan sencillo como ponerle un palo a un caramelo, lo que le sirvió a Enric Bernat para hacer la chuchería más famosa y consumida en todo el mundo.

"El proyecto surgió mientras dormía, en un sueño", comenta este cordobés. Después descubrió que no había ninguna patente de panes de colores y se puso manos a la obra. Blindó el proyecto para evitar copias. Buscó capital junto con otros tres socios, y así nace la empresa Pancoiris, con sede en Tecnocórdoba. Dos años lleva trabajando en la idea y ahora por fin va a comercializarse.

El color se consigue a través de "aditivos con principios activos con un pigmento natural que le da color, sin colorantes ni conservantes, dentro de la legalidad y las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Además el aporte nutricional de los panes de colores es mayor que el del pan normal". Lleva sal yodada y aceite de oliva virgen. "Hemos suprimido los azúcares para hacerlo aún más saludable. Tampoco lleva sorbitol". No obstante, el aceite le da al producto la esponjosidad característica. El sabor y el olor es el mismo que el de un pan tradicional.

"La obesidad infantil está disparada. Los niños ya no comen pan y la generación siguiente será aún peor. Así fomentamos el consumo de pan en los chavales", comenta el hostelero. El lema de este producto, ideado por el propio empresario, es ´Haz deporte. Vuelve al bocata. Y vuelve a una vida equilibrada y sana´.

El pilar esencial de la campaña promocional de Pancoiris se lleva a cabo en las distintas redes sociales. Sin embargo, el particular director publicitario de esta empresa es un niño de 12 años, Rafa, quien se desenvuelve mejor que los adultos por Twitter y Facebook. También repartirán panes de colores en los colegios. Otro pequeño, Juanito, ha sido quien ha dado nombre a la empresa. El diseño de las bolsas de bollos también está hecho por niños.

La bolsa de cuatro panecillos costará un euro y 20 céntimos. Atendiendo a su estudio de mercado, en el que cuenta con que uno de cada diez niños españoles consuma una pieza al día, el próximo ejercicio lo cerrará con un volumen de negocio que ronde los 25 millones de beneficio, que convertiría a Pancoiris en "una gran empresa que aportaría trabajo y desarrollo para Córdoba", afirma el hostelero. Ventajas de tener el monopolio de un mercado nuevo.