El escritor cordobés Vicente Luis Mora defiende que la potencia de la imaginación, que en su opinión es el «ingrediente indispensable» para la creación literaria junto con el talento, es lo que determina el alcance de una obra y la diferencia del resto. En una entrevista con Efe, Mora ha explicado por qué imparte un taller en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), bajo el título Hacer poesía desde el imaginario científico y el mundo digital, una institución a la que ya había acudido como ponente y para participar en el ciclo de las Veladas Poéticas el año pasado.

Autor de libros como Pasadizos o el Letroespectador, Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970) es un escritor, poeta, ensayista y crítico literario con muchos y muy variados referentes literarios, como Vicente Huidobro, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, y que también reconoce que le han influido tanto los clásicos ingleses como los franceses. Mora llega a la UIMP para mostrar a sus alumnos que se puede «estimular» la imaginación, que según explica puede definirse como una «mezcla de memoria e inteligencia» que sirve para diferenciar «la voz» de un autor de la de los demás.

Se trata, según Mora, de «poner contra las cuerdas» a la mente para potenciar la imaginación y ver «hasta dónde es capaz de llegar», aunque reconoce que, por regla general, es una cualidad «muy adormecida» en la sociedad. A su juicio, el acercamiento a otras ramas del conocimiento puede provocar «ese chispazo» en forma de intuición que revele algo desconocido o que, incluso, pueda «mover a escribir» al creador literario. Un ámbito, la literatura, en el que ve la aparición de internet como un actor importante que está dando sus «primeros pasos» y que está cambiando muchos conceptos de la escritura «en tiempo real», entre los que apunta la evolución de la poesía visual o la poesía digital.

«Me inclino a pensar que va a haber una vida diferente a la actual, no tengo una bola de futuro pero la velocidad a la que están sucediendo los acontecimientos en los últimos 25 años me mueve a pensar que estamos en un camino, sino de progresión geométrica, sí aritmética», opina Mora. La cultura digital, que en su opinión puede llegar a ser «muy peligrosa, invasiva de la intimidad y controladora», no significa que los ordenadores vayan a escribir libros. De hecho, Mora explica que lo que hacen las computadoras son «refritos» a partir de los datos de los que disponen, es decir, una imitación del estilo de otros autores. «Escribir es justo lo contrario, es crear unos patrones propios y unos modelos de pensamiento diferentes», recalca el ensayista, quien pone de ejemplo a Albert Einstein y su idea de la curvatura del espacio-tiempo.

Por tanto, Mora confía en que los ordenadores no puedan alcanzar el «pensamiento diferente», lo que se conoce como singularidad, es lo que ordenador no podrá tener, porque, además de apreciar que no existe «una necesidad» para ello, insiste en que sería «bastante problemático». Durante el taller, el escritor aborda la posibilidad de conocer todo lo que rodea a la vida humana, algo que insiste en que es «absolutamente imposible», una situación que causa el enfado de las grandes mentes al tener que reconocer su «propia finitud». «A lo mejor por suerte nadie puede saberlo todo y es la única forma de vivir con la inquietud maravillosa de saber que te quedan cosas por conocer», destaca.

Formado en la literatura española, hispanoamericana y francesa, Mora valora que un autor intente encontrar ese elemento que «se salga de la lengua», puesto que aboga porque el escritor pruebe «la contaminación» de otras culturas para enriquecer su propia obra. Mora, que trabajó en el Instituto Cervantes, opina que esta institución debe estar «en constante redefinición» y también se ha pronunciado sobre el reciente nombramiento de Luis García Montero como director del Cervantes, del que ha destacado su «énfasis» en poner en valor al personal del Instituto.