Con su primera novela, Javier Castillo ha sido número 1 en ventas durante meses en Amazon. Ahora la editorial Suma de Letras publica la novela en papel y le apremia para que escriba la segunda, que ya tiene entre manos. Su suerte, no obstante, no para ahí. Su primer libro en papel ha llegado al mismo tiempo que su paternidad. Todo le va sobre raíles.

-Estresado porque las editoriales no le respondían, se autopublicó en Kindle. En tres semanas consiguió 4.000 ventas. ¿Se lo creía entonces?

-No. Era todo un poco locura. Al final, no te lo esperas ni en broma. Ni ahora.

<b>-Ya ha vendido 40.000 copias digitales en todo el mundo y las editoriales le tienen en cuenta. ¿El éxito le ha cambiado el concepto que tenía de este mundo del libro?

</b>SEnDAhora voy como la novia guapa. Todo el mundo quiere estar conmigo. Pude elegir editorial al final con las ventas. Sí. No he cambiado mi percepción de este mundo, pero sí es verdad que ahora lo veo más emocionante el paso este.

<b>-Escribió ‘El día que se perdió la cordura’ en el tren de cercanías cuando iba y volvía del trabajo. Se dice que la suerte llega si esperamos el tren. A usted le pilló en lo alto.

</b>-Encima, sí. Además, las mejores escenas las escribí antes de llegar al final de la línea. Es más. Uno de los personajes principales es un hombre desconocido que viajaba en el tren. Lo usaba para descripciones y él no sabe que lo usaba para uno de los personajes.

<b>-El libro tiene trama de thriller, pero sobre todo es una historia romántica. Supongo, por ello, que tendrá más lectoras que lectores.

-Sí. El 90% más o menos son mujeres, porque empatizan más con los personajes. Como son más emotivas, las mujeres son más capaces de empatizar con los personajes y además las mujeres leen mucho más.

--Consultor de finanzas, está pensando dejar los números para dedicarse a las letras. ¿Ha pensado ya en qué tren montará el escritorio?

-(Ríe). En el cercanías de Fuengirola a Málaga creo que no cabe ningún escritorio porque hay muchos asientos. Pero me he comprado un escritorio muy chulo en Ikea para casa.

-Ha comenzado a escribir la segunda parte de esta historia y no descarta que se transforme en una trilogía.

-Sí. Como la trama tiene un final abierto permite una segunda parte, incluso una tercera. La segunda está en proceso ya, casi terminada.

-La narración del libro está trufada de homenajes cinéfilos y literarios. ‘El silencio de los corderos’, García Márquez, Orwell. ¿Son sus referencias?

-Leo a John Verdon, Joe Dickens o Stephen King. Estas son las referencias literarias. Y luego están las que utilizas para crear una trama de suspense. Es decir, mis lecturas van más por el thriller, el suspense, que por García Márquez, que no tiene nada que ver, pero me encantaba y quería tener alguna referencia en el libro.

-Toda la vida escribiendo relatos, triunfa con una novela y aspira a dejar su trabajo y vivir del cuento.

-(Ríe). Pues sí. La literatura es muy complicada y vivir de la literatura es muy difícil, pero lo de vivir del cuento suena muy bien.

-De momento ha empezado bien.

-Sí, sí. Esto no me lo esperaba. 40.000 ejemplares en digital y ahora el salto a Suma de Letras, que es como el Real Madrid de las editoriales, no me lo esperaba ni en broma.

-Hablando en serio, ¿volverá al cuento o le van las historias más largas?

-Me van más las historias más largas. Hace ya como un año que no escribo relatos cortos. Ahora ya todo es novela larga, de suspense, policiaca. El relato lo he abandonado.

-Un hombre desnudo en la calla lleva la cabeza de una mujer. Falta un día para Navidad. Ahí arranca su historia. Dice que fue un sueño.

-Lo soñé y me desperté diciéndole a mi pareja que faltaba un día para Navidad. No sé si era marzo. Y sí, fue un sueño. A partir de ahí lié la trama.

-El thriller encaja mejor en escenarios americanos que en España. ¿No dudó a la hora de inventar Salt Lake, ubicarlo, por ejemplo, en Cuenca?

-(Ríe). Hubiera sido muy gracioso ubicarlo en Cuenca. Por el calor, en verano. Al principio, pensaba hacerlo en España, pero luego vi que encajaba mejor en Estados Unidos.

-¿En un mundo tan loco y disparatado como el nuestro, no encuentra su título demasiado coherente con la realidad?

-Creo que el título representa mucho de lo que ocurre hoy en día y creo que no podría ser un título más oportuno que este.