-Creo que lleva a ARCO sus poemas plásticos. ¿Es así?

-Mis poemas plásticos aparecieron en el plató de la televisión. Para mi sorpresa. Durante mi reciente visita a Andreu Buenafuente. Los copiaron casi perfectamente. Los publico casi todos los días en Twitter. Con las dimensiones. Toda mi vida soy un pintor compulsivo. Y envío cartas o tarjetas arrabalescas. A veces desaparecen en Correos: es un homenaje anónimo. Cuando el demonio pierde las llaves, salta por la ventana. Nunca he vendido ni nunca venderé ni mis Grandes cuadros del siglo XX ni el más diminuto dibujo.

-¿En qué consisten?

-Tengo pocos amigos pintores. Somos hacedores. Realizo como ellos. Por cierto, se ocultaron sin conocer la acogida y la coronación post-mortem. Como Duchamp, Man Ray, Magritte, Warhol... La tierra es redonda: ellos ¿la levantaron?

-¿Qué es para usted la pintura?

-Es esencial. Desde siempre. Y también una manera de insertarme en la tradición familiar. Mi abuelo fue el compañero admirado de Romero de Torres. Mi padre en la cárcel pintó mucho. Un centenar de condenados. Obras que también he publicado en Twitter. Mi hermano es un excelente retratista al óleo. ¿El mejor en este terreno? Todos ellos además tuvieron otra profesión. Mi hermano ganó paralelamente la escuela de San Fernando de pintura y la de San Javier de pilotos. El mismo año que el piloto y rey Juan Carlos. Todos se dedicaron con pasión a la pintura y con profesionalidad a sus vidas.

-¿Es verdad que siempre ha querido ser pintor?

-Sobre todo en Ciudad Rodrigo, cuando fui párvulo con las Teresianas. Con la inolvidable madre Mercedes. Que al tic-tac del reloj le instalaba truenos. Todos y la familia y mis embriagadoras maestras creían que sería pintor.

-¿Cuál es el poder de artista hoy, ante tanto culto a la fealdad en todos los órdenes?

-Las artistas no tienen poder ninguno. Cambian el mundo creando en las catacumbas. Con tanto maremoto el artista inventa el fuego.

-¿La palabra alguna vez le ha cansado y ha preferido otra forma de expresar su creación?

-Para escribir solo requiero un ordenador. Para hacer cine, solo una cámara diminuta. Y para pintar, pinceles, glu y herramientas. Es un mundo verdaderamente asombroso y bestial. Si el ratón fuera una rata, le besaría la rata en que se volvió. Estoy terminando en teatro mi quinto y último Diálogos para el XXI, con Dalí-Gala, Stalin-Wittgenstein (la más desternillante), Cervantes-Shakespeare, Dalí-Picasso y Sarah Bernhardt-Víctor Hugo (¡la mejor!). La palabra, la ciencia, las matemáticas, el ajedrez, por ejemplo, excitan, alientan y descorazonan.

-¿Conoció a Dalí y a Picasso ?

-A mi edad y estando en Francia era difícil. Hubiera debido terminar la obra cibernética que Dalí quería crear conmigo. Solo los ciempiés esnobistas llevan zapatillas de marca.

-¿Quién le gustaba más?

-Picasso es un pintor excepcional, casi monstruoso y de muchas facetas. Desgraciadamente, durante un tercio de su vida se afilió a la peste. ¡Qué tremendo ejemplo para todos! A Dalí le apasionó no solo la pintura sino las diferentes ramas de la ciencia: la biología, la astronomía, la cosmología, etcétera. Y realizó y pagó la más alta reunión científica del siglo XX. Cuando la colmena se vuelve agnóstica, las abejas crean un dios.

-¿Cómo cree que las nuevas tecnologías han cambiado el arte?

-Han cambiado los soportes tradicionales. Después de realizar siete largometrajes profesionales, ahora con una cámara diminuta, la única ayuda de mi hija y un magnífico montador, hago cortos en 48 horas, como Salinger y Ona. Y este año (si el dios Pan me presta vida) realizaré Orwell en Londres, Simon Leys y el Batavia o Strindberg en Estocolmo. Salvo el vicio, no hay nada más excitante que la virtud.