Aunque sé de buena tinta que el pregón de este año fue un éxito --yo pregoné en su día, ¡ay si yo pudiera reunir todos mis pregones, en Córdoba y en su mapa entero, saldría un libro para la editorial Almuzara de nuestro Manuel Pimentel!--, con su permiso, aquí esta, uno que yo mismo he escrito en el AVE el otro día. Escrito no para ser cantado, sino contado, que no es lo mismo. Igual me sale hasta en verso, pero sé que ustedes, que me han perdonado tantas cosas, me van a perdonar, hoy otra vez, que para eso es Domingo de Ramos. Con la venia.

Esta lleno, sobre todo, de nombres y apellidos cordobeses, de esquinas cordobesas, de sitios, de sentidos... Ustedes sabrán perdonarme.

El burro que lleva a Cristo es un asno de Rovira. De Pascual Rovira, quiero decir.

El pan que hay en la mesa de la Santa Cena es del Vacar, estoy seguro.

Y el aceite, de Baena.

María, la madre del Hijo, salió del Museo Romero de Torres. Mercedes nos dio permiso.

--Espero que tenga vuelta, mañana, mañana mismo.

El buey, de Sierra Morena.

Pilatos no es de esta tierra, aunque la zafa en la que se ha de lavar las manos sea, por ejemplo, de plata, de plata de nuestros plateros.

En cuanto a Judas, Judas tampoco es paisano nuestro.

José, el de la vara de nardo, en este caso la lleva de azahar, que es lo que se lleva ahora.

¡Cuánto se parece al Pele!, eso sí, José tiene la barba rizá.

Rizá, con acento en la a.

Primero fue la llegada, pero después la salida.

Sobre la mesa, encendidos dos velones de Lucena

Les cuento la Santa Cena.

Hay salmorejo reciente que hizo María Magdalena, el vino que hay, por si acaso, es un vino de Montilla, y de Moriles también.

Hoy es Domingo de Ramos. De ese olivo tan grande que hay en la Judería y que trajo de bien cerca un tratante de palabras que, aunque no es de esta tierra, como si fuera lo es, son los ramos de los olivos.

Los tambores de Baena ya suenan en todos los sitios.

Los vasos de barro, son, claro que sí, de La Rambla.

Antonio Gala, con clámide y su corona es de laurel, es un romano antiguo, que aunque pronuncia en prosa, ¡ay cuánta espina en la rosa!, escribe en verso….

El pintor, que también es escultor, y hace un aceite que cura las heridas del combate, es Paco Ariza, que pinta en el suelo una alfombra que nadie puede pisar. A no ser Cristo, pero también su borrica y alguno de los apóstoles, si bien no todos, y desde luego San Juan, San Juan Bautista.

Las palmas son de Palma del Río.

De fuego son los flamboyanes.

La tarde huele a jazmines de los convento antiguos.

Y Cristo viene ya con su cruz de palo, palo de Sierra Morena, de las encinas más viejas. Encinas de las dehesas…

Cristo suspira bien hondo, y al pasar por la Mezquita va y dice:

--¡Dios mío que cruz tan grande que arrastro!

Aparece el cirineo, que es del pueblo de Almodóvar, y el hijo de un piconero, del último piconero, que quiere al Hombre ayudar, porque es fiesta de guardar.

Solano, que es el nuevo Garcilaso, escribe para Diario CÓRDOBA la historia de este buen hombre que van a crucificar… Y con él van dos ladrones, que tampoco son de Córdoba, se dedican al tráfico de la amapola, trapichean con la mentira.

Nadie se puede fiar….

Mir, abogado de carrera, defiende al caído. Ladis retrata el monte, a pie de cruz, como siempre, y el gran poeta Alejandro va escribiendo su soneto, de piedra y sangre, capaz…

Entre la gente que aclama, pero que después difama, algunos son de la política, de los que no daremos nombre alguno, porque al final igual se arrepienten…

Fosforito canta una saeta, que es un cante de la calle. Los romanos son de roma, pero sus abuelos fueron campesinos de estos campos.

En las aceras hay judíos, como Cristo lo era también, y llorando por las esquinas van musulmanes de bien.

Canónigos y gitanos, y algún beato de a pie, como el padre Bonifacio, con su talega, y su fe.

Semana Santa de Córdoba, ¡cien veces te pregoné!

Yo soy ese olivo viejo, con un mochuelo en el hombro, que sigue queriéndote. Con un acento en la e, porque me llamo Escolástico, y aunque nacido en Granada, en Córdoba he vuelto a nacer...