No es para menos. Incluso había pensado en titular De negro y oro , dado que estamos en un paisaje taurino, como es Córdoba, pero he querido irme hacia lo tradicional, que hasta la palabra negro tiene sus acentos. Así que azabache, que es el término más usado en lo que al traje de luces se refiere, hoy traje de cruces, por lo de Santiago, y plata, mejor que oro, para rebajar la intensidad del paseíllo literario periodístico, perdón, periodístico literario, de todos los domingos a esta hora en este sitio. Así que De azabache y plata , para que, de entrada, el dolor vaya por delante, que no sé como voy a tener que anotar tanta lágrima en tan poco sitio.

Pero la vida sigue y aquí estamos, peregrinos del dolor, hoy domingo, último de julio. De oro es la historia con la que inicio este día, aunque vaya envuelta en el papel de plata de la actualidad, porque es de nuestro queridísimo Pablo García Baena, para quien se ha pedido, y con razón, el premio Cervantes de las Letras. Claro que sí, y no solo lo deseo para él, sino que lo firmo ahora mismo, certificado y urgente, y con mi propia sangre incluso.

Dicho lo cual, otra ventanita cultural y de las buenas, porque acabo de ver la historia mítica, hermosa, pero desde el rigor y el amor al mismo tiempo, de nuestra Medina Azahara, contada de viva voz en un espléndido documental, monumental, de nuestro Manuel Pimentel. Cosa fina, que es como ver algo que crees que te sabes, peor, que no te sabes, porque es cierto aquello que dice que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color de los ojos con que se mira. También tengo que decirles que María del Pino, esa niña bonita que escribe tan bien, me envía su último libro en el que cuenta la historia de su gato. Bellísimo. Oigan, un día me dijo Julio Merino, ese quijote que no descansa:

--No pierdas de vista a esta chica, es cosa grande ya, y lo va a ser en la historia de la literatura cordobesa.

O sea, de mucho leer, que es bueno para el verano y más sabiendo como sabemos que casi media Costa del Sol está tomada por los cordobeses, y que nuestro periódico les sirve allí donde estén de lectura, y de abanico incluso, que por lejos que estén, el aire será nuestro, porque lleva toda la Córdoba dentro, la de la ciudad y la de los pueblos.

Cómo me gusta leer el nombre, no saben cuánto, de Castilla del Pino, ahora más vivo que nunca desde su fundación, ayudando, como siempre, porque acabo de saber que solo el primer día que se abrió ya tuvieron más de mil consultas.

Me encuentro al matrimonio Paloma-Ponce, que están en las pes de Córdoba, esto es; perol, pozo, potro y patio. Y aunque sonríen, les veo con ganas de darnos la noticia de que igual ya mismo se atreven a traer otra criatura, ya veremos. Eso sí, aprovecho para saber cómo está Victoriano Valencia, el padre de Paloma, enorme torero en su tiempo y que anda algo fastidiado. Le mando a él y a su esposa, tan linda siempre, este abrazo de papel y de verano.