Córdoba ha sido una ciudad que ha atraído a fotógrafos de todo el mundo casi desde la misma invención de la fotografía en 1839. Una modelo de singular belleza de la que conservamos fotografías tan antiguas como las realizadas por el británico Edward King Tenison en 1852, unas bellísimas instantáneas obtenidas con la primitiva técnica del calotipo, que utilizaba negativos de papel, exposiciones de minutos y cámaras de más de 50 kilos de peso.

Aquellos auténticos pioneros de la imagen sufrían una tecnología muy limitada y con la que, durante todo el siglo XIX, solo podían captar sus instantáneas en blanco y negro. Una carencia que los hermanos Auguste y Louis Lumiere, padres del cine, solucionan en 1904 con su invento del autocromo. Esta placa, aún de cristal, utilizaba diminutos granos de fécula de patata coloreados de naranja, morado y verde que proporcionaba unos maravillosos colores apastelados. Sin embargo, el autocromo era una fotografía en color única de la que no se podían sacar copias en papel. En Córdoba varios fotógrafos aficionados, como el célebre óptico Agustín Fragero, trabajaron con esta película ya en 1906, pero de su obra solo se conserva un puñado de retratos. Por todo ello, es muy raro encontrar fotografías en color de la ciudad anteriores a 1960, cuando las películas flexibles en color se generalizaron.

Por suerte, la ciudad cuenta con innumerables fotografías en archivos y museos de todo el mundo. Este es el caso de los conocidos como Archivos del Planeta, proyecto del megalómano banquero estadounidense Albert Khan, quien entre 1912 y 1931 financió una expedición mundial para fotografiar en color las principales urbes del mundo. Esta colección cuenta con 72.000 autocromos realizados en 50 países, un legado que desde la pasada semana puede contemplarse en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en una exposición que muestra una selección de sus fondos con una importante presencia española y que ha dado a conocer la web del proyecto, donde se encuentran todos los autocromos disponibles para su disfrute.

Córdoba es la segunda ciudad más fotografiada de España en esta colección, solo por detrás de Granada, con nada menos que 76 instantáneas. Estas imágenes fueron tomadas en el verano de 1914 por el fotógrafo francés Auguste León. Se trata de un gran archivo de la ciudad en el que abundan las clásicas vistas de la Mezquita-Catedral, aunque Auguste León también muestra en su reportaje deliciosas imágenes de los distintos barrios de la ciudad. Son escenas populares llenas de vida, en la que los cordobeses de la época posan en rincones tan poco fotografiados como la calle Postrera o la fuente de la Piedra Escrita. Al fin, un documento gráfico singular, de enorme valor histórico y sentimental, que permite recorrer una Córdoba de otra época en color.