Atajar con éxito una reacción alérgica grave a un alimento puede salvar la vida de un niño. Basta con aplicar un inyectable que controla los síntomas respiratorios del paciente, tras lo cual es obligatorio el traslado al hospital. Entre un 4 y un 7% de los niños son alérgicos a algún alimento y el 20% de las reacciones alérgicas alimentarias se dan en los comedores escolares por lo que no está de más que los profesionales de los centros educativos estén preparados para tomar medidas en caso de emergencia. Según la jefa de Alergología del Reina Sofía, Carmen Moreno, "existe un vacío legal en este sentido que impide obligar a los docentes o personal de los centros a administrar los autoinyectables, una acción sencilla que conlleva más riesgos si no se hace que si se hace mal". Según Moreno, "la inseguridad y la desinformación son lo que lleva a muchos a no querer hacerse responsables de esta medicación, por lo que nosotros consideramos que sería bueno ampliar la información en los colegios". La administración de esta medicación no requiere conocimientos médicos, si bien hay informes que afirman que el índice de muertes por anafilaxia "está relacionado con el retraso o la no administración de la medicación de rescate".

La Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex alertaba al inicio de curso sobre las incidencias surgidas por la negativa de algunos centros escolares a aceptar la medicación de urgencia para alumnos alérgicos con riesgo de crisis anafilácticas y hacía hincapié en que "un shock anafiláctico puede poner en riesgo la vida de un alumno en pocos minutos sin que tenga margen para llegar a los servicios de emergencia".

El problema es que en España no existe normativa específica que regule esta situación, por lo que queda a criterio de la buena voluntad de los profesionales docentes la custodia y administración del un medicamento sin el cual "quedan desprotegidos durante la jornada escolar".

En este sentido, la Delegación Provincial de Córdoba remite a la norma estatal que regula la seguridad alimentaria en los colegios y que tan solo obliga a que "las escuelas infantiles y los centros escolares proporcionen a las familias, incluidos aquellos con necesidades especiales como alergias alimentarias, la programación mensual de los menús de la forma más clara y detallada posible". Para evitar situaciones descontroladas la asociación reclama "la regulación específica de la custodia y administración de esta medicación de primeros auxilios, de manera que tanto los menores como el personal educativo tengan que administrarles la medicación de rescate y queden protegidos legalmente".

La doctora Moreno aclara que "la mayor parte de las reacciones alérgicas a alimentos no son graves y, por lo tanto, solo en casos excepcionales se requiere la administración del autoinyectable".