Los TCA provocan alteraciones orgánicas (desnutrición por los vómitos o laxantes; esofagitis por reflujo; amenorrea, trastornos del ritmo cardiaco, cansancio, entre otros); alteraciones mentales (depresión, ansiedad, fobias, trastornos de personalidad anteriores o posteriores al TCA) y deterioro familiar, social y educativo. En el tratamiento de los casos de anorexia y bulimia participan distintos profesionales sanitarios (endocrinólogos, dietistas, psicólogos, psiquiatras). También en muchas ocasiones intervienen los servicios educativos a través de los equipos de orientación o los propios profesores de las chicas. La psiquiatra Teresa Guijarro explica que el abordaje de estos casos comprende evaluación nutricional y control dietético; psicoterapia individual o grupal; el uso de psicofármacos, en muchas ocasiones para tratar la depresión, ansiedad y fobias asociadas al propio cuadro de TCA y el trabajo en el colegio o con los servicios sociales para la integración o continuidad de la persona con anorexia o bulimia en las actividades educativas y de ocio propias de su edad.