Los vecinos de Cañete de las Torres y Villa del Río pasaron la noche en vela. En sus caras se notaba el cansancio por la briega de toda una velada limpiando lodo y sacando de sus viviendas muebles destrozados. Los damnificados recuerdan la impotencia que vivieron desde las 18.00 horas del miércoles, cuando además se fue la luz y el agua, produciéndose un caos y un desconcierto generalizado en todas las calles.

La fatalidad se cebó con Carmen Ponce, que falleció al ser arrastrada por el agua. Su cuerpo fue localizado a 500 metros de la vivienda. Carmen se encontraba en su casa, con su esposo, Juan González, cuando les sorprendió la avalancha de agua, siendo arrastrados ambos por la corriente en el momento que se disponían a salir de ella. Era la única forma, ya que la casa es de una planta y, si se hubieran quedado allí, se hubieran ahogado los dos. Mejor suerte corrió Juan, que se pudo agarrar a una máquina cosechadora situada calle abajo. Apunto estuvo de costarle la vida a otras personas, ya que incluso un hombre quedó atrapado en su vehículo, pero finalmente fue rescatado por efectivos del cuerpo de bomberos.

Funeral

El funeral de Carmen se celebró en la parroquia de la localidad ante la presencia de decenas de vecinos, y estuvo presidido por el obispo de la Diócesis, Demetrio Fernández, quien mostró sus condolencias a su familia y dijo que "su esposo ha vivido el momento más duro con ella".

El agua llegó a alcanzar en varios puntos del municipio los dos metros de altura, por lo que se tuvo que evacuar a 6 vecinos que quedaron incomunicados en la zona cero, situada en torno al Parque de Andalucía, un espacio que había sido reformado hace apenas unos meses.

Los vecinos siguen sin dar crédito a lo vivido el miércoles, una jornada negra en la historia de la localidad, que quedará en la memoria más trágica de este municipio del Alto Guadalquivir por los destrozos ocasionados.

Hasta el lugar se han desplazado voluntarios de Protección Civil de Pedro Abad, La Carlota, Montilla y Montoro, así como agentes de la Policía Local de los pueblos de alrededor. Pero lo que, sobre todo, ha prevalecido ha sido la solidaridad de los vecinos, que se han brindado para sacar enseres, limpiar bajos de viviendas y trasladar los electrodomésticos y muebles apilados en la calle a un lugar de las afueras de la 100 litros de agua caídos en media hora sembraron el desconcierto en todo un pueblo, que se convirtió en un infierno.

El presidente del Grupo Egisse y gerente de la empresa que gestiona la residencia de mayores de esta localidad, donde entró el agua, manifestó que se vivieron momentos de tensión, "ya que el agua iba subiendo, el ascensor no se podía utilizar, y el personal de la residencia se movilizó solo, con un acto de buena voluntad y de creer en este trabajo, que lleva una parte humana muy importante". Todos los empleados se sumaron a la ayuda y tuvieron que subir a los residentes a la primera planta, donde se le tuvo que servir la cena".

Jenaro Gutiérrez, un mecánico autónomo, vio como quedó totalmente destrozado su taller de reparación de tractores y automóviles y dijo que en la primera riada resistió la puerta, pero a los diez minutos comenzó a subir el nivel del agua, llegando a reventar la puerta metálica, por lo que tuvo que refugiarse en un tractor en el interior de la nave, donde el agua llegó a alcanzar el metro y medio de altura. Visiblemente emocionado, comentó que "no nos dio tiempo a salvar nada, solo lo que hay en los altillos". Gutiérrez resaltó el apoyo tanto de los vecinos como del Ayuntamiento, "pero lo que hace falta es una gran dosis de paciencia hasta ver esto como estaba". Hay que destacar que los diferentes grupos políticos suspendieron sus actos de campaña a lo largo de estos días.

Por otro lado, varias asociaciones ya se están moviendo para organizar actos para ayudar a las familias más afectadas.

Mercedes Buenosvinos Serrano, vecina de Carmen Ponce, dijo que "viví momentos de pánico, sobre todo cuando me asomé a la ventana y vi como los coches daban vueltas de campana".