Entrevista

Abdulah Arabi, representante del Frente Polisario: "Llevamos dos años sin hablar con el Gobierno"

"El Gobierno debe quitar el 'más' de su posición sobre el plan de Marruecos para el Sáhara", dice el representante saharaui

El embajador saharaui Abdulah Arabi, en Madrid.

El embajador saharaui Abdulah Arabi, en Madrid. / Alba Vigaray

Mario Saavedra

Abdulah Arabi (El Aaiún, 1966) es el representante en España del Frente Polisario, el movimiento de liberación del pueblo saharaui. Acaba de regresar de los campos de refugiados en Tinduf (Argelia) donde parte de los saharauis se refugiaron tras la guerra que sucedió en 1975 a la entrada de Marruecos en el territorio, hasta entonces español.

En Tinduf acaba de celebrarse un renombrado festival de cine, Fisahara. Los cineastas saharauis, con pocos medios, realizan producciones críticas con cuestiones sociales, por ejemplo sobre el uso de blanqueantes nocivos por algunas mujeres saharauis para acercarse a su canon de belleza. U otras de carácter más histórico que narran cómo las madres saharauis usaron sus propias 'melhfas', telas grandes, para levantar las primeras tiendas de campaña en el exilio. Arabi atiende a El Periódico de España, del mismo grupo editorial, en la delegación en Madrid del Frente Polisario (Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro), que celebra este viernes 10 de mayo el 51 aniversario de su creación.

La situación en los campamentos, ¿mejora, empeora o sigue igual que siempre? Queremos que mejoren, por un lado, las condiciones de la población refugiada saharaui y, a la vez, consolidar el movimiento de solidaridad. En ese sentido, el festival de cine siempre es un momento de inyección de moral hacia la población refugiada para seguir resistiendo las duras condiciones del exilio. En la guerra estamos todavía en esa fase de hostigamiento, que tiene consecuencias psicológicas de la población.

Porque están en guerra con Marruecos, de baja intensidad… 

La llaman de baja intensidad, pero es diaria. Marruecos usa drones turcos e israelíes y asesina a civiles; no solo saharauis, también de los países vecinos, como Mauritania o Argelia. Rabat no reconoce la existencia de una guerra, aunque ahora empieza a hablar de ella. 

¿Ha habido víctimas recientes? 

Sí, prácticamente semanales. 

¿Soldados del Frente Polisario? 

Son fundamentalmente civiles, aunque también hay soldados. Los drones marroquíes atacan en un camino que va de la parte liberada del Sáhara Occidental hacia Mauritania. 

Cerca de la frontera… 

Sí, en el muro que divide el territorio ocupado por Marruecos de la parte liberada. El Ejército saharaui ataca al marroquí atrincherado detrás del muro, pero los drones salen y persiguen a los soldados saharauis para atacarlos en territorio liberado.

¿Qué se necesita en los campamentos? 

La ayuda humanitaria, necesaria para la subsistencia en los campamentos, sufre de las presiones políticas por parte de Marruecos hacia los donantes. Intentan reducir la llegada de la ayuda porque creen que con eso se creará una situación de desesperación entre la población saharaui y que la gente dejaría los campamentos y volvería a la parte ocupada por Marruecos o se iría a la diáspora.

¿Ha conseguido Marruecos reducir la ayuda humanitaria?  

Ha conseguido retrasar la llegada. Hasta ahora, la Media Luna Roja saharaui, el organismo que canaliza toda la ayuda humanitaria hacia la población refugiada, almacenaba esa ayuda para crear una reserva con la que garantizar la distribución cada dos semanas. Pero, en los últimos dos años, estamos al límite. Vivimos al límite. El stock ya no existe por esas presiones de Marruecos. En algunos casos ha conseguido que los países donantes reduzcan la ayuda o la bloqueen. 

¿También han conseguido retrasar la llegada de ayuda española? 

Consiguen retrasar la ayuda oficial española que llega a través de los organismos internacionales, como el Programa Mundial de Alimentos, OXFAM o ACNUR. La que no consiguen retrasar es la que viene de la sociedad española, a través de ONG que organizan caravanas de ayuda humanitaria: hacen recogidas en territorio español, las llevan en vehículos hasta Alicante y de ahí hacia Argelia y los campamentos. 

¿Hay algo que podría hacer mejor el Gobierno español respecto a esa ayuda? 

Organizarla de manera bilateral o a través de ONGs españolas que operan en el territorio, por ejemplo.

¿Por qué no lo hacen así? 

Porque Marruecos lo consideraría como una provocación a sus intereses y una inclinación hacia una parte que consideran.

¿Hablan sobre este asunto o sobre el giro que ha dado el Gobierno respecto al Sáhara desde marzo de 2022 [reconociendo la solución “autonomista” de Marruecos para el Sáhara Occidental como “la más seria, creíble y realista” sobre la mesa]? 

Nosotros, desde el giro del presidente del Gobierno, tenemos las relaciones congeladas. Ningún contacto con el Gobierno. Hemos establecido una serie de elementos que todavía no se han dado: tienen que corregir ese error e intentar volver a la senda del Derecho Internacional, de la que creemos que la postura actual se desmarca. 

El embajador saharaui Abdulah Arabi, en Madrid.

El embajador saharaui Abdulah Arabi, en Madrid. / Alba Vigaray

¿Ha habido alguna iniciativa de contacto por parte del Ministerio de Exteriores o del ministro José Manuel Albares o la nueva directora para el Magreb, Carmen Magariños? 

No, lo teníamos con el anterior director, Alberto Ucelay. Nosotros para dialogar siempre tenemos la mano tendida, para intercambiar impresiones y opiniones, pero la decisión realmente no la consideramos acorde a un país como España que ostenta la potencia administradora del territorio del Sáhara Occidental. No nos oponemos, ni nunca lo hemos hecho, a una política de buena vecindad entre España y Marruecos. Pero siempre hemos alertado de que Rabat iba a intentar condicionarla con respecto a los derechos legítimos del pueblo saharaui, como así ha ocurrido.

Entonces, hasta que España no se retracte de esa declaración, ustedes van a mantener el boicot. 

Ese es el motivo de la decisión. Lo único que pedimos es regresar a la senda del derecho internacional. Eso implica retomar la postura en el marco de Naciones Unidas. Luego España, como Gobierno, puede tener una opinión, como cualquier otro país: que la considere como una posibilidad de solución más, como la define Francia y otros. Pero nadie la había definido hasta ahora como “la más”. Ese superlativo es el que tiene que desaparecer, para convertirla en la opinión de un Gobierno que considera que, además de la independencia, podría ser la opción de la autonomía. Nosotros la vemos como una opción más, pero que no descarte la del derecho internacional. 

Y, ¿usted cree que por usar ese superlativo “más” están descartando la solución de Naciones Unidas? 

Consideramos que sí, porque realmente la opción de la autonomía no forma parte del Derecho Internacional en el marco de la solución de la ONU. Es una propuesta unilateral por parte de Marruecos, que para desmarcarse de la solución del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, considera que solo puede ofrecer una autonomía. Pero esa no está en el marco de la ONU. Hay países que consideran que esa oferta es una contribución más. Pero la definición del presidente del Gobierno es que esa es la “más viable”, y eso tiene una connotación especial de una potencia administradora.

Pero, en el fondo, lo que defiende la ONU es un referéndum de autodeterminación. ¿No podría esa opción autonomista ser una de las opciones de la pregunta que se hiciera? 

Por supuesto.

Pero, entonces, no es excluyente… 

Cuando el gobierno dice que no ha cambiado la postura, yo espero que se refieran a que siguen defendiendo la opción de la independencia. Pero, ¿qué les impide explicarlo? ¿Decirlo?

Recuerdo al ministro José Manuel Albares en el Senado diciendo específicamente que siguen defendiendo el marco de Naciones Unidas… 

Sí, pero luego vuelve a decir que la política exterior es la que está en la Hoja de Ruta (con Marruecos). Entonces, ¿en qué quedamos? La postura de España no empezó en 2022, viene desde 1975 hasta aquí. Si no hay cambio, ¿por qué no se explica que seguimos defendiendo las resoluciones de las Naciones Unidas y lo que se decida, pero consideramos que la autonomía podía ser una solución más?

Para satisfacer diplomáticamente a Marruecos sin en realidad cambiar nada sobre el terreno… 

Exactamente. Esa es la cuestión. Si Marruecos ve que España no ha cambiado la postura, no creo que a eso lo pueda considerar unas relaciones privilegiadas con España. Pero, ¿por qué dice Rabat que es una nueva etapa? Porque considera que España ha cambiado su postura sobre el Sáhara Occidental…

Pero sin efectos sobre el terreno… 

Desde luego, todo esto, tanto la postura de España como de otros países, es más político que real. Todo esto no tiene ningún efecto jurídico. Para que tenga efecto jurídico se tiene que sacar el tema del Sáhara Occidental de la Cuarta Comisión de Naciones Unidas, del tema de descolonización. 

El Partido Popular presentó una proposición no de ley el pasado mes de marzo en la que pedía que “el Gobierno pusiera a disposición de la Cámara sobre el giro de 180º respecto al Sáhara” y que “hasta que no explique las razones que hagan comprensible ese giro, regrese a la posición sostenida por todos los Gobiernos en democracia”. ¿Le parece que el PP se compromete a deshacer lo que ha hecho Sánchez? 

Totalmente, así lo entendemos. Hay otra iniciativa del PP, que ya está en el Congreso, con ocho puntos, uno de ellos pidiendo al Gobierno que vuelva al Derecho Internacional y a ese consenso que ha caracterizado la política exterior española. Es lo que siempre hemos explicado: que el giro es prácticamente unilateral del presidente y su ministro de Exteriores. Ni siquiera la otra parte del Gobierno lo apoya. Ha expresado su rechazo total. Como los grupos parlamentarios. El partido de la alternancia, el PP, también. Así que eso nos sitúa en que la política de Estado sigue siendo la que debe ser y es la postura del presidente ha cambiado.

¿Hablan con el PP de estos temas? 

Sí, tenemos interlocución con todos los partidos políticos. Salvo con el PSOE, que en los dos últimos años, por indicaciones del ministro de Exteriores [José Manuel Albares], la relación no es como antes. 

¿En qué situación está la batalla legal del Frente Polisario para anular el acuerdo de pesca entre la Unión Europea y Marruecos? 

Lo último que ha salido ha sido la opinión de la Abogada General de la UE, en la que propone anular los acuerdos de pesca por no respetar la separación del territorio del Sáhara Occidental del de Marruecos. Y por no contar con el consentimiento del pueblo saharaui, que tiene pendiente su derecho a la autodeterminación. Eso demuestra que la soberanía de esos recursos reside en el pueblo saharaui. Para nosotros es una victoria enorme. Confirma las de 2016, 2018 y 2021, recurridas por la Unión Europea, el Consejo de la UE y por países miembro, entre ellos España, para intentar garantizar el saqueo ilegal de los recursos naturales del Sáhara Occidental con la complicidad de una potencia ocupante, Marruecos. El Polisario demuestra que la causa del pueblo saharaui tiene una solidez jurídica tan importante que ni la propia moción de Trump con un tuit ni el cambio del presidente del Gobierno pueden cambiar esa naturaleza jurídica.

¿Cuál es la fecha clave para la resolución definitiva? 

Finales de año, en octubre o noviembre, tras las elecciones europeas y la constitución de la Comisión.

Le preguntamos a la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, si tenían un plan B a esos acuerdos de pesca, y nos dio a entender que todo se puede solucionar con voluntad política. ¿Temen algún requiebro para mantener esa extracción de recursos? 

Supongo que, cuando habla de voluntad política, está ignorando el Derecho Internacional. Evidentemente, Rabat va a intentar presionar y ejercer toda la presión que pueda sobre los países europeos. No nos llama la atención. Lo que nos llama la atención es que países como España se preste a ese juego. 

Marruecos llevó a cabo un foro comercial para promover inversiones en Dajla-Río de Oro… 

En los 48 años de ocupación, Marruecos siempre ha trabajado para la asimilación de los territorios del Sáhara Occidental. Lo ha intentado con mucha agresividad en los últimos años, tratando de demostrar que la situación es normal y que se trata de una prolongación de las fronteras internacionalmente reconocidas de Marruecos, aunque todo el mundo sabe que eso no es así, porque esas fronteras internacionalmente reconocidas están definidas por el Derecho Internacional. 

En el foro hablamos con Khattat Yanja, presidente del Consejo Regional de Dajla y nacido en el Sáhara, que decía que lo mejor es que esa región se desarrolle, por el bien de los saharauis que allí viven… 

En esa asimilación, Marruecos intenta recurrir a todo tipo de mecanismos; uno de ellos es la inversión. Incluso designando personas autóctonas del Sáhara Occidental para ejercer ese papel, para darle más credibilidad a esa campaña de márketing. Nuestra obligación es informar a las empresas de la realidad: invertir en un territorio ocupado, pendiente de descolonización, es blanquear una ocupación y condenar al pueblo saharaui a más sufrimiento y a más espera, y complicar el ejercicio del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación mediante la búsqueda de rentabilidad para unas empresas. En ese sentido, nuestra campaña ha sido un éxito. Creo que la participación de empresas no ha sido la esperada por parte de la Embajada de Marruecos.