Jordi Pujol reconoció ayer ante el juez José de la Mata que sabía que su mujer, Marta Ferrusola, y sus hijos disponían de cuentas en Andorra, pero aseguró que él estaba al margen, ya que, según su versión, no participó en ninguna reunión sobre la gestión del legado de su padre, Florenci, de la que se hizo cargo su primogénito. Por su parte, Ferrusola se negó a declarar. Ambos quedaron en libertad con cargos porque que el fiscal no solicitó ninguna medida cautelar contra ellos, aunque siguen imputados por un delito de blanqueo de capitales continuado.

El matrimonio Pujol llegó a la Audiencia Nacional un cuarto de hora antes de su cita con el juez prevista a las 10 de la mañana. Lo hicieron en un monovolumen plateado. Durante casi tres horas el expresidente catalán contestó a las preguntas del juez, el fiscal y los abogados defensores de la decena de imputados en este caso, en su mayoría empresarios que supuestamente pagaron comisiones a Pujol hijo a cambio de adjudicaciones públicas con la Generalitat.

A VUELTAS CON EL LEGADO Pujol declaró en castellano aunque se le ofreció contestar en catalán. Durante su interrogatorio contestó en un tono muy respetuoso y educado, lejos de la soberbia que exhibió en el Parlament cuando se le preguntó sobre el legado de su padre, según fuentes presentes en la declaración.

El expresidente catalán, no obstante, repitió casi con las mismas palabras la declaración que prestó en un juzgado de Barcelona cuando explicó que el dinero que había ocultado en Andorra era la herencia de su padre. Ante el juez De la Mata aseguró que este dinero, 140 millones de las antiguas pesetas, procedían de los negocios de su padre en los años 40 y 50, que, en expresión del fundador convergente, "no era legales, eran consentidos socialmente". Citó como ejemplo la compraventa de dólares.

También manifestó que él no estaba de acuerdo con este legado, pero que su padre lo ocultó para proteger a su familia ante "el miedo" de que un cambio en la situación política pudiera perjudicarles. Y precisamente este temor fue el que impidió que él revelara su existencia, aunque optó por confesarlo después de que sus hijos decidieran regularizar este patrimonio. Y también alegó que hizo público el comunicado en julio del 2014 por "razones éticas", según fuentes jurídicas. Sin embargo, no aportó ningún documento que acreditara la existencia de esta herencia como el impuesto de sucesiones.

Y aseguró que su hermana desconocía este patrimonio porque su padre no se lo contó. A partir de este relato se desmarcó del resto de los negocios de sus hijos o de la gestión de las cuentas andorranas. Una labor que, afirmó, ha llevado a cabo su primogénito que se encargó de repartir los fondos entre su madre y sus hermanos. El fundador de Convergència aseguró que no estuvo al tanto de estas operaciones porque se llevaban "con gran secretismo".

Por ello, afirmó que desconocía los negocios de sus hijos y el cobro de comisiones de estos por parte de empresarios. El juez y las otras partes no le preguntaron por su etapa como gestor público ni por la forma de adjudicaciones de la Generalitat.

Pujol insistió en que no es titular de ninguna cuenta en Andorra ni en el extranjero, aunque admitió que remitió en el 2001 una carta a la Banca Reig en el principado en la que se declaraba titular de la cuenta 63810 a petición de su primogénito que estaba en pleno proceso de separación y luego de reconciliación con su exmujer, Mercè Gironès.

"LO HICE POR MI HIJO" Su hijo, según esta versión, quería ocultar a su exmujer la existencia de esta cuenta, aunque ella lo descubrió después cuando volvieron a estar juntos antes de separarse definitivamente. El expresidente aseguró al juez que "no estaba muy orgulloso de lo que hizo", pero afirmó: "Lo hice por mi hijo".

A pesar de ello, el expresidente aseguró que el patrimonio de Andorra no tiene nada que ver con el paquete accionarial de Banca Catalana y que no ha presenciado "maletines ni grandes cantidades de dinero en efectivo". También señaló que no mantiene relaciones de amistad con los dueños de los bancos andorranos donde su familia tenía abiertas sus cuentas.

La declaración se desarrolló con gran cortesía, según fuentes presentes en la declaración, salvo cuando la fiscalía le preguntó por Banca Catalana. Pujol Soley explicó que había sido miembro de la comisión ejecutiva y uno de los principales accionistas en 1982.

JARDINERIA FERRUSOLA El juez interrumpió el interrogatorio del fiscal porque consideraba que estas preguntas no tenían relación con los hechos que se investigaban habida cuenta de que Banca Catalana es un proceso que se archivó en los años 80 del siglo pasado. Asimismo, subrayó que la empresa de su mujer, especializada en jardinería, nunca ha trabajado para la Generalitat y aseguró que no la acompañó a Andorra a abrir ninguna cuenta.

La comparecencia de Ferrusola duró solo unos minutos porque se negó a declarar. El juez también le ofreció la posibilidad de hacerlo en catalán, pero ella contestó que prefería contestar en castellano.