Antes siquiera de que las negociaciones de calado hayan empezado, dos de los actores principales del hipotético acuerdo de gobierno se instalan en posiciones irreconciliables. El ultimátum que ayer lanzó Pablo Iglesias a Pedro Sánchez, exigiéndole que plante a Ciudadanos si quiere pactar con Podemos, supone un serio revés para los socialistas, que por muchos motivos (orgánicos, aritméticos y de programa político) quieren a los dos partidos emergentes en el mismo barco.

No parece sencillo. A tenor de las palabras de Iglesias, que dio al secretario general del PSOE 24 horas para abandonar cualquier tentación de negociar con Albert Rivera, es casi imposible. A pesar de que Sánchez defiende que su "puerta sigue abierta" a Podemos, y de que el dirigente morado dice creer "de corazón" que el socialista le elegirá como socio, el resultado de la reunión sitúa el acuerdo cerca del precipicio y gana enteros una eventual repetición de elecciones.

Antes del encuentro, ambos se habían mostrado esperanzados, aunque con mensajes de distinta modulación. Sánchez llevaba tres días exhibiendo sonrisa. Primero, cuando el Rey le nombró candidato. Después, tras sus reuniones con los grupos en los que busca apoyo: Coalición Canaria, IU y Compromís. Y por último, en su cita con Rivera, en la que convinieron iniciar la negociación.

Tras verse con Iglesias, en cambio, compareció con gesto muy serio. El de Vallecas acababa de exigirle cara a cara lo que había hecho ante la prensa durante dos semanas: que eligiese de inmediato entre Podemos y Ciudadanos. Sánchez arremetió entonces con una dureza inusual, que contrastaba aún más con el tono de seducción empleado por Iglesias minutos antes en rueda de prensa. A pesar del evidente desencuentro con el que terminó la cita, el podemista se mostró ilusionado con que Sánchez recapacitase.

No funcionó. La actitud de Iglesias, sostuvo el candidato socialista, es "excluyente". Su "sensación" es que "no quiere" un acuerdo sino la repetición de elecciones, algo que beneficia al Partido Popular. "Me imagino que quien estará contento con esta noticia es una persona que se llama Mariano y se apellida Rajoy", dijo Sánchez.

LA NEGATIVA Los de Iglesias niegan públicamente que su propuesta sea un baile de máscaras tras el que anida el deseo de elecciones. Aducen que, con solo dos años de vida, ha realizado un esfuerzo ingente para concurrir a cinco elecciones y que tienen pendientes de devolución los microcréditos que pidieron a sus bases para financiar las tres últimas campañas. Incluso la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, mostró ayer su esperanza de que "se llegue a un acuerdo lo antes posible", informa Toni Sust .

Sin embargo, en privado, varios dirigentes han mostrado en los últimos días escaso optimismo y admiten que el escenario de nuevas elecciones es algo que cada vez cobra más fuerza y al que no tienen miedo. Aún menos tras conocer los resultados