Como las desgracias nunca vienen solas, a la derrota del Bernabéu, siempre dolorosa, se le añadió otra más penosa, en casa, ante un Celta que nunca había ganado en el Camp Nou. Dos tropiezos han descabalgado al Barça del liderato y, lo que es peor, le han relegado detrás del Madrid, que a primera hora de la tarde se exhibía con fútbol y goleada. La noche cayó sobre el estadio azulgrana y el once de Luis Enrique, ofuscado, se complicó mucho la existencia, abriendo la puerta a que la discusión futbolística se mezcle con la polémica institucional.

Para que semejante catástrofe sucediera deben concurrir muchas circunstancias. Todas aparecieron menos la primera: que el Barça jugara rematadamente mal y no es cierto. Solo remató mal. El palo de la derrota se representó con los cuatro remates que se estrellaron en el larguero: dos de Neymar, uno de Jonny por error y otro de Messi. La ofuscación local se unió a la excelente actuación del meta visitante Sergio, que lo paró todo e hizo evidente una situación impensable: que una delantera de valor incalculable --se desconoce el precio de Messi, sin duda superior al de Suárez y Neymar-- se quede a cero.

MUCHAS DERROTAS ¿Un ataque imparable? Pues el primer día quedó desmontado el aserto, y tras 56 partidos con goles en el Camp Nou, se cerró la racha. Un anónimo portero gallego, Sergio Alvarez, paró al trío de estrellas. La madera ayudó al meta a cuajar el partido de su vida, en un triunfo que recordará para siempre el Celta. Y también el Barça, por unos días, poco acostumbrado a tales disgustos.

La derrota deja muchas consecuencias. Entre otras, una advertencia al técnico para que le dé un par de vueltas a la forma de jugar de su equipo, por más que ayer la desgracia se cebara en él. El castigo fue muy injusto, pero el aviso adjunto al marcador habría que tomarlo en cuenta.

DE ATRAS A DELANTE El Barça de ayer fue más que nunca el Barça de Luis Enrique: un nervio de equipo. Como era él de futbolista. Vertical, brioso, rápido, sin pausa. El eje del equipo se ha desplazado a la delantera, donde se reúnen tres de los mejores del mundo. Antes estaba situado en el centro del campo, el jardín de Xavi e Iniesta. Por calidad y por galones marcaban ellos el ritmo; sin ellos, titulares en el Bernabéu donde el Barça fue sepultado, no hubo mando en plaza. Rakitic y Rafinha no jugaron mal, especialmente este último, motivado ante su exequipo y por ser titular once partidos después de la última vez, pero carecen del peso y la ascendencia de aquellos. Luis Enrique apeló a Xavi con el 0-1.

EL SISTEMA FETICHE No solo rescató al cerebro sino que en medio de la creciente desesperación porque el tiempo se agotaba, el técnico rescató el sistema fetiche para situaciones dramáticas: el 3-4-3. Una recomposición general que devolvió (tímidamente) los extremos al campo y que habían desaparecido desde el verano. Neymar y Suárez, que se estrenaba, siguieron fallando remates. Y Sergio continuó parando.

Ni siquiera el señuelo de esa transformación alteró al Celta, muy bien puesto y que tuvo más ideas que el Barça. Y más suerte, por poder mantener inalterable su propósito, y que Larrivey y Nolito, que disfrutaron en la inmensa pradera del Camp Nou, más larga que ancha porque así lo quiso el Barça, salieran victoriosos delante de la Santísima Trinidad.

Ficha técnica:

0 - Barcelona: Bravo; Alves, Mascherano, Mathieu, Jordi Alba, Sergio Busquets (Xavi, min.65), Rakitic, Rafinha (Pedro, min.65) Messi, Luis Suárez y Neymar.

1 - Celta: Sergio; Hugo Mallo, Cabral, Sergi Gómez, Jonny, Rodoja, Pablo Hernández (Boja Fernández, min.69), Krohn-Dehli, Orellana, Larrivey (Charles, min.76) y Nolito (Madinda, min.88).

Goles: 1-0: Larrivey, min.55.

Árbitro: Vicandi Garrido (Comité vasco). Mostró tarjeta amarilla a Pablo Hernández (min.13), Sergi Gómez (min.73) y Pedro (min.92).

Incidencias: Partido de la décima jornada de la Liga BBVA disputado en el Camp Nou ante 71.468 espectadores. Antes del encuentro, se guardó un minuto de silencio en memoria de Gustau Biosca, defensa del mítico Barcelona de las 'Cinco Copas' fallecido la pasada madrugada a los 86 años.