Málaga CF: Kameni; Rosales, Sergio Sánchez, Weligton, Antunes o Torres; Amrabat, Darder, Camacho, Horta; Luis Alberto, Santa Cruz.

FC Barcelona: Bravo; Dani Alves, Mascherano, Piqué, Adriano; Busquets, Rakitic, Andrés Iniesta; Pedro, Messi, Munir.

Arbitro: Hernández Hernández (Comité Las Palmas).

Estadio: La Rosaleda.

Hora: 22.00 (C+ 1).

Todo ganado. Y todo por ganar. Han jugado todos, excepto Douglas, Vermaelen, Suárez y Masip. Y todos lo han hecho de maravilla. Y con todos ha ganado. Venían de perderlo todo y ahora mandan en todas partes. La metamorfosis ha sido tremenda y parece que todas las piezas empiezan a encajar. Hasta aquel que parecía desaparecido, ha resucitado y, como dios que es, aparece en todas partes, repartiendo bendiciones, asistencias, sonrisas, abrazos, liderando, creando, marcando maravillosos goles y regalándolos.

Y, en un rincón, o al frente, siempre con sus gafas de sol, ¡esos ojos parecen reñidos con la luminosidad, no de su equipo!, rodeado de su íntimo equipo, está uno que es nuevo, pero tiene pinta de viejo conocido de la casa. De sabio despistado. De zorro. Alguien que trata de resolver todos los problemas, los que hay, los que detecta, los que se publican, los secretos, los que vendrán, los que intuye, los de equipo y los individuales "simplemente con sentido común, el menos común de los sentidos". Porque dicen que así fue cuando era futbolista y así sigue de entrenador. Y nunca le ha ido mal. "Jamás discutí con jugador alguno", sentencia ante decenas de periodistas en la Joan Gamper.

Luis Enrique no regatea pregunta alguna, aunque muchas lleva respondiéndolas desde que se hizo cargo de la plantilla azulgrana. Especialmente aquellas que atienden a sus objetivos. Sabe quién pregunta y siempre, siempre, como Pep Guardiola o Tito Vilanova, intuye la que tiene colmillo o la que viene dictada de Madrid. Vaya que sí.

"Esto solo acaba de empezar", responde cuando le dicen que en la capital ya le dan como claro favorito. "Estamos ahí, hemos ganado, pero no nos engañamos, no somos ciegos, vemos incluso aquellos errores que no nos penalizan en el campo pero que debemos corregir. Y nuestro objetivo, el mío y el de los jugadores, sigue siendo el mismo desde el primer día: hacer que el equipo sea un poquito mejor en cada partido, aprender, entrenarnos, mejorar, prepararnos y, sobre todo, llegar al mes de marzo con posibilidades. La Liga no se gana en septiembre".

Es evidente que a 23 de septiembre, Luis Enrique solo ha hecho que sembrar. Y no hace ni caso a los que lanzan las campanas al vuelo por la diferencia que su equipo le saca ya al Atlético (-4), flamante campeón, y al Real Madrid (-6). "Sería idiota si no reconociese que estamos bien, pero esto solo acaba de empezar. Todos vemos que Valencia (-2) y Sevilla (-2) tiene muy buena pinta, y es evidente que Atlético y Madrid estarán ahí con nosotros, peleando por la Liga. Eso sí, si me dan a elegir prefiero que pierdan todos, menos nosotros".

GENTE ESPERANDO EL FALLO El nuevo mister azulgrana se resiste, no quiere, se niega, detesta ponerse la venda antes que la herida. Por supuesto que sabe que hay mucha gente esperando que pierda. E, incluso, que encajen el primer gol, pues su portería sigue a cero. "Es hermoso que la afición esté orgullosa de que mantengamos nuestra portería a cero. Sabemos que un día u otro encajaremos un gol. Pero, díganme: ¿dónde hay que firmar que me dejo meter un gol si gano siempre?".

Eso sí, preferiría que fuese otro día. No hoy. Hoy no. Hoy Luis Enrique está de cumpleaños. Tal día como hoy, en ese mismo estadio, hace exactamente 25 años, debutó en Primera con la zamarra de su amado Sporting... ante el Málaga. "Y perdimos. E hice una chilena preciosa, que se fue al larguero. Y, desde aquel día, casi todo lo que me ha pasado en el fútbol ha sido maravilloso". "Va a ser un partido duro, difícil, aunque sé que la gente nos da por ganadores. Nada es fácil, nada", comenta el entrenador asturiano sobre su rival de hoy en Liga, que "tiene de todo y un gran ambiente para dañarnos o intentarlo". "Intuimos ciertas dificultades y sabemos de sus buenos jugadores y, sobre todo, de lo bien que se comunican todas sus líneas. Tendremos que ser intensos y pelear hasta el minuto 93 para ganar este partido. Bueno, como todos. Y, sobre todo, estar concentrados y muy alertas, mucho, a todo lo que pase".