¿Quién dijo que para divertirse hay que beber? Casi 18.000 andaluces reciben tratamiento por adicción al alcohol, una pesadilla que, según los expertos, empieza a ser un problema cuando la hora de la cerveza pasa de ser casual a "la cita inexcusable" o cuando es imposible tomar una caña sin que detrás vengan muchas más. Beber puede llegar a ser muy poco divertido, una tortura, una enfermedad. Conviene recordárselo a los jóvenes.