Apenas existen diferencias entre los consejos que dan los distintos expertos para evitar las intoxicaciones alimentarias, tan frecuentes en verano. En primer lugar, está la higiene en general y lavar bien tanto los alimentos como las manos, el lugar donde se va a preparar la comida y los utensilios antes de empezar a cocinar.

Particularmente, se advierte que no hay que utilizar para el resto de los alimentos (al menos sin lavar bien) los utensilios empleados para las carnes y pescados crudos. Lavar bien la tabla de cortar, sobre todo tras haber trabajado con pollo y pescado, incluso usando una gota de lejía. También hay que tener cuidado de no poner en contacto los alimentos crudos con los cocidos.

Capítulo aparte es la forma de cocinar y servir la comida. Los alimentos deben de estar bien hechos, tras haberse expuesto a una temperatura elevada, como mínimo, superior a los 74º, para destruir las bacterias que se hayan podido desarrollar. Una vez cocinados deben consumirse lo más pronto posible, sin dejarlos mucho tiempo a temperatura ambiente. Hay que evitar recalentar la comida lo máximo posible y, además, en caso de querer conservar algo de alimentos ya cocinados introducirlos aún caliente en el frigorífico y nada de dejarlos fuera para que se enfríen. Cuando se recalienten, también hay que hacerlo a una temperatura superior a 74º. Consejos similares pueden darse con los alimentos congelados, que una vez descongelados se deben preparar y no se pueden congelar de nuevo. Cuando se descongele, además, debe de hacerse con tiempo dentro de la nevera o a través del microondas o bajo un chorro de agua caliente, pero nunca expuestos a temperatura ambiente.

Otro tema son los viajes, en ellos, hay que beber solamente agua embotellada y comer alimentos bien cocidos.