El final de la sequía

La CHG avisa de que "no se puede permitir ni una hectárea más" de regadío salvo las planificadas

El responsable de Planificación del organismo recuerda que no se conceden nuevas autorizaciones desde 2005

Víctor Cifuentes, durante su intervención en el foro sobre el agua en Córdoba este miércoles.

Víctor Cifuentes, durante su intervención en el foro sobre el agua en Córdoba este miércoles. / Manuel Murillo

Rafael Verdú

Rafael Verdú

El responsable de Planificación de la CHG, Víctor Cifuentes, ha indicado en la mañana de este miércoles en Córdoba, durante la celebración de un congreso sobre el agua, de que "no se puede permitir ni una hectárea más" de regadío al margen de las que ya están diseñadas sobre el papel. 

Según el técnico del organismo de Cuenca, la mecánica del sistema consiste en tener embalses muy grandes (medio centenar en total) que tardan varios años en llenarse, con los cuales se puede aguantar durante la época de escasez de lluvias como la que hemos vivido durante los últimos cinco años. "Así hemos vivido mucho tiempo y esto ha funcionado relativamente bien", ha manifestado el experto.

900.000 hectáreas

En la actualidad la Cuenca del Guadalquivir dispone de 900.000 hectáreas de cultivos regables, mucho más de las 500.000 que se habían planificado a finales de los 90. Fue la explosión del olivar del regadío lo que llevó a poner en peligro todo el sistema, por lo que desde el año 2005 no se autorizan nuevas concesiones

Cifuentes ha explicado que los presidentes de la Confederación no tienen apenas margen de maniobra, dado que todo el sistema está muy regulado y al límite de sus posibilidades. A todos ellos les advierte, ha asegurado, de que "tienen poco grado de libertad" puesto que "la demanda está muy ajustada al sistema". Por ello, "desde hace 20 años no se dan más concesiones de regadío y esto ha mantenido el sistema estable más o menos", ha indicado en el congreso sobre el agua. 

A pesar de todo, se ha conseguido un ahorro de unos 300 hectómetros cúbicos al año, una cantidad nada despreciable que equivale a un pantano de tamaño medio (es el doble de la capacidad del Guadalmellato, del que se abastece Córdoba capital).

Actuaciones ante la sequía

El responsable de Planificación de la CHG ha repasado además cómo afrontó el organismo de cuenca el inicio de la actual sequía en lo referente a los regadíos. A lo largo de cinco años se han ido recortando las dotaciones hasta el punto de que el año pasado los campos tuvieron que resistir con tan sólo un 12% de las cantidades de una campaña normal. Es una cifra tan escasa que apenas da lo justo para que no se mueran los árboles y haya que replantarlos de nuevo, lo que hubiera sido una catástrofe.

Sin embargo, la CHG podía haber desembalsado un poco más de agua, pero se decidió mantener las dotaciones en niveles más bajos en previsión de que la sequía durase más de lo previsto. Según Cifuentes, hasta el año 2020 se podía haber entregado la dotación completa para regadío, pero no se hizo así. Si se hubiera actuado de forma menos prudente, las restricciones de la campaña de regadío aplicadas en 2023 habían llegado antes, en 2022; y el año pasado nadie sabe qué habría pasado ante la escasez de agua. «No era deseable haber dado más agua y el tiempo nos dio la razón», ha apuntado durante su conferencia.