En un perol que se precie no puede faltar el pastel cordobés, hojaldre relleno de cabello de ángel, que en ocasiones se enriquece con jamón ibérico. El cabello de ángel forma parte de muchas creaciones de nuestra pastelería tradicional, como el cortadillo de cidra, la gloria o el famoso manolete. El cabello de ángel es una confitura que se hace con las fibras del fruto de la cidra cayote, una planta de la familia de las calabazas. Este fruto no se emplea recién cogido, sino que es necesario dejarlo madurar hasta por lo menos un año después de haberlo cortado. Una vez abierto, golpeando la corteza con una maza hasta conseguir resquebrajarla, se corta en trozos a los que se les quita la corteza. La pulpa se cuece en agua hasta que se ablande. Ya escurrida, fría y sin semillas, se deshilacha. Con su agua de cocción, azúcar, limón y canela, se hace un almíbar que se deja cocer hasta que adquiera consistencia suficiente. Se le añaden entonces las fibras de cidra y se cuece todo junto.