El danés Magnus Cort Nielsen (EF Efucation Nippo) volvió a tirar de su versión de esprinter todoterreno para imponer la ley del más rápido en la duodécima etapa de la Vuelta disputada entre Jaén y Córdoba, con un recorrido de media montaña de 175 kilómetros y jornada calurosa en la que mantuvo el maillot rojo el noruego Odd Christian Eiking (Intermarché).

Hubo todo lo que uno puede esperar en Córdoba de un final de etapa de la Vuelta a España, un acontecimiento que aterriza de vez en cuando y siempre activa la emoción de los aficionados. Hizo calor -muchísimo, pero nunca suficiente para disuadir a los fans- y la etapa, duodécima de la ronda española, se resolvió con un intenso esprint que convirtió la Avenida Conde Vallellano en un hervidero más allá de los termómetros.

El gentío gritando y golpeando las vallas publicitarias compuso la tradicional amalgama sensorial en la que surge un héroe. Que, paradójicamente, vino del frío. El danés Magnus Cort Nielsen (EF Efucation Nippo) impuso su ley sobre el hirviente asfalto cordobés para coronarse en una jornada que se abrió en Jaén y terminó en Córdoba. El maillot rojo lo sigue luciendo el noruego Odd Christian Eiking (Intermarché). Y Roglic, que se vio envuelto en una caída, sigue al acecho.

Magnus Cort Nielsen anda fino y lo demostró. El de Bomholm, que ya superó a Roglic en la montaña de Cullera y que también estuvo pugnando entre los primeros en el repecho de Valdepeñas de Jáen, tomó su perfil de velocista para acabar llevándose el triunfo. El italiano Andrea Bagioli (Deceuninck-Quick Step) y el australiano Michael Mathews (Bike Exchange) opositaron junto a él, pero no pudieron cazarle cuando hubo que dar el último golpe. El danés tiene ya su doblete: Cullera y Córdoba, dos modos distintos de ganar.

La jornada fue un examen de resistencia para el pelotón, que abordó los 175 kilómetros cruzando por pleno corazón de Andalucía con las clásicas temperaturas de agosto: en torno a los 40 grados. El líder de la general, Eiking, se comportó como debía y salió indemne. El maillot rojo sigue siendo suyo, con una ventaja de 58 segundos sobre el francés Guillaume Martin y de 1.56 con respecto al esloveno Primoz Roglic.

El primer español, Enric Mas, es cuarto a 2.31 del líder y a 35 segundos de Roglic, con el que mantiene una batalla que se recrudecerá, si no hay sorpresas de por medio, en las siguientes etapas.

¿Quién se fuga aquí? 

La salida de Jaén fue acelerada, haciendo presagiar que podría haber escaramuzas. Pero nada de eso. El calor incentivó la mentalidad conservadora del pelotón, que decidió por consenso tácito ir a su ritmo y a la espera de que el propio desarrollo de la carrera abriera la puerta a algún valiente. Nadie se quiso arriesgar hasta que faltaban 90 kilómetros para la meta. Saltaron ocho: Iturria, Amézqueta, Berwick, Armée, Jetse Bol, Dewulf, Haga y Van Gils. Y por delante quedaban los puertos. En el Alto de San Jerónimo (3a, 13 kilómetros al 3,3%) se produjo una caída en la que se vieron involucrados Roglic y Adam Yates. Ambos siguieron.

En el ascenso del Alto del 14 por ciento se acabaron las opciones para los escapados, que fueron sustituidos por otros aspirantes a la sorpresa. Ciccone, Bardet, Vine y Sergio Henao coronaron el puerto con 27 segundos y enfilaron el camino hacia la meta con la furia desatada y las fuerzas menguantes. El cuarteto fue cazado a poco más de un kilómetro de la meta. Todo desembocó en el tan esperado esprint.

El desenlace fue trepidante. El belga Keukeleire lanzó de modo explosivo el esprint para que le siguiera Magnus Cort, que lo vio claro. Dio el último arreón para vencer por poco en la línea de meta y conseguir su segundo triunfo de etapa, además de la homologación de su versatilidad.

Este viernes se disputa la decimotercera etapa entre Belmez y Villanueva de la Serena, de 203,7 kilómetros, jornada llana que convoca a los velocistas.

La felicidad de Nielsen y la aversión por el calor de Eiking

El danés Magnus Cort Nielsen (EF) confesó que la carrera española es un prueba que le «gusta», en la que ya triunfó en la «primera vez» que la corrió, en 2016, y en la que suma ya cinco victorias de etapa. Dos en esta edición. «Estoy feliz por todas esas victorias. La Vuelta es una carrera que me gusta. Desde el principio tuve éxito, el año pasado volví a ganar y este año le pedí venir al equipo después del Tour y estoy feliz», dijo en rueda de prensa tras la etapa.

El danés dio las «gracias a todo el equipo, aunque especialmente a Jens (Keukeleire)», pero «no solo por el sprint», en el que lanzó, sino «durante toda la etapa». Aunque, ya sobre la llegada final, recordó que la victoria la consiguió «de la misma forma que en Madrid en 2016», su segundo triunfo en la ronda española. 

El noruego Odd Christian Eiking (Intermarché-Wanty), que defendió con éxito su tercer día como líder, admitió que la etapa fue «más dura de lo que pensaba» y en la que las altas temperaturas «no han ayudado». «Prefiero el frío porque esta no es la temperatura a la que estoy acostumbrado en el día a día, aunque estas dos semanas de altas temperaturas me han permitido adaptarme. Las soporto relativamente», ha comentado. Eiking ha dejado claro que espera de alcanzar la cordillera cantábrica en la tercera semana de la Vuelta para huir del calor.