Recientemente veía la luz el libro Excelencia en la educación de la infancia. Una mirada internacional que han coordinado las profesoras de la UCO Elena González, Rosario Mérida y Mª de los Ángeles Olivares. Un libro que intenta concretar y caracterizar qué es la excelencia docente en la etapa infantil, porque «si bien hay mucha literatura sobre la excelencia docente en general, escasean las aportaciones concretas para esta etapa educativa con identidad propia y decisiva para la construcción de una identidad personal y social armónica», indican las impulsoras de la publicación que trata de dar voz a personas muy autorizadas a nivel internacional y nacional sobre la docencia de calidad desde la formación inicial hasta las prácticas de aula.

Aunque, como indican, «no existe una definición unánime, en la obra que presentamos se considera que una educación excelente es aquella que parte de una imagen potente de la infancia, que cree en las enormes capacidades de los niños y niñas como sujetos con derecho a la educación, a la participación y a su desarrollo integral. Una infancia que necesita ser escuchada y respetada como agente activo que genera una cultura propia. Los niños y niñas de Infantil no son un proyecto de futuro, sino un presente con capacidades y derechos propios», recalcan.

El libro incluye artículos de prestigiosos investigadores de Dinamarca, EEUU, Italia y Portugal, cada uno de los cuales ha abordado distintas cuestiones relacionadas con la educación en la infancia como la formación inicial docente de calidad; las tradiciones culturales hegemónicas en relación a la calidad, los valores y las prácticas en las aulas infantiles; las repercusiones que tienen las imágenes y concepciones de infancia que poseen los docentes en las interacciones y situaciones de aprendizaje que diseñan y desarrollan o la pedagogía en participación, reforzada con la implicación familiar.

González, Mérida y Olivares subrayan que «las buenas prácticas y las experiencias de calidad en Educación Infantil comparten unos rasgos aplicables a distintos contextos y están bastantes consensuados en la literatura, y en la práctica, a nivel internacional». 

Así, «el respeto a los niños y niñas, las metodologías activas de aprendizaje, la participación familiar, la construcción de una imagen potente de la infancia, la atención a la diversidad, el fomento de una convivencia pacífica, el desarrollo de competencias personales y sociales… son algunos de los pilares de una educación de calidad que se asume y practica desde diferentes países», indican. 

Pero reconocen que también existen particularidades y especificidades en cada territorio que «nos ayudan a aprender colectivamente, a transferir algunas experiencias de éxito y contemplar propuestas de innovación que nos ayudan a seguir mejorando».

Aplicar todas estas cuestiones no es fácil. «El cambio legislativo, sobre todo en el caso español, no facilita una consistencia y estabilidad de los procesos educativos en un tiempo razonable. Sin embargo, estos grandes pilares o principios están muy asentados en todas las prácticas educativas con la infancia, y por eso, sobreviven o trascienden a cualquier vaivén normativo que se pueda producir», apostillan.