La Universidad de Córdoba tiene en la investigación uno de sus pilares básicos y para reconocer la labor del personal investigador entrega desde hace 20 años los Premios de Investigación de la Universidad de Córdoba y más recientemente, los Premios a la Excelencia de los Investigadores Noveles.

Los primeros establecen cuatro galardones: Premio Leocadio Martín Mingorance, Abbás Ibn Firnás, Jacobo Cárdenas Torres y Gonzalo Miño Fugarolas, que este año han recaído respectivamente en Mª Dolores Montero, Manuel Toledo, Rafael del Caño y Eloísa Clementina López.

Por lo que respecta a los 6º premios a investigadores noveles, han recaído en David Cejas, María García, Ana Miranda, Mariano Núñez-Flores y José María Ruz López.

Clementina López, premiada por su trabajo sobre la espondiloartritis axial, una enfermedad inflamatoria crónica, señala que «los premios en investigación nos ayudan a seguir trabajando, a no desanimarnos y a mantener la ilusión para responder a preguntas de investigación».

Una opinión que comparten sus compañeros. Como expresa Manuel Toledo, que ha sido reconocido por su trabajo sobre residuos orgánicos de la actividad agrícola y ganadera, «los premios de investigación tienen como objetivo principal el reconocimiento de la actividad y trayectoria investigadora, lo que supone un logro en el ámbito del conocimiento científico, en la repercusión científica del trabajo a nivel nacional e internacional y la valoración profesional por la calidad y excelencia del trabajo desarrollado».

Situación

En lo que también coinciden es en la necesidad de aportar más recursos a la investigación y mejorar las condiciones laborales del personal investigador.

Lo resume Mariano Núñez-Flores, ganador de uno de los premios a investigadores noveles por su investigación sobre educación inclusiva desde la perspectiva del profesorado: «La sociedad reconoce el papel crucial de la investigación en la actualidad, tras el inicio de la pandemia. No obstante, se precisa de más financiación y de una mejora en las condiciones de los contratos. Por lo tanto, entiendo que a nivel gubernamental no se presta la atención necesaria a la investigación».

Algo parecido opina su compañera Clementina López, quien recuerda que «la aparición del covid-19 ha hecho que la sociedad valore la importancia del trabajo de los investigadores y de la necesidad de inversión para dar solución a los problemas de salud. Se trata de un paso importante hacia el posicionamiento de la ciencia y de la investigación general dentro de la sociedad, aunque aún queda camino por recorrer».

Ana Miranda, investigadora novel que ha recibido el premio por su trabajo El principio de la integración publicitaria del contrato y la letra pequeña de la publicidad, va algo más allá. «Considero que los criterios de selección de personal no deberían orientarse solo y exclusivamente al expediente académico, sino que también deberían valorarse habilidades comunicativas. Ello sin perjuicio de que se exija un buen nivel académico que, en la generalidad de los casos, es un factor de relevancia para que puedan lograrse buenos frutos».