El catedrático de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la UCO, Federico Durán López, acaba de jubilarse aunque del derecho no pretende desvincularse.

Jubilarse y que le pongan su nombre al salón de actos de una Facultad es todo un honor.

Siempre es de agradecer que en alguna medida se reconozca por lo menos el interés y la dedicación que se ha puesto en conseguir mejorar las cosas.

¿Ha cambiado mucho la Universidad desde que usted llegó a ella?

Ha cambiado mucho y está cambiando. La universidad a la que yo llegué era más exigente, más formal, esta es una universidad un poco más líquida, lo cual no significa que no haya grandes logros en las universidades actuales pero los niveles de exigencia no son los mismos, los niveles de dedicación del profesorado y del alumnado tampoco son los mismos. Han cambiado muchas cosas en el entorno de la vida universitaria. Yo creo que hay cosas en las que se ha mejorado, como la disponibilidad de instrumentos tecnológicos y la universidad tiene más medios económicos pero hay otras cosas en las que no ha mejorado: El nivel formativo probablemente haya perdido algo de rigor, algo de exigencia.

Usted fue el primer decano de la Facultad de Derecho y vicerrector de la UCO, ¿qué quiso aportar?

Como decano, el objetivo fundamental fue poner en marcha la Facultad de Derecho. Los primeros años fueron muy intensos y tuve la suerte de contar con unos profesores excelentes y eso permitió que en pocos años la facultad estuviese asentada. Después, como vicerrector con Vicente Colomer, tenía el encargo del desarrollo estatutario de la Universidad. Eran momentos de cambio legislativo, donde las universidades tenían que tener un marco jurídico, y mi labor fue fundamentalmente esa, preparar ese marco jurídico nuevo y permitir que el tránsito hacia esa nueva situación fuese lo más tranquilo posible y creo que eso se consiguió. La Universidad tuvo unos buenos estatutos y hubo una participación muy activa de todos los sectores universitarios.

También fue el impulsor de los estudios de Graduado Social que fueron el germen de la actual Facultad de Ciencias del Trabajo. ¿Cómo surgió la idea de implantar esos estudios en la UCO?

Cuando llegué a la Facultad de Derecho había unos estudios de Graduado Social en el ámbito privado y yo consideré que con la demanda que existía y con la posibilidad de futuro que había para esa titulación, no tenía sentido que no se ofreciese también desde la Universidad pública.

Siendo el trabajo tan importante para las personas, ¿por qué cree que hay tan poco interés en la legislación laboral?

Es un conjunto de circunstancias. A los estudios laborales se le dio históricamente poca importancia y luego le ha costado desarrollarse y tener una respetabilidad. Yo siempre decía a mis alumnos que seguramente se tendrían que enfrentar a muchísimos temas laborales o de Seguridad Social porque asuntos laborales o de Seguridad Social tenemos todos en un momento u otro. Y en cambio en las universidades la Seguridad Social apenas se estudia y es muy importante. Falta trasladar a la sociedad la importancia de estos estudios aunque hay una cultura bastante superior a la que había antes.

¿Qué espera haber transmitido a su alumnado?

Yo tengo un sentido de exigencia y de rigor y de compromiso ético que creo que son valores fundamentales para cualquier profesión y desde luego para las jurídicas. Yo creo que cada vez es más importante subrayar la exigencia o compromiso de comportamiento ético a todos los niveles, individual, de las instituciones, de las empresas, en todos los sentidos. Yo no me he encontrado ni un solo alumno que me haya reprochado el nivel de exigencia y de rigor, al contrario.

Y tras esta etapa, ¿qué?

Yo sigo trabajando, soy de la teoría de que no hay que dejar de trabajar nunca, hay que cambiar de trabajo, hacer cosas diferentes, con otro ritmo pero seguir trabajando siempre. La vida se acaba cuando uno deja de trabajar. El derecho va a estar siempre ahí, siempre ha estado ahí.