En la normativa universitaria no existe la adaptación curricular como tal, sin embargo, la Universidad de Córdoba cuenta con un servicio de evaluación de apoyos y adaptaciones curriculares que consiste en una serie de recomendaciones que se realizan al profesorado y que este puede seguir o no. No obstante, «nuestra experiencia es que estas recomendaciones siempre son muy bien recibidas por las y los docentes», explica la directora de la Unidad de Educación Inclusiva (UNEI) de la UCO, Carmen Cruz.

Por otra parte, «es importante mencionar que, en nuestro servicio, las recomendaciones siempre serían el equivalente a las adaptaciones curriculares no significativas en otras etapas educativas, es decir, en ningún caso se alteraría el currículo ordinario y, por tanto, no se modifican ni los objetivos y competencias ni los contenidos básicos ni los criterios de evaluación», aclara Cruz.

De esta forma, las adaptaciones que se realizan en la Universidad pueden ser desde adaptaciones de acceso físico (eliminación de barreras, mobiliario adaptado, sonoridad, ubicación en el aula e incluso transporte adaptado para el acceso al campus), de acceso a la comunicación (ayudas técnicas, ordenadores, intérprete de lengua de signos, etc.) hasta adaptaciones relacionadas con la forma de evaluación (tipo de examen, ampliar el tiempo de la prueba, leer en alto las preguntas, etc.)

Beneficiarios

La adaptación se realiza tanto a estudiantes con discapacidad reconocida como con otras necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE) que los soliciten siempre acompañado de un diagnóstico previo externo a la UCO o del informe de adaptaciones curriculares y apoyos de la Educación Secundaria.

«Para determinar la adaptación que se propondrá se realiza un proceso en el que, primero, se revisa la documentación aportada por el estudiante, fundamentalmente informes de profesionales sanitarios e informes del Departamento de Orientación del instituto de procedencia del alumno», indica la directora de la UNEI quien señala que «posteriormente, se mantienen una o varias entrevistas individuales con el estudiante con el propósito de conocerle y conocer sus capacidades, su forma de aprender y relacionarse y sus necesidades de atención educativa diferenciada. Con toda la información obtenida, se elabora la recomendación de adaptaciones de manera consensuada con el alumno, quien siempre debe dar el visto bueno al informe definitivo que será remitido al profesorado que él nos indique».

Profesorado

«Trabajamos con el profesorado de varias formas. La más sencilla y frecuente consiste en la remisión del informe de recomendaciones en el que se le explica como es el estudiante que tiene en el aula en cuanto a su forma de aprender y relacionarse y de qué manera puede ayudarle», apunta Cruz que remarca que «cuando la profesora o profesor necesita más información para poder adaptar la enseñanza, se pone en contacto con nosotras para que le asesoremos».

En otras ocasiones son los propios docentes quienes acuden a la UNEI porque tienen algún estudiante en clase que, en su opinión, necesita de algún apoyo extra y «quieren nuestra ayuda para dárselo». En otras ocasiones, y en función de lo que cada situación requiera, «también mantenemos contacto con los coordinadores de grado, equipos educativos, equipos decanales, etc.».

En general, Carmen Cruz remarca que «la mayoría del profesorado tiene una magnífica predisposición y deseo de colaborar».

Seguimiento

El contacto con el alumnado es continuado durante el curso por lo que, si surge algún cambio en las circunstancias personales o académicas o algún problema con las adaptaciones ya en marcha, la UNEI puede intervenir en cuanto sea necesario.

Como norma general, «los informes de recomendaciones son supervisados por el alumno o alumna sobre el que tratan antes de remitirlo al profesorado al inicio de cada cuatrimestre y, si es necesario, se introducen los cambios oportunos antes de remitirlos al profesorado de las nuevas asignaturas», subraya la responsable de la Unidad de Educación Inclusiva.

Cruz afirma que cada curso son más los y las estudiantes con discapacidad que acceden a la Universidad. En el caso de la UCO fueron 152 en el curso 2019-2020 y 173 en el pasado. (Estos datos se refieren solo a aquellos que han declarado su discapacidad al realizar la matrícula).

«Ese gran paraguas que es el término NEAE cobija a enorme diversidad de situaciones y necesidades. La UCO cuenta con recursos humanos y materiales para atender a este alumnado en muchas de sus necesidades y, cuando es preciso algún apoyo mucho más específico, se habilita. Por ejemplo, justo ahora acabamos de gestionar la contratación de un servicio de asistente personal para una estudiante que ha comenzado a necesitarlo recientemente. Por supuesto, todo es mejorable y aún queda camino por recorrer, pero desde la UNEI tratamos de acompañar al alumnado con diversidad funcional en esta etapa académica tan importante», admite Cruz quien insiste en que «lo más importante es que tanto la institución como las personas que la conformamos estemos sensibilizadas con la inclusión en su sentido más amplio».

Casi 860 docentes adaptan la enseñanza y evaluación

En total, el pasado curso hubo 50 estudiantes con recomendaciones de adaptaciones en la UCO, lo que supuso el contacto, remisión de informes y asesoramiento en caso necesario de un total de 859 profesoras y profesores

Durante el mismo curso, los estudios más cursados por el alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (NEAE) que ha contactado con la UNEI son los grados de Historia, Veterinaria e Historia del Arte, aunque hay una gran heterogeneidad en cuanto a titulaciones.

Son muchos los estudiantes que, tras su paso por la UCO, han seguido en contacto con la UNEI que continúa informándoles de becas, ayudas o programas relacionados con la discapacidad.