Ganadería: toros de Herederos de Félix Hernández Barrera, convenientemente "afeitados" y mansurrones. Los seis terminaron buscando las tablas.

Rui Fernandes: rejón trasero sin quebrar (silencio); y pinchazo y rejón (ovación).

Andy Cartagena: rejón atravesado y descabello (silencio); y metisaca y cuatro descabellos (ovación).

Diego Ventura: rejón (vuelta tras petición insuficiente de oreja); y rejón y tres descabellos (ovación en la despedida).

Plaza: San Sebastián. Media entrada.

Un accidente en el ruedo. Afortunadamente no es habitual. Un caballo de Diego Ventura resbaló en la cara del toro, que se cebó con él en el suelo. Cornadas a diestro y siniestro, y muerte casi instantánea. El caballo tuvo aliento todavía para incorporarse, pegándose tres alocadas carreras con el mondongo fuera.

Imagen de principio de siglo, pero del siglo pasado. Triste y repugnante. El caballo se llamaba Híspalis y fue apuntillado en el desolladero. Ventura estuvo toda la tarde muy compungido y los compañeros le brindaron los toros cuarto y quinto.

Lamentablemente fue lo único noticiable de la tarde, porque la corrida de Hernández Barrera dio poco de si y porque los mismos rejoneadores tampoco estuvieron muy inspirados.

El portugués Fernandes quedó prácticamente inédito en el que abrió plaza, toro lisiado de atrás y sin la mínima codicia. Más entonado en el cuarto, sin embargo, tampoco en éste tomó vuelo su actuación.

LO MEJOR

Lo mejor, el primer rejón de castigo frente a chiqueros y con un ajustado quiebro. Luego alternó cosas buenas, como una banderilla en corto, también con cambio previo, con otras no tanto, por ejemplo, cuando "clavó" al suelo.

Cartagena tuvo también un primer toro que colaboró poco, pero con el que tampoco él supo ahondar en la búsqueda del triunfo. Lo poco que interesó de su actuación fue un par a dos manos apoyándose en los terrenos de dentro y dos cortas al violín. Pero todo insuficiente para animar el cotarro. En el cuarto salió con más ímpetu, mas le faltó centrarse. El toro, sin presencia y "rajadito" terminaría yendo a más, y el artista al revés, fallando mucho al final. Ventura abusó de los caballazos y piruetas, sin llegar a centrarse en el toreo como mandan los cánones. En uno de estos galopes violentos fue cuando cayó el caballo Híspalis .