Nueva tendencia

¿Me despides? Pues lo grabo y lo subo a las redes sociales

Este fenómeno viral se llama Quit Tok y tiene como propósito denunciar las malas condiciones laborales de la juventud

También hay quien publica en internet su dimisión

En España han crecido tanto los despidos como las renuncias

¿Me despides? Pues lo grabo y lo subo a las redes sociales.

¿Me despides? Pues lo grabo y lo subo a las redes sociales. / ARCHIVO

Alba Prada Estévez

La juventud, y sobre todo la llamada Generación Z, piensa y actúa diferente. Las redes sociales forman parte de su día a día y saben muy bien cómo sacarles partido. Es por ello que ahora los despidos o las dimisiones ya no se quedan en la intimidad trabajador-recursos humanos, sino todo lo contrario: se graban y se suben a las redes sociales con el firme propósito de denunciar las nefastas condiciones laborales y salariales que tienen que soportar. Este “fenómeno” viral tiene nombre, se llama Quit Tok, y su impulsora fue Brittany Pietsch, una joven que grabó con su móvil una videoconferencia en la que el departamento de recursos humanos de su empresa le comunicaba que estaba despedida.

La joven no se quedó callada, pidió explicaciones, y no supieron justificar su decisión. La mala praxis de la empresa se hizo viral cuando Brittany subió el vídeo a sus redes, y hasta tal punto se cubrió la empresa de mala prensa que acabaron pidiendo disculpas públicamente por “la falta de humanidad” en el despido.

Despidos

Han sido muchos los que han seguido sus pasos, algo que los expertos en recursos humanos tachan de “suicidio laboral”, pues consideran que grabar tu despido es un caldo de cultivo para que no vuelvan a contratarte.

Sea esto cierto o no, lo que sí es verdad es que filmar tu despido es la mejor arma para hacer públicas posibles negligencias por parte de la empresa. Y teniendo en cuenta que los despidos están al alza en España, es muy probable que cada vez sean más los que se apunten a esta “moda”: el mercado laboral español sumó el pasado año 991.265 bajas de afiliación a la Seguridad Social por causas calificadas como despido. Una cifra que supera en más de un 20% a la del año 2022.

Dimisiones

No solo se graban los despidos, también las dimisiones, que igualmente son cada vez más frecuentes en España y Europa. Según el estudio Linkedin, un 62% de los trabajadores españoles considera cambiar de trabajo este año, lo que supone un aumento del 15% respecto al anterior. Los motivos son conseguir un salario más alto (36%), y un mayor equilibrio entre vida laboral y personal (28%). Todo ello demuestra un cambio sustancial en la forma de percibir el puesto de trabajo. Antes una persona se pasaba toda una vida en la misma empresa, soportando cualquier contratiempo. Ahora, la juventud se revela ante unas condiciones laborales injustas. Ya no hay miedo a mostrar la realidad laboral ni a enfrentarse a la cúspide empresarial.

Renuncia silenciosa

Al igual que esta práctica famosa en TikTok tiene nombre, también lo tiene otra que ha aparecido motivada por las malas condiciones laborales actuales: se llama Quiet Quitting o renuncia silenciosa. Este término es el que se emplea para describir la actitud que toma un trabajador de cara a su empresa dadas las altas cargas de trabajo y la nula compensación económica. Los impagos o la negativa a una subida salarial dan como resultado una gran insatisfacción en los trabajadores, que acaban por limitarse a hacer lo justo. El no sentirse valorado ni incentivado son las principales causas de esta actitud.

Esta renuncia silenciosa se ha topado con otra realidad, que también tiene nombre y apellidos, el Quiet Firing, o despidos silenciosos. Así se denomina a toda práctica impulsada por empresas y organizaciones que no ofrecen ningún tipo de mejoras a los trabajadores para que estos terminen renunciando a su empleo.

Casos reales

Aroa, de 25 años, es una joven que trabaja en una editorial desde hace casi un año y que está muy desmotivada por las deficientes condiciones laborales. “Tengo un contrato precario, con un sueldo muy bajo, mientras que otros compañeros que entraron después de mí, recibieron un contrato mejor”, explica. Además, está muy descontenta con su jefe, lo que no hace más que aumentar su frustración. “Si tuviese un jefe normal y tuviese un salario decente estoy segura de que mi rendimiento sería mucho mayor. La desmotivación, desde luego, hace mella en mi productividad”, asegura.

“Tengo un contrato precario, con un sueldo muy bajo, mientras que otros compañeros que entraron después de mí, recibieron un contrato mejor”

Aroa

— Trabaja en una editorial

Aroa está deseando cambiar de empresa y no descarta la idea de grabar su dimisión “por si me dicen algo improcedente” y subirla a las redes sociales: “No creo para nada que eso sea un suicidio laboral porque la que queda en evidencia es la empresa, no tú”. Tiene claro que pronto encontrará otro trabajo en el que valoren su talento y lo recompensen con un sueldo decente.

Otro caso de descontento laboral es Amalia, de 35 años. Trabaja en una empresa privada desde hace 10 años y jamás le han subido el sueldo. “Cobro prácticamente el sueldo mínimo desde que entré, y a pesar de que supuestamente están muy contentos con mi trabajo, jamás se me ha reconocido”, explica.

“Cobro practicamente el sueldo mínimo desde que entré, y a pesar de que supuestamente están muy contentos con mi trabajo, jamás se me ha reconocido”

Amalia

— Trabaja en una empresa privada

Amalia está deseando probar otras oportunidades laborales en las que al menos “tenga un sueldo acorde a mi trabajo y formación” y espera en un futuro poder renunciar con la cabeza bien alta.