Un debate complejo: tres claves para entender el caso del joven gallego que recibe electroshocks

El caso del joven de Arzúa que recibe terapia electroconvulsiva en contra de su voluntad y de la de su familia ha provocado una agria polémica espoleada por un debate enormemente complejo en torno al electroshock

Vista exterior de las instalaciones del Hospital Provincial de Conxo

Vista exterior de las instalaciones del Hospital Provincial de Conxo

Ángel Martínez

Iván recibió este viernes su tercer electroshock. El caso del joven de Arzúa sometido a una terapia electroconvulsiva (TEC) autorizada por un juez en el Hospital Provincial de Conxo en contra de su voluntad y la de su familia no solo ha aflorado la falta de avances en la investigación sobre tratamientos en materia de salud mental; también ha provocado una agria polémica espoleada por un debate enormemente complejo en torno al electroshock. EL CORREO GALLEGO, del grupo Prensa Ibérica, informó por primera vez del caso el 22 de marzo. Desde entonces, este diario ha dado voz a la familia de I.B.A.P, ha recogido el auto del juez que autorizó la terapia y ha propuesto a la psiquiatra que trata al joven ofrecer su versión, algo que rechaza amparándose en la ley de protección de datos. A continuación reproducimos los puntos clave del caso:

Los hechos

Iván fue trasladado el 9 de febrero al CHUS por su familia tras sufrir un brote psicótico, el primero según asegura su padre. El paciente fue derivado desde allí a la sección de Psiquiatría del Hospital Provincial de Conxo, donde la psiquiatra ordenó su internamiento y, ante la negativa del enfermo y la familia, pidió permiso a un juez para aplicarle una terapia de electroshock. Sus padres buscaron entonces un abogado y un procurador para frenar dicha terapia e intentaron obtener un permiso para trasladar a su hijo a otros hospital en régimen de internamiento y así contar con una segunda oposición. Pero la psiquiatra se opuso y recurrió al juez para que autorizase el tratamiento.

El auto del juez

El juez que autorizó la terapia con electroshocks tiene claro, a partir de los informes facultativos, que el joven de 30 años debe recibir los tratamientos de terapia electroconvulsiva por constar que no existe otro tratamiento posible y ante el "riesgo grave e inminente para la integridad física del paciente" en forma de suicidio. En su resolución, el magistrado explica que la medida se autoriza basándose en las conclusiones de un nuevo reconocimiento judicial y forense realizado al paciente, así como en el informe complementario emitido por una psiquiatra. Así, indica que la terapia está justificada “dada la insuficiente conciencia pasada y actual de enfermedad/trastorno mental de la persona precisada de apoyos” y, sobre todo, debido a la “ausencia de cualquier otra alternativa al tratamiento pautado de TEC, tanto por parte del paciente como por parte de sus progenitores”.

Además, subraya que se ha ponderado “el riesgo grave e inminente para la integridad física del paciente de ser autorizada su alta hospitalaria y su traslado al centro propuesto por el progenitor, manifiestamente inadecuado de manera objetiva para el tratamiento que precisa la patología grave y activa del paciente, dadas sus afirmaciones de intencionalidad autolítica activa, a pesar de los cinco tratamientos orales alternativos intentados desde su ingreso”. En el auto, destaca la contundencia de todos los informes de los facultativos, los cuales coinciden en “la ausencia de alternativa eficaz al TEC, apreciándose de manera elocuente sintomatología psicótica activa y un riesgo actual elevadísimo de intención autolítica en caso de alta o permisos domiciliarios”.

En el auto, el juez destaca que se ha constatado “un riesgo para la vida” del paciente, el cual carece de “conciencia suficiente de su trastorno mental y de la necesidad del tratamiento pautado, encontrándose, por tanto, imposibilitado para emitir el consentimiento informado, conforme a lo previsto en la Ley gallega”. Además, explica que el informe médico forense constata “que no tiene capacidad para decidir en el momento actual en el ámbito de la salud”.

La versión de la familia

La familia de Iván sigue intentando evitar un tratamiento que ni ellos ni el paciente desean. Su versión choca con la de los médicos, por ello remitieron escritos tanto al juzgado como a los responsables del Hospital Provincial de Conxo para evitar que se aplicara la terapia. El escrito remitido a la Audiencia Provincial por el abogado de la familia, Francisco de Borja Gómez, se hace hincapié en que sus padres “desean trasladar (al paciente) urgentemente a la Clinica de Salud Mental Samu Welness”, donde cuentan con “una amplia cartera de servicios asistenciales”.

Están experimentando con mi hijo; ese es mi pensamiento. Han llamado psiquiatras del centro al que queremos trasladarlo y ni les atienden... La psiquiatra dice que lo ha mandado el juez, y ya está. Esta mañana le dieron la primera sesión de electroshock y ni nos avisaron de la hora”, contaba a EL CORREO desesperado el padre de Iván este lunes, cuando el joven recibió su primer electroschok en el Hospital Provincial de Conxo, en Santiago de Compostela.

El padre de Iván, J.C.A., afirma que el joven quedó ingresado "sin su consentimiento" en el Hospital Provincial de Conxo tras ser derivado del Clínico. En el escrito remitido al juzgado, el abogado Francisco de Borja Gómez explica que, en un primer momento, Iván acudió al hospital “de forma voluntaria”, y que “nunca ha amenazado a terceras personas”. También que la familia ha sido informada por “varios psiquiatras” de que el TEC “de aplicarse, sería el último de los recursos y, además, no tiene carácter curativo”; que tampoco es urgente, y plantea “posibles graves efectos secundarios”.

El padre de Iván continúa recabando testimonios del colegio de psicólogos de Galicia y de otros profesionales que consideran que el TEC "es un tratamiento agresivo" y que "es la última alternativa que se debe aplicar".

El debate: qué dicen los expertos

Para sus defensores es “un tratamiento necesario” y para sus detractores “un abuso psiquiátrico”. En uso durante más de 80 años, el TEC es una de las terapias psiquiátricas más antiguas, aunque aún está rodeada de estigma. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el TEC como un "procedimiento mayor". Como tal, debe aplicarse sólo “cuando lo permite la ley local y cuando se considere que es la opción más adecuada para la salud del paciente, y solamente cuando el paciente ha sido debidamente informado y ha dado su consentimiento".

Cuando se introdujo esta terapia en la década de 1930 se utilizaba para tratar la psicosis y la esquizofrenia pero actualmente se emplea principalmente en casos de depresión y de desorden bipolar severo. Los críticos del electroshock sostienen que las investigaciones médicas sobre el TEC han ignorado sistemáticamente los efectos negativos de la terapia durante cuatro décadas. Organizaciones como Justicia TEC, ECT Justice, y el Proyecto Legal por los Derechos Psiquiátricos (Law Project for Psychiatric Rights) han lanzado campañas internacionales para que se prohíba el tratamiento. Otros expertos como Owais Trimizi, autor del estudio "Terapia electroconvulsiva: cómo las técnicas modernas mejoran los resultados para los pacientes", defienden que las investigaciones demuestran que "entre el 64% y el 87% de los pacientes con depresión clínica responden a TEC, con índices de respuesta del 95% en el caso de pacientes con psicosis".

Desde el CHUS, explican que el TEC es una técnica que los psiquiatras utilizan de manera habitual para tratar trastornos psicóticos graves y que el Hospital de Conxo la aplica con extrema seguridad en unas instalaciones modernas y con personal cualificado. En un debate tan complejo como éste es hora de que hablen los profesionales de la psiquiatría.