Sin agua no somos nada. Toda nuestra vida gira alrededor del líquido elemento y eso es incontestable. Pero la pandemia ha demostrado que el agua es, además, una potente arma contra la propagación de enfermedades y por eso valorarla y hacer que llegue a todos debe ser un objetivo común y prioritario.

'El valor del agua' es el lema elegido este 2021 para conmemorar el Día Mundial del Agua, una efeméride instituida en 1992 por Naciones Unidas para recordar a la humanidad que de este líquido esencial dependen la vida y todas las actividades sociales y económicas y que, además, en el ultimo año se ha revelado como un recurso imprescindible para proteger la salud humana. Y es que gestos tan sencillos y cotidianos como lavarse las manos a menudo con agua y jabón se han mostrado como armas implacables contra la propagación de la covid-19, excepto en algunos lugares del planeta en los que, según datos de la ONU, 2.200 millones de personas todavía carecen de acceso a este bien tan preciado como escaso en ocasiones.

Según datos de Naciones Unidas, la escasez de agua potable ya afecta a casi el 30% de la población mundial y se prevé que este porcentaje siga al alza por los efectos nocivos del crecimiento de la población, las demandas de la agricultura y la industria y el empeoramiento de los impactos del cambio climático. Unicef ha denunciado recientemente que uno de cada cinco niños en el mundo vive sin acceso suficiente a agua, mientras que la OCDE ha asegurado que “la pandemia ha amplificado la importancia del acceso al agua” para algo tan sencillo como lavarse las manos.

Este año Naciones Unidas ha lanzado la campaña #Water2me para conocer el significado que tiene el agua para el planeta, entender su valor y la manera de proteger mejor este recurso vital con ayuda de todos. Entretanto, es necesario tomar medidas urgentes que ayuden al acceso universal e igualitario al agua potable y proporcionen un saneamiento adecuado para proteger la salud de las personas, una premisa en la que coinciden los expertos consultados por Efe.

"La pandemia de la covid-19 ha hecho aún más candentes las importantes disparidades entre los países del primer y el tercer mundo, entre las zonas urbanas y rurales, entre las sociedades ricas y las pobres", asegura Mikel de Pablo, responsable de Proyectos de Fundación AQUAE. Este es el motivo, continúa, que lleva a la Fundación AQUAE a "poner el foco" en la educación y la concienciación en el uso eficiente del agua, porque "es imprescindible que todos nos involucremos en proteger este recurso, esencial para la vida, como lo es que cuidemos los espacios naturales y la biodiversidad" de manera que "aprendiendo a valorar el agua, avanzaremos hacia la consecución del ODS 6: Agua limpia y saneamiento para todos antes de 2030”.

Santiago Martín Barajas es coordinador del área del agua de Ecologistas en Acción, y recuerda a EFE que el acceso al agua potable y al saneamiento "son derechos humanos que no se garantizan en determinados lugares de España" como en algunos campamentos de trabajadores inmigrantes del campo, o los ayuntamientos que han cortado el agua de las fuentes públicas para evitar el contagio de la covid-19. "Al agua no se le da el valor que tiene" afirma Martín Barajas y denuncia que mientras el agua para regadío se paga a 8 céntimos de euro el metro cúbico, el de abastecimiento cuesta 2,15 euros metro cúbico y eso hace "que el 85% del agua que se consume en España se destine a regar el campo y no a cubrir costes ambientales, sociales y económicos para su obtención y distribución".

Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) afirma que con motivo de la crisis de 2008 la inversión en renovación hídrica en España "cayó bajo mínimos" y desde entonces existe un "fortísimo déficit" que, advierte, "a largo plazo generará problemas para disfrutar de la calidad del agua que tenemos ahora". "España es el país europeo con más historia y trayectoria en la gestión del agua" pero a la vez "disponemos de recursos escasos y mal distribuidos", lamenta Morcillo y asegura que los españoles nos hemos vuelto "cómodos" al contar con distribución y saneamiento en nuestros hogares y es necesario "poner en valor este bien para que las generaciones futuras gocen del confort que hoy disfrutamos".

"No se trata de darle valor al agua, sino de reconocer el valor que tiene para el mantenimiento de la vida y la diversidad" manifiesta a EFE Gonzalo de la Cámara, investigador y Coordinador del Departamento de Economía del Agua del Instituto IMDEA, que aboga por situar este elemento "en el centro de nuestras decisiones sobre el modelo de desarrollo económico y social". Considera que la pandemia ha demostrado que gozar del derecho al agua potable y saneamiento es una cuestión "de dimensión global" que tiene que venir de la mano "de una respuesta supranacional y de la cooperación" y ha servido para descubrir la importancia del tratamiento de las aguas residuales urbanas y del alcantarillado y saber cómo evolucionan los patógenos actuales y futuros.