Totum revolutum. Así se podría calificar el plan de vacunación debido a que España se ha situado entre los países más conservadores y solo administra dosis de AstraZeneca a los menores de 55 años, por falta de datos que avalen su efectividad en otras edades. Esto ha obligado a que, por un lado, los antígenos de Pfizer y Moderna se vayan a administrar, una vez que concluya la vacunación en residencias, a profesionales sanitarios y a grandes dependientes, en función de la edad, priorización que se solapará con la administración de AstraZeneca-Oxford a los colectivos esenciales, a los que seguirá el grupo de 45 a 55 años. Eso ahora, porque la llegada de nuevas vacunas o la conclusión de los ensayos en marcha pueden cambiar la estrategia a medio plazo.

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Pero, de momento, la Comisión de Salud Pública, en la que participan todas las comunidades, decidió ayer que con los antígenos de Pfizer y Moderna siga vigente el criterio de la edad, dado que «es el principal factor de riesgo», según Sanidad. Por ello, cuando se acabe con la primera fase de la vacunación -residencias, sanitarios y dependientes-, o solapándose con esta, se iniciará la vacunación de los mayores de 80 años, a los que seguirán las personas de entre 70 y 79 y posteriormente de 60 a 69.

Personas de riesgo

A continuación, en cuarto lugar y atendiendo a las peticiones de sociedades médicas y asociaciones de pacientes, Salud Pública ha decidido que se inmunice a los menores de 60 años que padezcan enfermedades que aumenten el riesgo de padecer covid de forma grave, patologías que se definirán próximamente. Los mayores con enfermedades graves se entiende que se vacunarán cuando les toque a su grupo de edad.

Y para el resto, la Sociedad de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph) elaboró hace algunos días una propuesta, que posiblemente sea la que se acabe aprobando, en la que se señala que personas con obesidad mórbida, síndrome de down, enfermedades cardiovasculares, diabetes mal controlada, cáncer en órgano sólido, insuficiencia renal y otras dolencias graves deben tener «prioridad alta».

Al mismo tiempo y de forma simultánea, se seguirá con la administración del preparado de AstraZeneca. La Comisión de Salud Pública decidió hace días que se administre al resto de personal sanitario, como fisioterapeutas o farmacéuticos, y a colectivos esenciales como policías, bomberos y profesores. Y ayer acordó que, a continuación, se administre a las personas de entre 45 y 55 años sin ningún otro requisito de profesión o enfermedad.

Sin calendario

Lo que no se ha fijado aún es un calendario. El objetivo marcado por la UE es que el 80% de los mayores de 80 años esté vacunado antes de que termine marzo pero, a partir de ahí, no está definido cuando se pinchará al resto, dado que depende de la llegada de las vacunas y de los problemas logísticos. Además, algunos grupos se simultanean con otros para no desaprovechar dosis y teniendo en cuenta que hacen falta dos pinchazos.

Aunque el plan es único, cada comunidad decide como aplicarlo. Ya hay al menos siete autonomías, entre ellas Andalucía, que han iniciado o lo harán en breve la vacunación a mayores de 80, mientras otras van más lentas.

A esto hay que añadir que se están realizando ensayos para determinar la efectividad de la vacuna de AstraZeneca en mayores, así como estudios para analizar la eficacia de los antígenos en niños, lo que permite prever cambios del plan. De hecho, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, señaló que en el futuro se continuará con el criterio de edad y que grupos ahora excluidos como las personas entre 55 y 60 años «tendrán encaje» cuando lleguen más vacunas, en el segundo trimestre. Y es que, de momento, uno de los principales problemas son los retrasos en las entregas. El consejero andaluz de la Presidencia, Administración Pública e Interior, Elías Bendodo, reclamó ayer al Gobierno central que lleguen a Andalucía 500.000 vacunas semanales para que la Junta pueda desarrollar una campaña de vacunación masiva vacunaciónmasivay lograr tener al 70% de la población inmunizada en el verano.

El plan de la UE

Actuar más y, sobre todo, reaccionar más rápido. Es la nueva consigna de la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, para responder a las nuevas variantes de coronavirus y hacer frente al aluvión de críticas de las últimas semanas por los errores en la gestión de la estrategia de vacunas. Con este objetivo, la CE aprobó ayer un nuevo plan de preparación para la biodefensa contra las nuevas variantes que presentará la próxima semana a los 27 Jefes de Estado y de Gobierno de la UE y que busca anticipar la detección de mutaciones del virus, acelerar la autorización de emergencia o la adaptación de las vacunas y garantizar que la industria mejora su capacidad de producción. «Las nuevas variantes del coronavirus están emergiendo con rapidez y tenemos que adaptar nuestra respuesta todavía más rápido», insistió Von der Leyen.