Juan José Riera no olvidará nunca la muerte de un cliente en el hotel que dirige, un joven que saltó desde uno de los balcones a la piscina, y él fue el encargado de informar a la familia. Hoy, como presidente de la Federación Hotelera de Eivissa, reclama a los operadores turísticos españoles que lleven a cabo una campaña informativa, discreta pero impactante, para que los turistas no solo reciban información práctica de las islas sino que vean en imágenes las trágicas consecuencias del fenómeno bautizado como balconing , la moda de saltar desde el balcón de la habitación a la piscina o a otro balcón.

El martes, un rumano de 23 años resultó herido cuando intentaba saltar desde el balcón de su habitación a otro, en un hotel en el Arenal de Palma de Mallorca, según informó el servicio de emergencias 112. El hotel se limitó a informar de que el joven, en estado de embriaguez, tropezó con un mueble de la terraza.

NUEVE VICTIMAS El caso viene a confirmar una cierta tendencia al alza de esta ruleta rusa turística. Según datos del Gobierno balear, este año han fallecido nueve personas tras saltar desde edificios. A estos datos hay que añadir casos como el del martes y, como explica Riera, los que acaban con graves lesiones que dejan secuelas de por vida a las víctimas.

En paralelo al drama humano, los hoteleros y algunos miembros del Gobierno no esconden su preocupación por la repercusión mediática que genera la grabación de algunos de estos saltos. En Baleares, el balconing ha servido para recuperar un debate eterno en esa comunidad, la necesidad de tender hacia un turismo de calidad en lugar de las masivas visitas de sol y playa de bajo poder adquisitivo.

LA IMAGEN TURISTICA Para no alimentar la mala imagen generada por este problema creciente, hoteleros y responsables políticos coinciden en que frente al balconing debe ponerse en práctica una campaña preventiva, sí, pero sin alarmismo. Medios de comunicación británicos como The Guardian y The Times ya informaron al respecto la semana pasada. Los empresarios turísticos recuerdan además que el balconing no es exclusivo de las Baleares, y que tiene lugar en otros destinos turísticos del Mediterráneo. Por ello piden que no se demonice a las Baleares.

A juicio de los hoteleros, la iniciativa deberían tomarla los turoperadores. Riera es partidario de usar las mismas armas que han dado difusión a los saltadores, el vídeo. Mostrar a los visitantes las serias consecuencias y secuelas que genera esta práctica. Por otra parte, el Gobierno de las islas está dispuesto a reforzar la seguridad en los establecimientos de la mano de los hoteleros. Estos sugieren la posibilidad de elevar la altura de los balcones. Pero, como indica Riera, "no podemos acabar enjaulando a todos los turistas".