¿Por qué alto cargos policiales en Marruecos quieren ser destinados cerca de donde corre el tráfico de drogas? "Para hacerse rico, y en tiempo récord", responde tajante el presidente de la asociación del Rif en el norte de Marruecos, Chakib Al Jayari. Riqueza efímera. Al menos así ha sido para los 29 militares y gendarmes marroquís que han caído en una operación contra el narcotráfico en Nador. Los jefes policiales, según el comunicado del Ministerio de Interior marroquí, habían colaborado con un grupo criminal "que se encargaba de introducir hachís en España y otros países europeos".

Según las primeras investigaciones, la red tenía importantes medios financieros, logísticos y humanos para el suministro, preparación y transporte de la droga. El desmantelamiento, el pasado domingo, de esta gigantesca red ha levantado de nuevo múltiples sospechas sobre la impunidad de los traficantes de cannabis en las costas del norte del país. "Las fuerzas de seguridad marroquíes conocen los enclaves desde donde sale la mercancía pero no hacen nada para evitarlo. Ganan mucho dinero", insiste Al Jayari. "Es evidente la complicidad en todos los cuerpos, policía, ejército y fuerzas auxiliares. ¡Todos!", declara el presidente de la asociación rifeña.

Horas después de la operación, fue testigo del viaje que emprendieron siete lanchas rápidas, cargadas de hachís, desde la playa Charrana, en Nador, hacia España. Relajados y sin el temor de ser descubiertos por los prismáticos de la vigilancia destinada en la zona, los traficantes camparon a sus anchas para preparar la mercancía. Las lanchas zarpan con dos toneladas, como mínimo, de cannabis a bordo.

Sin embargo, el ministerio de Interior, afanado por mostrar resultados sólidos en la lucha contra el tráfico y el cultivo de cannabis, incide en los últimos datos que no han cambiado desde el 2005. Asegura que la superficie agrícola consagrada a esta actividad ha disminuido en un 55%, y que no representan más de 72.000 hectáreas en la región del Rif.