Un total de 22 millones de euros mensuales costarán los diez barcos procedentes de Carboneras (Almería), Marsella (Francia) y Tarragona que a partir de la primera quincena de mayo traerán agua a Barcelona para evitar restricciones en verano en el área metropolitana.

El conseller de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña, Francesc Baltasar, explicó ayer que el Puerto de Barcelona ya está listo para recibir los primeros buques cisterna, a falta, únicamente, de que se firmen los contratos con las compañías navieras para hacer efectivo este operativo de emergencia.

Los dos barcos procedentes de Tarragona llegarán a Barcelona la primera quincena de mayo, mientras que la segunda quincena se incorporarán cinco buques que transportarán agua potable y prepotable de Marsella. No será hasta agosto cuando Barcelona recibirá el agua sobrante de la planta desaladora de Carboneras, ya que las obras en este puerto almeriense aún no han finalizado.

En total serán diez los barcos que, inicialmente, transportarán 2,6 hectómetros cúbicos de agua mensuales a Barcelona, si bien existe la posibilidad de contratar un buque adicional para los itinerarios con origen en Carboneras y Tarragona.

Este operativo, que la Generalitat ha activado para evitar restricciones de agua en el área metropolitana durante este verano, tendrá un coste mensual de 22 millones de euros, en el que se incluye el precio de compra en la fuente de origen, el transporte y otros importes derivados, como las tasas portuarias o de explotación de las infraestructuras.

"Sabemos que es caro, pero queremos dar garantías de abastecimiento a toda la población. Nadie sabe lo que supondría que el 75 por ciento de la población de Cataluña entrase en un sistema de cortes de agua sistemático. Yo no me lo quiero ni imaginar. Esta medida queda plenamente justificada ante esta situación de emergencia", ha subrayado Baltasar.

Baltasar, por otro lado, ha explicado que ha establecido conversaciones con Renfe para valorar la posibilidad de llevar agua a Cataluña en tren, una medida que, en todo caso, se plantea como un "complemento" del transporte marítimo, sólo plausible en escenarios "muy críticos".