El 25 aniversario de la elección de Karol Wojtyla como Juan Pablo II convirtió ayer en discurso público el pensamiento que cardenales, arzobispos y políticos mantenían en silencio en torno a dos temas de crucial importancia para el futuro de la Iglesia: qué pasará si el Papa queda incapacitado para expresarse en voz alta y cuál será la ideología que dirigirá el Vaticano.

De esto último trata el documento oficial, que lleva por título Pastores del rebaño , que Juan Pablo II firmó ayer en un acto solemne. El texto supone un cierre de filas en torno a una concepción jerárquica de la Iglesia católica, aseguran los especialistas en la cuestión, y prescinde de la velada petición de más democracia interna expresada en los últimos años por muchos católicos.

Pastores del rebaño recoge y hace suyos los debates de más de 4.500 obispos de todo el mundo, que en el 2001 se reunieron en Roma para reflexionar sobre su función y sobre la figura del obispado dentro de la Iglesia. El documento, de 188 páginas, ofrece al mismo tiempo una idea muy abierta sobre la presencia del obispo en los ámbitos sociales, culturales e incluso económicos y ecológicos. Una mezcla que recoge a la perfección las características del papado de Karol Wojtyla.

HIPOTETICA RETIRADA

Otro tema candente ayer bajo la cúpula de la basílica de San Pedro fue el de la posible retirada discreta del Papa, en caso de que la enfermedad de Parkinson que padece desde hace más de 10 años acabe por impedirle el habla. Es un hecho innegable que Juan Pablo II muestra una progresiva dificultad para hacerse oír y entender.

El Papa pareció desmentir ayer esos rumores de dimisión, cuando leyó personalmente una parte de la homilía que decía: "Acepto, aun consciente de las grandes dificultades". Más adelante, refiriéndose a Dios, añadió: "El, consciente de mi humana fragilidad, me anima a responder, con confianza, como hizo Pedro: Señor, tu lo sabes todo, tu sabes que yo te quiero, y luego me invita a asumir las responsabilidades que El mismo me ha confiado".

El cardenal argentino Jorge Mejía, responsable de la Biblioteca Vaticana, además de amigo y excompañero de universidad de Wojtyla, manifestó ayer estar "seguro" de que el Papa se está planteando "desde hace tiempo" su dimisión. "Si el Papa no se pudiera comunicar, se plantearía un problema serio, ya que una persona muda no puede celebrar misa", dijo.

"Si eso sucede--puntualizó--, se abrirá la posibilidad de su dimisión". Mejía recordó que ya Pablo VI había preparado con antelación una carta de dimisión que debía abrirse sólo en caso de "una completa invalidez mental y / o física". "Supongo que en el caso de Juan Pablo II existe una carta semejante".

La dimisión de un papa está prevista por las leyes de la Iglesia, aunque sólo se ha aplicado una vez, en el siglo XIII. En 1998 se apuntó la existencia de esa carta, algo que negó el Vaticano con argumentos más diplomáticos que convincentes. Hace dos semanas, Karl Lehman, el influyente primado de los católicos alemanes, se preguntó "hasta cuándo" y "hasta dónde" se debía llegar en la exposición pública del sufrimiento de Karol Wojtyla. "No tiene derecho a vivir su enfermedad con discreción", se preguntó.