Baena disfruta y presume de su Semana Santa. Los ciudadanos, durante generaciones, han sabido conservar las tradiciones y mejorar su patrimonio para alcanzar desde hace años un alto nivel en una celebración que cuenta con el reconocimiento de Interés Turístico Nacional desde 2001. Ahora trabaja para alcanzar la declaración internacional. Además, desde noviembre del 2018, los tambores de Baena, junto a los de otros 16 municipios de cinco autonomías, fueron reconocidos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La Semana Santa guarda un sentido cronológico de la pasión y muerte de Jesús, realizando acto de penitencia siete cofradías, que están integradas por hermandades y cuadrillas. La celebración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo se vive de diferentes maneras. Al judío, que inunda de sonido y color las calles de Baena, esencialmente desde la madrugada del Miércoles Santo, hay que unir la devoción que a las distintas imágenes tiene el pueblo. Hay momentos para disfrutar del sonido y otros para el recogimiento. Desde la devoción en la visita a los sagrarios de los diferentes templos de la localidad en la tarde del Jueves Santo, al recorrido de las procesiones, el solemne vía crucis de la cofradía del Santísimo Cristo del Perdón por el barrio de la Almedina, el fervor ante la salida de Jesús Nazareno en la iglesia conventual de San Francisco la madrugada del Viernes y la solemnidad de la cofradía del Dulce Nombre de Jesús. También se puede disfrutar del color de las distintas indumentarias de las hermandades en el desfile de estaciones y de las marchas de las centurias romanas.

Hermandad del Huerto en Miércoles Santo. MARI LUZ ARIZA

Para entender esta celebración en Baena hay que conocer la figura del judío. Son miles los que forman parte de la Semana Santa, una figura tradicional que ha sabido mantenerse con el paso de los siglos y que ha sido reconocida por la Unesco. «El toque de tambor de Baena constituye uno de los modos de expresión más significativos de su ciclo ritual anual, pues su presencia en las calles de la localidad se inicia la víspera de San José, siendo ya desde el Miércoles Santo hasta el Domingo de Resurrección cuando reaparece en cada desfile procesional, otorgando singularidad a la Semana Santa e interpretando el toque de procesión, el de calle y el redoble», según recoge. Es la primera vez que la Unesco distingue la Semana Santa andaluza, a través de los judíos colinegros y coliblancos, como patrimonio de la humanidad, destacándose la importancia de una figura peculiar de la Semana Santa de Baena. Además, la Unesco ha reconocido también la artesanía que envuelve al judío, pues en torno a esta figura existe un importante movimiento económico en Baena. «La elaboración de los tambores es un oficio que combina diferentes saberes, tanto la latería para la fabricación de la caja, la carpintería para la construcción de los aros, la guarnicionería en las anillas de los tensores o la curtiduría para el tratado de los pellejos de cabra», añade. De esta manera, la Unesco les otorga una protección que les garantiza una mayor visibilidad internacional, pero al mismo tiempo supone la exigencia de un compromiso para mantener su tradición.

El judío se integra en 16 cuadrillas divididas en dos turbas, la cola blanca y la cola negra, que las forman más de tres mil baenenses. Precisamente, uno de los momentos para disfrutar de ellos es el Miércoles Santo, cuando se echan las cajas desde primera hora del día, paseando principalmente por las calles del casco antiguo. Pero en el judío no es solo el tambor de chillones lo que lo caracteriza, la indumentaria también lo hace diferente. Pantalón negro, chaqueta roja con pañuelo de vistoso color al cuello, anudado con anillo. Sobre la cabeza, un casco militar con bellos crines de caballo y coronado con multicolores plumas.

CÓRDOBA Los apóstoles de San Pedro de estación de penitencia el Jueves Santo.

La principal característica del judío, su razón de ser, es el tambor. De chillones, de pellejos y caja metálica, que colgado de un tahalí acompaña al judío. Es, sin duda, una figura fundamental de la historia de la Semana Santa española. Su historia moderna se remonta al siglo XIX, según la tradición, cuando comenzaron a desfilar con lanzas, aunque hasta el XX no se generalizó el tambor entre los judíos.

El peculiar protocolo del judío indica que cada año dos cuadrillas se encargan de «cajas y banderas» y tienen que recoger a las demás cuadrillas de la turba, a los Evangelistas y al Rey Herodes para dirigirse hacia el domicilio del hermano mayor. Dentro del protocolo, las cuadrillas de cajas y banderas se encargan de redoblar a las imágenes que salen en procesión durante todo el recorrido.

Las turbas de judíos participan en las procesiones del Miércoles, Jueves, Viernes Santo por la mañana, por la noche y el Domingo de Resurrección. Al final de ellas, presidiéndolas, aparece la figura del Rey. Durante el recorrido procesional se realiza el paso del Evangelista. Simboliza la persecución que se cometió contra los evangelistas.

Pero su implicación no se limita solo a la Semana Santa, durante la Cuaresma la turba de judíos de la cola negra celebra todos los viernes miserere en San Francisco en honor del titular de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y también lo hace en el miserere de la Real Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario. Aunque para estos actos el judío no lleva su indumentaria completa, ya que lo hace sin el casco.

Cristo de la Sangre a su salida el Viernes Santo. MARI LUZ ARIZA

Patrimonio

Durante los recorridos procesionales desfilan valiosas imágenes pertenecientes a la escuela granadina de los siglos XVII y XVIII. Entre ellas destaca el Cristo de la Sangre, que en 2015 fue declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) por su enorme valor artístico. En 2017 fue restaurado por Salvador Guzmán, quien lo vinculó al imaginero Pablo de Rojas, maestro de Juan Martínez Montañés. Guzmán señaló que se trata de «una imagen extraordinaria dentro de su producción cristífera, el Cristo Crucificado de Pablo de Rojas vivo más importante que hay». Además databa la imagen entorno al 1600-1601, una imagen de «tránsito del Renacimiento-Manierismo al Barroco» y apuntaba que «esta imagen concretamente es un eslabón muy importante en esa cadena del conocimiento que supone la imaginería andaluza».

También merecen mención Jesús de los Azotes y Jesús de la Ventana, vinculados a la escuela granadina del Barroco. Al igual que ocurre en la mayoría de los municipios, es difícil conocer la procedencia exacta de las imágenes. En el caso de San Juan, que procesiona el Viernes Santo por la noche, se considera obra de Pedro de Mena. Hay que destacar que durante la Guerra Civil todas las imágenes de la Cofradía de la Vera Cruz, Nuestro Padre Jesús del Prendimiento y María Santísima de la Esperanza se destruyeron.

La talla más antigua de las que hacen estación de penitencia es la de Santísimo Cristo del Perdón, que Julio Fernández relaciona con el flamenco Luydvinos de Bruna. La imagen con más devoción en Baena es la de Jesús Nazareno, obra de Miguel de Perea. Su importancia para la localidad hizo que en 2010 el pleno municipal aprobase nombrar a Nuestro Padre Jesús Nazareno alcalde perpetuo.

Figuras bíblicas

Baena también cuenta con hermandades de figuras bíblicas. En el Miércoles Santo participa la Hermandad de los Apóstoles, cuyas indumentarias son túnicas de terciopelo, con capas adamascadas. El Jueves Santo, los Apóstoles de la Hermandad de San Pedro, antes de iniciarse el recorrido procesional, protagonizan el abrazo de Jesús del Prendimiento y el Abrazo de los Apóstoles. Además, participan en el Lavatorio de los Apóstoles, que tiene lugar en los santos oficios del Jueves Santo en la iglesia de Santa María la Mayor.

El Viernes Santo por la mañana desfilan los doce Apóstoles que durante el recorrido, a la altura de la Cruz de Jaspe, protagonizan la ofrenda a Jesús de Nazareno. En otro momento, Pedro abraza a Jesús y hace lo mismo con el resto de Apóstoles. También participa en el lavatorio de los oficios del Jueves Santo en la iglesia de San Bartolomé. En esta procesión de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno también desfila la Corporación Bíblica de los Profetas, que en la Cruz de Jaspe hacen la ofrenda de sus martirios o atributos a Jesús. En la misa procesiona la Hermandad de las Virtudes; las siete lo hacen con sus atributos: fe (báculo, banda y cáliz; lleva los ojos vendados), esperanza (áncora y libro), caridad (dos niños), prudencia (serpiente, espejo), justicia (balanza y espada), fortaleza (báculo) y templanza (jarro y palangana).

Escenificaciones

La Semana Santa de Baena es una de las que han conservado más elementos escenográficos a lo largo de los siglos durante los recorridos procesionales. El Paso de los Evangelistas, conocido como «asustar o el baile» simboliza la persecución que se cometió contra los cristianos. Lo representan los evangelistas y los judíos. El Viernes Santo por la mañana se escenifican diversos autos bíblicos, el Sermón del Paraíso y de la Pasión, que recuerdan la expulsión del paraíso terrenal de Adán y Eva, el sacrificio de Isaac y diversas secuencias de la Pasión. Sin duda, uno de los más genuinos de la provincia de Córdoba. Esta misma mañana se escenifica la sentencia de Pilatos.

El prendimiento de Jesús se representa en la noche del Miércoles Santo y Jueves Santo y en la mañana del Viernes. Los protagonistas son Judas y las turbas de judíos. El Viernes Santo por la noche, durante el recorrido procesional la Cuadrilla de Sayones, realiza en distintos tramos el paso del «Sorteo de la Túnica». La Hermandad de la Vera Cruz escenifica durante el desfile las tres caídas de Jesús en su camino al calvario. El Domingo de Resurrección el paso que se escenifica simboliza el momento en el que Jesús resucitado se presenta a María Magdalena. El acto se celebra en la puerta de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe antes de iniciarse la procesión.

Pequeños cofrades

La Semana Santa de Baena se inicia con una procesión protagonizada por los más pequeños. La Cofradía de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén es la más joven. Se fundó en 1981, pero ha conseguido adquirir relevancia. En ella participan los cofrades más jóvenes de las hermandades de Baena. Es la única en la que los judíos desfilan en una única turba, coliblancos y colinegros tocan juntos el tambor y realizan el paso del evangelista. La centuria romana está integrada por niños y niñas de las distintas centurias de la localidad. Además, lógicamente de los niños hebreos y sus hermanos, así como los cuadrilleros y hermanos mayores. En los últimos años, a la imagen de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén lo acompaña Santa María del Amor. Una procesión en la que queda patente que la Semana Santa de Baena cuenta con una importante cantera.