Al abordar la Semana Santa de la localidad de Moriles, una de las que están distinguidas en la provincia como de Interés Turístico de Andalucía -desde el año 2000-, hay que partir de la premisa de que es la gran fiesta de los morilenses. Sin duda, la celebración en la que participan un mayor número de vecinos y, junto a su actividad vinícola, la tradición que despierta un mayor interés para los visitantes. Entre sus numerosas particularidades, como la representación de las figuras bíblicas y las escenificaciones, es una localidad cuya Semana Santa tiene historia y prehistoria, ya que hay constancia de que hubo celebraciones cofrades anteriores al siglo XX, aunque esta documentación se perdió en una riada.

La historia como tal, y documentada, de la Pasión en Moriles cuenta con poco más de un siglo de vida. Fue la citada riada que se registró en esta localidad la que acarreó la pérdida para siempre de las únicas fuentes escritas que custodiaba la parroquia. Diversos portales alusivos al origen de esta Semana Santa apuntan que, según la versión de «los mayores» del pueblo, «la Aldea de Zapateros ya contaba con una iglesia y con imágenes que se procesionaban», si bien nadie recuerda con exactitud cuáles eran esos titulares a los que se refieren los testimonios recogidos. Solo hablan de la existencia de unos crucificados, una Virgen y un grupo de figuras bíblicas.

Raíces históricas

Las raíces históricas y documentadas de la Semana Santa de Moriles se anclan, por tanto, en el año 1912, que es la fecha de nacimiento del municipio de Moriles. En aquel año, la programación cofrade en la calle se reducía solo a la celebración tanto el Jueves como el Viernes Santo. En concreto, el primer día (Jueves Santo) tenía lugar la escenificación del Lavatorio de pies de los Apóstoles en los Santos Oficios.

Esta singular ceremonia tenía lugar en la antigua plaza de las Acacias y se recreaba el sacrificio de Abraham y se mataba a un cordero. La procesión la presidía Nuestro Padre Jesús Preso y el pueblo conmemoraba el prendimiento.

Esa misma noche de Jueves Santo permanecía la Centuria Romana durante toda la noche en la iglesia haciendo guardias al detenido en su prendimiento.

El segundo día (Viernes Santo) de aquella primitiva Semana Santa de Moriles arrancaba por la mañana con la procesión del Nazareno y una Virgen Dolorosa. Los morilenses, como marca la tradición, procedían a la escenificación del juicio a Jesús por los sayones, que una vez finalizado daba paso a otro acto en el que la Virgen intentaba llegar hasta a su Hijo y los soldados romanos se lo impedían varias veces con un cruce de lanzas.

Sin salir del Viernes Santo, por la noche, permanecía la iglesia abierta velando a Jesús, que permanecía expuesto al Santísimo en su Custodia.

Las figuras bíblicas recorren las calles de Moriles en procesión. CÓRDOBA

Peculiaridades

Al margen de las emblemáticas escenificaciones, la Pasión morilense contaba en esos primeros años del siglo XX con otras muchas peculiaridades.

Así, por ejemplo, los ciudadanos de esta localidad acudían al templo para velar a Jesús. También marcaba la tradición que las mujeres morilenses vistieran de luto y el Imperio Romano realizaba cada tres horas un cambio de guardia por parte de sus soldados. Todo ello, además, se desarrollaba en un ambiente espectacular, con antorchas, una densa humareda de incienso y el redoble del tambor.

Pero las singularidades de la Semana Santa de Moriles no se quedaban solo en las citadas escenificaciones, el luto femenino o las guardias de los soldados romanos junto a la iglesia.

Los hermanos de las cofradías pedían a sus vecinos una limosna y la recaudación la destinaban al arreglo de los pasos procesionales y otras necesidades.

El 2000 es un año clave tanto para la historia de Moriles como para la de su Semana Santa en particular.

Interés Turístico de Andalucía

Fue entonces cuando fue declarada de Interés Turístico de Andalucía y los motivos que la hicieron merecedora de ello fueron sus muchos atractivos. A la calidad de sus procesiones hay que añadir, y destacar por encima de todo, la belleza de sus figuras bíblicas y el gran ambiente que se vive en sus cuarteles, en los que se puede degustar el vino de la tierra.

Prácticamente todos los morilenses -esta localidad cuenta con alrededor de 4.000 habitantes- participan de una u otra manera en los desfiles procesionales, bien en calidad de nazarenos dando luz a sus titulares y acompañándolos por las calles del municipio o encarnando a las figuras bíblicas.

De hecho, además de las hermandades hay 17 corporaciones bíblicas, una tradición que recuerda en parte a la también cordobesa localidad de Puente Genil, que es además donde se realizan estas piezas de artesanía, los rostrillos.

Las figuras bíblicas de Moriles representan alegorías, como las Virtudes Teologales, Virtudes Cardinales o Milagros de Jesús. También escenas del Antiguo Testamento, en cuyo grupo encontramos referencias a los Profetas, las Mujeres Bíblicas, el Arca de Noé, Salomón, el Degüello de San Juan Bautista, los Babilonios o la Historia de Tobías. Otro grupo importante de figuras lo integran los que representan escenas del Nuevo Testamento, con referencias al Imperio Romano, por supuesto los Apóstoles, el Pretorio Romano, las Tres Marías, las Samaritanas, las Tentaciones de Cristo, los Milagros de Jesús, el Judío Errante, las Parábolas de la Misericordia, los Sacerdotes del Sanedrín. Las calles de Moriles se convierten así, cada año, en un desfile de personajes y alegorías del Antiguo y el Nuevo Testamento.

Santeros y santeras llevan el paso procesional. CÓRDOBA

Auto Sacramental

Además, hay representaciones escénicas que, como el gran Auto Sacramental, que recrean algunas escenas de la Pasión de Jesús. Desde el Lavatorio de los Pies a los Apóstoles, en los Santos Oficios, al Prendimiento, en la noche del Jueves Santo, y el Proceso a Jesús en los distintos palacios pretorianos; el arrepentimiento de Judas Iscariote, las Tres Caídas de Jesús cargado con la cruz camino del Calvario y el auxilio de la Verónica, en la mañana del Viernes Santo de Moriles. Uno de los elementos clave de las figuras bíblicas es que cada una porta un marrio, un objeto que guarda relación con su historia y con él realizan la reverencia a cada paso.

Tronos, santeros y manijeros

Dejando a un lado a las señeras figuras bíblicas, Moriles tiene en los tronos, santeros y manijeros otras de sus singularidades. A los pasos procesionales los llaman tronos por la manera de llevarlos, que son portados a hombros por parte de los santeros y santeras. Estos, además, van vestidos con la túnica de sus respectivas cofradías y una visera acabada en pico que cuelga hacia atrás, un atuendo que los diferencia de otras localidades andaluzas que también cuentan con tronos en lugar de pasos procesionales al estilo sevillano.

Los manijeros se encargan de indicar la subida y bajada del paso mediante una campana. Tampoco hay que olvidar, en este análisis de la Semana Santa de Moriles, el protagonismo que cobran los cuarteles. Al respecto, cada hermandad de la localidad cuenta con un cuartel (a manera de casa de hermandad) en la que los hermanos quedan para comer, beber y compartir vivencias durante la Semana Santa y Cuaresma. Se trata de otra de las tradiciones que, aunque compartida con otros pueblos cordobeses, en Moriles tiene un carácter singular.

La procesión de las palmas y su bendición en la parroquia de San Jerónimo, la procesión del Silencio, el Miércoles Santo, con la única compañía musical de tambores sordos y el rezo de las estaciones del vía crucis son también parte de este amplísimo conglomerado de características propias de la Semana Santa de Moriles.

Cofradías centenarias

En un repaso a las hermandades morilenses hay que destacar que, en comparación con otras localidades de la provincia de Córdoba, son relativamente jóvenes. De hecho, tan solo hay dos que pueden presumir de tener más de cien años de vida.

La más antigua de las hermandades es la de Nuestro Padre Jesús Preso y el Santo Entierro, que fue fundada en 1901. Es destacable la imagen titular, atribuida a la escuela de Martínez Montañés.

La otra cofradía centenaria es la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de 1904. Su talla del titular está atribuida a la escuela granadina. Las otras cofradías de Moriles son todas posteriores a la Guerra Civil.

Gastronomía

La gastronomía es, por último, otro importante reclamo turístico de la Semana Santa de Moriles. En un primer lugar se sitúa el vino de la denominación de origen Montilla-Moriles. Platos muy característicos de esta localidad en estas fechas son la sopa de gato, el picadillo de tomate, el salmorejo con una guarnición especial de cascos de tomate o las habas verdes con jamón.

Otros platos de gran tradición en Moriles son la naranja picada, los revueltos de habas con cebolleta y las flamencas, que se preparan igual que los flamenquines pero en lugar de llevar jamón van rellenas de gambas.

Los viernes de Cuaresma, en los que la abstinencia de la carne sigue siendo una tradición en Moriles, destacan los platos que tienen como base el bacalao. Son buenos ejemplos del uso de este pescado los guisos con patata, fideos y bacalao; arroz, papas y bacalao; y las patatas con garbanzos y bacalao. Por Semana Santa, las cofradías hacen potajes con bacalao frito. También son populares las albóndigas de pescado, el salmorejo y ensaladilla rusa.