En la década de los ochenta, y durante dos años, la hermandad entró en la Catedral. No obstante, por diversas razones que no vienen al caso, no se consideró adecuada la continuidad. Pero, sin duda, en los últimos años ha sido un deseo ampliamente demandado por los hermanos, otorgando a este acto su más auténtico significado de unidad y sentido de pertenencia a la Iglesia. Es muy importante que hagamos los cofrades de La Catedral algo nuestro y un punto de referencia esencial de la Semana Santa de nuestra tierra.

Afortunadamente, hemos comprobado que la cofradía tiene este año un mayor número de nazarenos, pero fiel a sus principios continuará mostrando la más estricta seriedad, austeridad y compostura en su procesionar, señas que conforman su personalidad.

Este año habrá una incorporación importante en el cortejo de la hermandad, en concreto el acompañamiento que realizarán al Cristo de la Salud por parte de religiosos de una orden especialmente adscrita a la Pastoral de la Salud.