Con las malas previsiones meteorológicas, precisamente lo que más necesitaba el inicio de esta Semana Santa era... Esperanza. Sin embargo, el tiempo no tuvo compasión. En primer lugar, los retrasos acumulados de la jornada, el cielo encapotado y el que no se haya cambiado aún el horario de invierno hizo que La Gitana saliera de San Andrés ya de noche. Una inusual imagen. Más tarde, el chaparrón en la Carrera Oficial, el caos del numerosísimo público, la confusión sobre si se volvía al templo y la posterior decisión de refugiarse en el instituto Góngora y acortar el recorrido regresando por Alfonso XIII terminó por convertir la estación de penitencia en una penitencia sin estación. Eso sí, el calor que recibió la hermandad ya junto a San Andrés si no ayudó a secar los hábitos y enseres al menos reconfortó a muchos y permitió disfrutar de la belleza de La Gitana y tener algo más de esperanza para los próximos días.