Este 2021 que ahora acaba bien parece una prolongación del año anterior. Continúa la pandemia del covid, igual que ese otro virus del populismo; los sátrapas se perpetúan en el poder, los talibanes lo recuperan, para vergüenza de las democracias occidentales, y la reordenación geopolítica sigue su curso, con Marruecos sacando tajada de la mejora de sus relaciones exteriores (EEUU e Israel) y liándosela parda a su vecino del norte (nosotros); Alemania dice adiós a la era Merkel, con un inédito tripartito de socialdemócratas, verdes y liberales; Putin, Lukashenko y demás socios del orbe exsoviético siguen a lo suyo, con Bielorrusia de avanzadilla… y aquí, en España, persisten el bloqueo a la renovación del Poder Judicial (y van ya tres años) y el ataque con artillería, pesada y ligera, contra el Gobierno de coalición de PSOE e Unidas Podemos, que reciben andanadas hasta de sus apoyos parlamentarios según sea el caso.

Era el día 6 de enero cuando una turba de populistas seguidores de Trump asaltaba el Capitolio dejando conmocionado a medio mundo y a media Estados Unidos. La sede de la soberanía USA se vio pisoteada por un ‘batallón’ de energúmenos alentado por un presidente saliente que se resistía a dejar la Casa Blanca y que, aún ahora, sigue dando quebraderos de cabeza al Partido Republicano. Mientras, en la otra parte del continente americano, Perú cambiaba de presidente, Daniel Ortega autoganaba, cuestionado internacionalmente, sus elecciones en Nicaragua, y un tal Gabriel Boric, de 35 años, se convertía en presidente de Chile y, con ello, en el jefe de Estado más joven de Sudamérica.

En nuestro solar patrio, fue el año de la confirmación de Isabel Ayuso como la política dispuesta a llegar a lo más alto, algo común y lícito en la clase política, solo que ha tenido que confrontar con su jefe de filas, Pablo Casado, y eso agita y revuelve el río donde pescan los dirigentes de los partidos. Se supone que este 2022 será el año donde se vean los límites, hasta ahora una incógnita, de la política madrileña en el PP.

La líder madrileña del PP sorprendió adelantando unas elecciones autonómicas a las que se presentó el hasta entonces vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias, y que aupó a la lideresa y provocó la retirada de Iglesias de la primera línea política. Ella presumió entonces de que sacó a Iglesias de la crema, y más de uno en las filas populares desearía que hiciera igual con el otro Pablo.

En cuestiones más sociales, 2021 siguió siendo el año del covid, con la importante novedad de la vacunación, que ha cambiado radicalmente y para bien el panorama sanitario. Hay muchos menos fallecidos y hospitalizaciones gracias al alto nivel de vacunas inoculadas en este país. Un éxito internacional que se puede y debe atribuir a la sociedad española y a sus dirigentes, desde el Gobierno de la Nación hasta los presidentes de las CCAA, sin olvidarnos del municipalismo. Aunque las variantes del virus, ahora le toca el turno a la ómicron, amenazan con una perpetuación de la pandemia.